viernes, 26 de abril de 2024

Sobre la polémica de Neil Tennant de Pet Shop Boys opinando de Taylor Swift, no puedo estar más de acuerdo: la chica tiene sus éxitos entre sus fans, pero no tiene canciones famosas. No tiene su "Billie Jean", por lo cual no se explica su fama rotunda. Extraño que no la haya escuchado casi en ninguna radioemisora de manera contundente. En cuanto a calidad musical, es una cosa de gustos. Si de pop contemporáneo se trata, me quedo con Florence and the Machine. No son ni la mitad de famosos que Taylor Swift, sin embargo, su calidad compositiva es superior y la cantante tiene un rango vocal impresionante.

jueves, 25 de abril de 2024

La caída del Monumento a la Solidaridad: Fin del clásico “Mojón de cobre” porteño

Se anunció hace poco la demolición del Monumento a la Solidaridad de la Av Argentina frente al Congreso. Su propio creador, el escultor Mario Irarrázabal había planteado la idea de recuperarlo, luego de haber sido quemado en febrero del 2020, en el contexto del “estallido social”, por parte de sujetos desconocidos. Pese a todos los esfuerzos, finalmente se optó por la drástica decisión de sacar el monumento. Irarrázabal afirmó que no fue posible restaurar la escultura, ya que su estructura interna fue carbonizada entera y se requería de una inversión demasiado elevada para volver a ponerla en pie, cuestión que resultaría inútil, a la larga, debido a la fatiga de material.

El escultor apuntó directamente a los presuntos responsables, señalándolos como “anarquistas”. Sin embargo, manifestó que no tomaría represalias contra ellos, que simplemente destinaría los restos del monumento para trabajos de escultores porteños en la Escuela Municipal de Bellas Artes. Así es como acaba otro ícono arquitectónico de la ciudad puerto. El legendario “mojón de cobre” estaba a punto de cumplir treinta años, símbolo de la solidaridad y también, de manera sarcástica, fiel expresión de nuestra materia prima.

Un amigo recuerdo que me comentó sobre la quema del monumento, y advirtió su parecido con el “fuego de Prometeo”. La tónica de esa época eran los atentados contra los monumentos de la ciudad, en un ejercicio vandálico reivindicativo de cierto espíritu jacobino. En cierta manera, la caída del “Monumento a la Solidaridad” representa el impacto vivido por las esquirlas de aquella insurrección pasada. Había que sembrar la discordia en cada uno de los rincones, y debían ser sacrificados, en esa intentona, los símbolos más populares de la ciudad, no importaba a qué costo.

Hoy sí que se resiente la memoria de lo público. Aparte de caer el entrañable monumento, caen otras construcciones y otros espacios sin esperanza de reconstrucción, ante la mirada impertérrita de las autoridades, que se supone debieran velar por el patrimonio material. A mí, en lo personal, nunca me impactó tanto la estética del “gran mojón” de Valpo. Sin embargo, algo me conmovió al saberlo derruido por la acción de ciertos sujetos. Arremetieron contra una obra cuprífera, hecha del material que empuja nuestra economía y, a la vez, arremetieron contra su sentido político. Algo se rompió en esa mole de cables entrelazados: un caduco ánimo solidario, en medio del fuego que abrasa el inconsciente colectivo de los porteños, porque la solidaridad, vuelta un monumento de cobre, vuelta una institución, no podía sobrevivir a la saturación, a la rabia incontenible, a la indignación y a su tempestad barbárica. La tempestad de los refundadores ha hecho lo suyo.

Para la semana del libro, le hice escribir cuentos y crónicas a algunos alumnos. Hay algunas joyitas. Les comparto este cuento de un cabro, editado por su profesor, que me pareció super bueno y divertido. Una verdadera distopía de los tiempos modernos, abiertamente "anti woke" jeje:

Mundo subjetivo

Lentamente abrí los ojos. Mis articulaciones dolían, mi cuerpo se sentía pesado, mi cabeza retumbaba, no tenía ningún recuerdo de lo que sucedió ayer. Las paredes de la pieza estaban agrietadas. Mi cama crujía con cualquier movimiento. Mi sed era inmejorable, mi estómago rugía. Me levanté y caminé hacia el baño. Con tan solo pisar el suelo se rompían las tablas. La casa entera estaba a maltraer, como si la hubiera azotado un temblor. Abrí la llave del lavamanos para mojarme un poco la cara. Mi rostro en el espejo se quebraba con tan solo mirar en él.

Volví a la pieza para vestirme y salí a echar un vistazo a la calle. Quedé choqueado con lo que vi: absolutamente todo a mi alrededor estaba en ruinas. Una ciudad apenas reconocible bajo un verdadero escenario de guerra. Ante tal escenario, decidí adentrarme en las calles destruidas. A medida que avanzaba, empecé a ver a algunas personas. Pensé en ir a preguntarles qué había pasado y algunos de ellos comenzaron a actuar de maneras extrañas. Había un grupo que se reunía alrededor de un tipo con una roca amarrada a una correa. Ellos le lanzaban un palo al tipo y, de manera entusiasta, le pedían que fuera por él, corriendo como un perro.

