viernes, 17 de febrero de 2017

En Plaza Victoria unos punkis tocaban música cerca de la estatua de los leones. Grata sorpresa. Un grupo de gente se arrima a ellos. De pronto llega un evangélico con megáfono y vocifera su monserga apocalíptica. Trata de capturar la atención de los presentes, atención que los punkis se habían robado. Se desata así una pequeña lucha por acaparar público. Los punkis suben el volumen. El evangélico recurre a otro discurso. En un momento este se marcha, y una señora, en cambio, comienza a repartir volantes entre la gente. Algunos los reciben. Otros siguen su camino. Los punkis, al darse cuenta que la gente se va marchando, bajan el volumen. Comienzan a guardar los instrumentos. Se dan las manos en señal de victoria. Algunos de ellos dicen ir por unas bálticas. Otros planean regresar a Bellavista a machetear. Mientras tanto, a lo lejos, se ve al evangélico del megáfono cruzar la calle con bolsas de mercadería.