lunes, 24 de mayo de 2021

Cada vez más convencido de que el verdadero virus del pensamiento son las doctrinas. Siguiendo a ciegas a las doctrinas, se cae en una sociedad enquistada de dogmas, atrapada entre disonancias cognitivas, inoculando a cada momento sus propios sesgos de confirmación, ahogando el sistema inmune de la autonomía. El finado Maturana ya lo decía claramente: “las doctrinas son enemigas de la reflexión”.