lunes, 13 de mayo de 2024

Miro algunos videos de Valparaíso del canal de instagram "Valparaíso por siempre" y casi todos los comentaristas coinciden en lo mismo: que la ciudad ya no es la de antes, que antes no había ni grafitis, ni ambulantes, ni flaites, ni suciedad, etc. comentarios que, pese a su redundancia, son totalmente razonables y que comparto plenamente. Sin embargo, me asalta una inquietud: ¿desde qué época exacta se podría considerar que Valparaíso se empezó a "malear", más allá de la mera percepción subjetiva? En resumidas cuentas: ¿Cuándo comenzó el "mal" de Valparaíso? Porque dicha percepción tiene que partir de una realidad concreta, pero no se sabe muy bien desde cuándo y bajo qué variables exactas se produjo aquel deterioro que acusan.

A vuelo de pájaro vi algunos videos de antiguos paseos en trolebuses que datan de los años noventa y todavía allí se apreciaba un Valparaíso "romantizado", con reminiscencias a las viejas estructuras de raigambre extranjera y la atmósfera ciudadana, quizá menos poblada y más ordenada, menos "atochada". El registro más tardío era del año 98, surcando el sector de Pedro Montt con Plaza Victoria, y luego doblando hacia el sector del Arco Británico. Después de esa fecha, no figuran videos en los que se aprecie aquella valoración de un Valparaíso perdido en el tiempo. ¿Será que dicha versión de la ciudad entró en un vórtice entrados los años 2000, durante los gobiernos de la Concertación? ¿O será que el período posterior y la época de su declaración como Patrimonio de la Humanidad coincidió con el de su progresiva decadencia?
A veces siento que sería ideal una pega puramente administrativa, ojalá con libros. Lidiar con tanta gente agota y, a veces, hasta abruma.
Catherine Camus, hija de Albert Camus, sostuvo hace poco, en una entrevista, que su padre rechazó acostarse con Simone de Beauvoir y eso provocó que ella manipulara a Jean Paul Sartre para hablar mal del filósofo y escritor argelino. La fuente para sus dichos se la debe a la editorial Gallimard. Polémica anécdota, de ser verdad. Lo cierto es que la rivalidad entre Camus y Sartre fue paradigmática para su época. Mientras que Camus cuestionaba el autoritarismo estalinista en "El hombre rebelde", Sartre le reprochaba seguir el juego de los "capitalistas burgueses" al no alinearse con el bloque soviético. Resulta un estímulo a la imaginación el reconocer que entre los grandes intelectuales existe esta clase de rencillas y de "cahuines" mundanos. Precisamente, ese "lado b" de su obra intelectual y de su vida personal los hizo más creíbles.
Hay una frase atribuida a Borges, de La ambiguedad del pensamiento, que dice: "La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce". En realidad, la cita fue modificada y figura en "La pasión del lenguaje: aproximaciones a la poesía de Jorge Luis Borges" de Mauricio Peña Davidson. La frase original dice: "Yo sé (todos lo saben) que la derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no merece", y se encuentra en el minicuento "Notas para un cuento fantástico".