lunes, 12 de marzo de 2018

Busqué el significado de la palabra Arkhé, que me había quedado dando vueltas al ver Merlí. Se define como principio fuente, origen de las cosas. En la wikipedia se señala que algunos de los presocráticos asociaban el arkhé a elementos naturales. Así, para Heráclito el arkhé era el fuego, pero después el artículo agrega que para el filósofo el principio originario era el logos, la palabra, puesto que esta era una analogía del fuego, la cual "con mesura se enciende y con mesura se apaga". ¿Qué clase de combustión puede haber en la palabra que, como una carrocería, nos impele a realizar aquello que decimos? ¿Qué clase de incandescencia hay en ella al aparecer o, por el contrario, qué oscuridad y silencio al desaparecer? Paralelamente, una palabra rondaba mi cabeza en el momento de investigar sobre el arché. La palabra reunión. Había quedado metido con que tenía una reunión de GPT en el colegio hoy. Llamé para confirmar. Luego de una decena de llamadas fallidas por línea ocupada, me confirman que la reunión no era para todos, solo para los directivos del departamento. Tan pronto como descarté de plano aquella reunión, la palabra perdió su fuego. Sus brasas se apagaron. Volvía una serenidad presocrática. Un suspiro como una brisa extinguía su semántica de la mente. Ahora podía regresar al trajín ocioso de las tareas dispersas.