lunes, 14 de agosto de 2017

7:38 La afición de escribir (de amanecida), afición ingrata. La palabra sale algo vencida, oscilante entre el delirio y el ensueño. Se siente como un desdoblamiento, una imaginería que llama a la despersonalización, sobre todo cuando la rutina vacila -un lunes libre- y no queda otra cosa que seguir pateando el tiempo. Así lo siento, así lo escribo, mientras voy a la cocina por cereal, y lo último de la noche -su exceso- se difumina, se sacude junto con el polvo de las cortinas.
"La idea del futuro y la idea de sentar cabeza, ideas necias que no dejan de acosarme como groupies, como fanáticas irracionales vueltas locas con la melodía de mi aburrimiento".