domingo, 26 de julio de 2015

Almas negras


Ayer con mi padre viendo una película nueva sobre mafiosos italianos llamada Almas negras (2014), provenientes de Calabria, algo así como un espacio rural y sombrío de Italia muy diferente a la Sicilia exótica de los mafiosos clásicos. En una hora y media desmitifica la vida de los capos, a través de un drama familiar en el que están todos los componentes de ese estilo de vida mafioso: droga, putas, contrabando, crimenes, pero dispuestos de tal forma que todo aparece como un retrato demasiado intimista de los códigos de este grupo de calabreses narcotraficantes. Lo asocia directamente con la trilogía del Padrino, donde se lleva a cabo el proceso inverso: una suerte de reivindicación de la figura del mafioso, como alguien capaz de humanidad y además como un agente de poder visto desde una perspectiva incluso anti heroica si se le compara con los verdaderos "mafiosos" representados por los políticos de turno. La magia de Almas negras estaba precisamente en desacralizar esa figura, pero no con ánimo moralista, sino presentando la desintegración familiar del grupo calabres corroído por un estilo de vida que juega en todo momento con la muerte y una vendetta infinita. Así como Hitchcock haciendo la analogía del suspenso con una bomba que solo el público sabe que existe pero no sabe cuándo explotará, tal era la tensión que se vivía entre los integrantes del grupo calabrés. En una zona clandestina de la Italia profunda, algo así como un bajo mundo italiano, Calabria se convierte en otro personaje más, la influencia primitiva de una tradición criminal que amenaza con todo. La tragedia de este grupo de calabreses fue solo el reflejo de esa influencia. En el fondo, desde el prisma del cine europeo, con la mirada del cómplice que vive de cerca lo que está contando, que lo proyecta todo desde las mismas entrañas de la bestia, no encontrarán acción, ni camaradería predecible, ni tampoco el romanticismo de la visión hollywoodense. Si se le ve de cerca, no muy lejana a la vida de los mafiosos latinos. Despojada del típico ideal de contrabando, simplemente vuelven a la sangre que les pertenece. Es el retrato crudo de las costumbres humanas llevadas al límite, la psicología como una bomba de tiempo que no se sabe cómo explotará, la verdad como el único crimen, el crimen como la única verdad.