miércoles, 13 de diciembre de 2017

Le pelaron los manuscritos originales a Parra desde su casa de Las Cruces. El hecho lo denunció su nieto. Se habría dado cuenta cuando el propio Parra decidió hacer un inventario. Los dardos apuntarían a un coleccionista, César Soto, a la dueña de una galería de arte, Isabel Croxatto, y a la pareja de Juan de Dios Parra, Constanza Franz. El nieto sostiene que la filosofía de su abuelo como artista fue nunca regalar ni vender uno de sus cuadernos, ni siquiera a su propia familia. Por lo que estos solo pudieron haber sido robados. No quedaría otra explicación a la desaparición de los manuscritos del antipoeta. Se demuestra así, de la peor manera, que hasta a la antipoesía le duele el acto del robo. Como hubiera dicho el propio Parra en uno de sus artefactos: "Aquí (en Chile) ya no se respeta ni la ley de la selva". (No vaya a ser que Parra pase a la historia sin Nobel y, ahora, para más remate, sin sus manuscritos originales).