jueves, 14 de abril de 2016

Samsa enamorado

En la última novela de Haruki Murakami, "Hombres sin mujeres", existe un relato, exactamente el penúltimo, llamado "Samsa enamorado", en el que el protagonista es el mismo de la novela de Kafka, solo que esta vez el insecto despierta convertido, misteriosamente, en ser humano. Intento comprender el símbolo. Luego recuerdo que la imagen, en lugar de onírica, era kafkianamente real. Una metáfora de la desolación amorosa: La abrupta conversión de insecto a ser humano.

Besos y matanzas

Recuerdo una anécdota de antaño. Había un loco en el colegio al parecer de otro curso más chico que tenía escrita la leyenda "kiss em all" en el reverso de la capa. En un principio con otro loco lo tratamos de poser y maricón por tergiversar el sentido del título del album Kill em all de Metallica, de "mátalos a todos" a "bésalos a todos". Hecho completamente injusto, sobre todo porque podría haberse justificado diciendo que se trataba de un homenaje a la banda Kiss, o sea, su frase podría haberse leído como "que haya Kiss para todos", y no como la palabra beso en inglés. Podría haberse defendido como gato de espaldas tratando de salvaguardar cierta clase de orgullo rockero. Ante nuestra ceguera fanática, sin embargo, descartamos esa posibilidad y seguimos aludiendo a la frase "bésalos a todos" solo para echarle más leña al carbón. Esa disputa ridícula entre la frase mátalos a todos y bésalos a todos ocurría, por supuesto, sin que ninguno de los implicados pusiera realmente en práctica lo que defendía, únicamente como un slogan pretencioso, mientras los otros se mataban de verdad y se besaban de lo lindo. Esa disputa ridícula, sin quererlo, se ha transformado en una disputa universal. Un mundo dividido entre los que se besan y los que se matan. Y al medio, los indiferentes, los perdedores, los que solo pueden escribir sobre besos y matanzas.