martes, 13 de junio de 2023

La misteriosa foto de Arthur Rimbaud en París


Una foto de Rimbaud circuló en redes. La publiqué con la siguiente pregunta: ¿Real o creada por IA? En la misma foto, había una leyenda escrita en francés, que decía lo siguiente:

“Foto extraña de Arthur Rimbaud tomada por Ernest Balthazar, un fotógrafo callejero, en París el 1 de noviembre de 1873.

En este día, Rimbaud sale del café Tabourey donde gente alfabetizada, indignada por los recientes acontecimientos en Bruselas, lo responsabiliza por el encarcelamiento y la caída de Verlaine, quien, a su vez, sigue en prisión.

Rimbaud vino a París por unos días para intentar colocar su "Temporada en infierno" entre las críticas de sus amigos. Con pena y perdido, nadie quiere hacerse eco. Es boicoteado en todas partes y se burlan de él en cafés.

Decepcionado, triste, cruza en este día gris el camino de un fotógrafo callejero que le ofrece un retrato en el colodión húmedo. Asombrado por la triste mirada del joven y apenas habiendo trabajado por el aguacero, insiste un poco.

Rimbaud, un poco ido y preocupado, terminó aceptando la fotografía con la que se irá y que encontraremos mucho más adelante en los asuntos de la Madre...” (Traducción imperfecta)

Tras la interpelación respecto a la verdadera naturaleza de la foto de Rimbaud y de la historia ahí relatada, todos estaban de acuerdo en que se trataba de una foto creada por IA, por la sencilla razón de que los registros fotográficos del poeta eran escasos, y solo se tenía constancia de su semblante durante su adolescencia y luego durante su época de adulto en África. “Al parecer la IA se volvió "absolutamente moderna", dijo uno de los comentaristas de la publicación.

Al leer la traducción al español de la propia historia, advertí que se mencionaba lo siguiente: "Así es como podría haber resultado este triste día del 1 de noviembre de 1873 si Rimbaud hubiera conocido de verdad a Ernest Balthazar. Así que ayudé un poco a la leyenda, reorganicé el destino, arreglé el sueño, creando una imagen probablemente no tan lejos de la realidad de un día muy monótono". 

Increíble cómo la IA permite llevar la ficción literaria a otro nivel, derechamente simulando posibles realidades alternativas o "ucronías" susceptibles de reconstrucción narrativa. Un panorama, sin duda, tentador, aunque, al mismo tiempo, perturbador. ¿Qué hubiera sido del poeta si? ¿Qué hubiera sido si esto o lo otro? Múltiples posibilidades infernales, o bien, múltiples extravíos de embriaguez, en los que puede mediar tanto la locura como la belleza, dándose de bruces contra el tiempo más allá del tiempo.
Una cita perfecta de la novela Meridiano de sangre de Corman McCarthy, que sintetiza la ideal del mal encarnado en el mundo. Habla el juez Holden:

"-Imaginad dos hombres que se juegan sus propias vidas a las cartas. ¿Quién no ha oído una historia semejante? La carta más alta. Para un jugador así el universo entero no ha hecho más que arrastrarse hacia ese instante en que se sabrá si se va a morir a manos del otro o este a las de él. ¿Qué mejor ratificación podría existir de la valía de un hombre? Este realce del juego a su estado supremo no admite discusión alguna respecto de la idea de destino. La elección de un hombre sobre otro es una preferencia absoluta e irrevocable y es bien tonto quien crea que una decisión de ese calibre carece de autoridad o de significado. En los juegos donde lo que se apuesta es la aniquilación del vencido las decisiones están muy claras. El hombre que tiene en su mano tal disposición de naipes queda por ello mismo excluido de la existencia. Esta y no otra es la naturaleza de la guerra, cuya apuesta es a un tiempo el juego y la supremacía y la justificación. Vista así, la guerra es la forma más pura de adivinación. Es poner a prueba la voluntad de uno y la voluntad de otro dentro de esa voluntad más amplia que, por el hecho de vincularlos a ambos, se ve obligada a elegir. La guerra es el juego definitivo porque a la postre la guerra es un forzar la unidad de la existencia. La guerra es Dios.-
Brown miró al juez. Holden, estás loco. Al final has perdido el seso.
El juez sonrió."