Impactado, no entendía nada. Corrí por una calle aledaña, entre algunos escombros, y descubrí a un señor caminando junto con una niña. Me acerqué a ellos para preguntarles qué era lo que había pasado en la ciudad. De un momento a otro, el señor y la niña se dieron vuelta. Los vi directamente. Sin apenas dirigirle la palabra, el viejo agarró a la niña y la empezó a besar efusivamente. Me provocó mucho asco, así que, indignado, corrí contra el viejo para reducirlo. Este cayó al suelo, así que le pregunté a la niña si estaba bien. Ella me miró muy asustada. Su miedo pronto se convirtió en enojo: -Hombre malo ¿Por qué le pegas a mi novio?-, dijo ella, con voz fuerte y nerviosa. No podía creerlo ¿Cómo era posible que la niña defendiera al viejo? En eso, una señora se me acercó. Pensé que ella me ayudaría a detener al viejo abusivo. Sin embargo, me abofeteó: -¿Qué haces, animal? ¿Por qué atacas al pobre niño? ¡Enfermo!-. Intenté entender si había escuchado mal ¿Un niño? ¿Ese tipo que podía ser mi padre, o que podía ser el abuelo de aquella niña? No entendía nada. Todos estaban actuando muy raro, y yo cada vez más confundido.

En eso, llegó una multitud de personas al lugar, con la evidente intención de rodearme e increparme: -Hey tú, retrógrado, animal, desgraciado, te irás en cana-. El gentío venía amenazante, dispuesto a hacer justicia por sus manos. Una detención ciudadana en medio del desastre. Así que corrí lo más rápido que pude, hasta que llegó la policía. Creí que esta vez ellos vendrían a salvar la situación, pero uno de ellos me redujo y me puso las esposas: -Está detenido por lesiones leves y por el atentado a la autopercepción de un ciudadano. Cualquier cosa que diga puede ser usada en su contra. Tiene derecho a guardar silencio y a solicitar un abogado-. Los policías me condujeron con prisa hacia la patrulla, ante la vista colérica de todos los que allí estaban. En el orificio de la reja del vehículo, alcancé a vislumbrar un edificio a lo lejos, un edificio en demolición, lugar al cual me llevarían los agentes del orden, en esa ciudad sin ley.
Si se comprueba de manera concreta y científica que el sistema propuesto por los utopistas y revolucionarios es el mejor, no tendría ningún problema en ir a vivir allá. Por lo pronto, el único sistema que conozco es este, y hay que aprender a vivir en él.

miércoles, 24 de abril de 2024

Diputado Jaime Araya en Sin Filtros: "Si van a despedir a alguien solo por ser formalizado, si quieren subirse al altar de la moralina, entonces saquemos de la Constitución el principio de inocencia". No puedo estar más de acuerdo. Y, a veces, solo basta una denuncia sin investigación preliminar, algo que considero rotundamente inconstitucional y antidemocrático.

lunes, 22 de abril de 2024

Nocturna (micro ficción)

Tan pronto la vi, se acercó tan rápido como pudo. Parecía una sombra del tiempo. Su presencia se confundía con la violencia de la noche. De pronto, toda la ciudad fue testigo de su rabia y de los golpes furiosos contra el asfalto. La herida se repite. Su historia la enmudece.

Bestias (mini crónica-cuento)

La señora del negocio me dijo, tras preguntarle por qué cerraba tan temprano: “esta es la hora en que salen las bestias”. ¿Cuáles bestias? Nunca supe. Supongo que cualquier persona que sea una amenaza.

La clásica y perturbadora campaña de Conaf, años noventa

Los comerciales de Conaf noventeros aún me provocan una sensación rara. ¿Será que fueron proféticos? ¿Que algo en el inconsciente del chileno se sigue quemando? Aquí la colección completa.

Si el posmoderno relativista plantea que "no hay verdad", entonces tampoco "su verdad" es "la verdad".

“El Reino de Kant 300 años después de su muerte”. Paloma Hernández

Hoy se cumplen 300 años del nacimiento de Kant y ésta es una cuestión importante porque nuestro presente es el “Reino de Kant”. Kant es lo que está detrás del ortograma imperialista de la Globalización oficial, globalización ideológica o globalización cosmopolita. Veamos.

La Idea de gobierno mundial no es una idea moderna, sino que resulta de la reestructuración de ideologías escatológicas precedentes. El término «escatología» se refiere a distintos conjuntos de creencias referidas al fin de los tiempos o que se ocupan del destino final de la «Humanidad», con mayúsculas. Es decir, son sistemas de ideas que sustantifican la idea de «Humanidad», que entienden a la humanidad como una sola y toda igual y como sujeto histórico y político que camina en bloque hacia un destino común. Estas diversas ideologías tienen en común la idea de que puede existir una sociedad universal en la que el «Género Humano» se reconcilia consigo mismo tomando las claves de su autodirección, ya sea a través de Dios, del Estado universal, de la anarquía, del comunismo, del capitalismo, etc.

Kant escribía en 1784 una obra titulada “Ideas para una historia universal en clave cosmopolita”. Allí señalaba lo siguiente: «Un intento filosófico de elaborar la historia universal conforme a un plan de la Naturaleza que aspire a la perfecta integración civil de la especie humana tiene que ser considerado como posible y hasta como elemento propiciador de esa intención de la Naturaleza». En 1795 Kant proponía en su libro “Sobre la paz perpetua” un Estado mundial cosmopolita que vendría a ser una unión de Estados regidos por un derecho mundial o «derecho cosmopolítico». Para lograrlo, Kant proponía una «federación de la paz» que pusiese fin no a una guerra concreta y determinada, que es lo que haría cualquier pacto de paz, sino a «todas las guerras para siempre». De esta manera, entendía Kant, se daría paso a la ansiada paz perpetua. En el fondo, lo que defendía Kant con su aparente ingenuidad, no era una paz perpetua universal para la «Humanidad», sino la paz prusiana.

Lo que a nosotros nos compete decir sin contemplaciones de ningún tipo es que un omnímodo gobierno mundial supondría la homogeneización de la sociedad en todo el mundo, y si ya es imposible un Estado sin disidencias internas, más absurdo es hablar de un Estado mundial en paz perpetua. La Idea de un Estado omnisciente y omnipotente, la Idea de un Estado mundial, es un imposible político, un mito oscurantista que tiene gravísimos efectos sobre nuestras vidas porque es disolvente de nuestra realidad política y social en beneficio de los Estados pujantes o hegemónicos.

Mientras más jodido el panorama, mientras más complicadas las circunstancias, regocíjate: habrá mayor cosecha de ficción y de escritura. El que sepa sabrá sacarle el jugo a la existencia y al devenir del mundo para crear sus locas historias que otros leerán con desazón.

domingo, 21 de abril de 2024

Huellas de dolor, León Degrelle

No hay, en verdad, ningún corazón que no esté manchado de villanías, de cálculos sórdidos, de faltas inconfesables, de todo eso que deja en la mirada resplandores equívocos.

Incluso los corazones purificados, de vuelta de las aguas turbias, conservan, para siempre, un regusto amargo, de imperfección y de cenizas.

Podremos recomponer la porcelana rara que se ha caído, pero el que sabe que estuvo rota conocerá las huellas de la fractura, por muy disimuladas que estén. Nunca más la pieza que se quebró recobrará la unidad invisible de lo que es perfecto, la unidad que ni la muerte puede hacer desaparecer.

Cuanto más avanzamos por la vida, más se ahondan en nuestro corazón las huellas del dolor, imperceptibles para los que no nos conocían, pero desgarradoras porque está hechas de cosas delicadas que se deshicieron, como la seda sutil de un tejido que se desgarra.

Bienaventurados los que se purifican con sufrimientos invisibles y se mantienen en pie a la hora del declinar.

Pero, ¿hay ojos que sean capaces de mirar y de no temblar? 

¿Hay algunos que no escondan algo?

¿Quién es el que no se ha envilecido algun día?

¿Quién es el que no tiene que callar palabras,

gestos, deseos, abdicaciones inconfesables?

¡Cuánto lodo tras lo convencional, tras la sonrisa!

¡Cuántos hombres, cuántas mujeres tienen que esconder el fracaso de su sensibilidad, de sus juramentos, de su cuerpo!

La caída es solo el final de muchas traiciones previas.

La carne no se abate más que cuando las fibras innumeras del corazón se han roto secretamente, una tras otra, entre subterfugios, pretextos y abandonos envueltos en sonrisas.

Una vez comenzado el descenso, lo demás viene solo.

La bajeza está en el pensamiento antes que el barro lo advierta.

El cuerpo no cede más que cuando el alma ha abandonado a la corriente los remos que debieran trazar caminos rectos sobre el agua inmaculada.

León Degrelle, Almas ardiendo

La cancelación es real: "En todo el país, las impugnaciones y prohibiciones de libros han alcanzado los niveles más altos de las últimas décadas. Las bibliotecas públicas y escolares se han visto inundadas de quejas de miembros de la comunidad y de organizaciones conservadoras como Moms for Liberty. Cada vez más, los legisladores se plantean nuevos castigos –demandas paralizantes, multas elevadas e incluso penas de prisión– por distribuir libros que algunos consideran inapropiados."

sábado, 20 de abril de 2024

Costanza Rizzacasa d’Orsogna: «La cultura de la cancelación en Estados Unidos»

Sostengo una lucha encarnizada contra la cultura de la cancelación y contra los talibanes de la corrección política: "Otras veces, las críticas no se dirigen a la obra, sino a la vida privada del autor. Es el caso de Philip Roth, incluso de su biógrafo Blake Bailey. Este, por partida doble: por el hecho de ocuparse de un escritor de vida personal discutida y por su propia vida personal. Las acusaciones a Roth se basan, en buena parte, en las memorias de una de sus esposas, que lo tildaba, entre otras cosas, de “misógino maquiavélico”. Las acusaciones que algunas mujeres dirigían a su biógrafo eran más graves: abusos y violación. Pero -argumenta la autora del libro- aparte de que otros testimonios, también femeninos, podrían dar una visión distinta de Roth, y de que las acusaciones a ambos no son más que acusaciones que deberían probarse; incluso dándolas por buenas y admitiendo la gravedad de las dirigidas a Bailey, debemos preguntarnos qué tiene que ver el comportamiento personal de un autor, cualquiera de ellos, con los libros que escribieron. En otras palabras, si el fabricante de una aspiradora tiene un pasado de acosador sexual ¿habrá que retirar la aspiradora del mercado? ¿Se puede leer Mein Kampf sin ser partidario de Hitler?
Shakespeare, Faulkner… Ni la excelencia literaria ni las barreras cronológicas detienen a los partidarios de la rendición de cuentas. Los venerables estudios clásicos han sido atacados por entender algunos que el latín y el griego son lenguas ligadas a la supremacía blanca y al colonialismo. Aunque la defensa de dichos estudios debería ser superflua, la autora no deja de recoger la opinión de un profesor emérito de estudios clásicos de Princeton (Andrew L. Ford), universidad de la que han partido algunos de esos ataques: “Nunca nadie se ha hecho más sabio ignorando sistemáticamente culturas tan inmensas y tan profundamente influyentes como la griega y la latina”.

Algo que me sorprendió de Zona de interés de Jonathan Glazer, fue su audaz propuesta visual. Todo el horror estaba sugerido en las imágenes, el ambiente y el sonido. Los planos graficaban un panorama de contrastes, sin necesidad de acotaciones. Los diálogos eran los precisos entre los personajes que integraban la familia del comandante Hoss y su rutinaria labor en los campos de concentración. Citan "la banalidad del mal" de Hannah Arendt, para referirse al planteamiento cinematográfico de Glazer en la película, aunque Zona de interés desenvuelve su trama sin llegar a ser una historia esquemática. Evita el efectismo y, en cambio, apuesta por la sugestión y la compenetración del espectador en el escenario psicológico, desplegado, por ejemplo, en algunas escenas alusivas a los sueños en blanco y negro o bien al desfase en el tiempo histórico de la película con el tiempo reciente. Un ejercicio crítico de pura cinematografía, sin caer en el sermón relamido ni en la mera acción carente de fundamento.

jueves, 18 de abril de 2024

Yo tengo un método al momento de enseñar materia de Literatura. No llego y dicto de manera expositiva los conceptos. Primero los formulo en forma de pregunta con tal de realizar un ejercicio dialéctico. Así, por ejemplo, no defino qué tipos de viaje hay en la literatura, les pregunto: ¿han viajado al extranjero? ¿han mochileado? y, a partir de las respuestas, les doy algún tipo de relatos que hayan abordado la temática. Hoy les hablé sobre literatura contemporánea y la diferencia fundamental entre utopía y distopía. Claro está que no definí ninguna de ellas. Antes bien, les pregunté a los cabros: ¿creen que vivimos en el peor o el mejor de los mundos posibles? Una pregunta que podría estar sacada del dilema entre la filosofía de Leibniz y de Voltaire, me sirvió para interpelar directamente a los cabros sobre el estado de cosas en la realidad.
Casi de manera unánime, dijeron que había muchas cuestiones que inclinaban la balanza hacia lo peor, pero unas cuantas por las que valía la pena rescatar el mundo, todavía. "¿Y cuáles serían esas cosas buenas?", pregunté a los cabros, buscando que fueran un poquito más allá. "Fumarse un porro en la playita, por ejemplo", afirmó uno de ellos. Unos compañeros suyos le aplaudieron, apañando la moción. "Muy hippie. Prefiero ir a lo bandido por valpo. Salir de noche", dijo otro. Entero aperrado, le comentaron sus compañeros.
Cada quien tenía su propia idea utópica y su deseo de hacerla real. Su plácido y rabioso deseo. La utopía estaba a la orilla del mar y a la vuelta de la esquina, pero es sabido que a ella le sigue de cerca la distopía. