martes, 12 de julio de 2016

Cine de terror

Me pegué anoche una maratón de cine de terror. La última que vi (incompleta) fue la tercera de la trilogía El Cubo. La precuela. Un desacierto explicar el origen del Cubo, sus creadores y su propósito. La brillantez de la primera reside precisamente en su escasez de recursos, su atmósfera claustrofóbica, su trama kafkiana, su falta de respuestas. La falta de miedo, siquiera de tensión, me pilla durmiendo. Sueño luego un extraño sueño sobre El resplandor. Despierto con la imagen del hotel Overlook en una cascada de sangre. La figura psicótica del escritor, encarnada en Jack Torrance. Entre líneas pienso un pensamiento de sueño: el hotel representa el vacío del mundo, el río de sangre el deseo de poder, la nieve del exterior la realidad, y el laberinto la propia mente.