martes, 15 de agosto de 2023

Primer poema escrito a mano, por correspondencia amorosa, en clave romántica, dedicado a ella:


Algo mágico 


Fue una sola mirada al son de la música

Y tu sola presencia encandiló mis sentidos

Algo mágico nos flechó, algo poético en el ambiente

De inmediato nos cruzamos y el espacio nos unió

Te invité a sentarte, entonces hablamos

Nuestras palabras compartían el goce del otro

La risa, la intriga y luego el tacto.

Tu mano con la mía, fuimos cómplices al instante.

La noche con su mística nos reveló un secreto

La sincronía de nuestros corazones

Latiendo al mismo ritmo, habitando el mismo espacio

Y hablando el mismo idioma.

Un primer beso selló el secreto

y así la pasión colmó la noche

nuestra fantasía se desató, salvaje

y ahora nos tiene juntos, abrazados,

exhaustos de gozo y de júbilo

soñando el mañana con el deseo impreso

en nuestra piel, y con el sentimiento

que ahora florece y nos reúne.



Tuyo,

Gabriel.
Con mi chica quedamos de hacer un juego. Ella lo propuso primero: dedicarnos poemas en clave íntima y luego revisarlos. Los poemas tienen que ser escritos a mano, al más puro estilo del romanticismo decimonónico. Le propuse que avanzáramos hacia una correspondencia erótica como la de Henry Miller y Anaís Nin. Ella quedó de leer a ambos para inspirarse. Así es cómo se le mete poesía al asunto para hacerlo más ardiente e intenso. De cabro recuerdo haber escrito un par de poemas adolescentes a alguna compañera que no me correspondía. Hoy me veo cumpliendo un anhelo, tal vez el mismo anhelo romántico del viejo género epistolar.

David Rosenmann Taub, "El raudal" (1927-2023)

El raudal

Yo canto como el sol,
y el sol no canta.
Yo sueño como Dios,
y Dios no sueña.
Yo, cual la tierra, muero,
y la tierra no muere, ¡pero canta!

David Rosenmann Taub. (1927-2023)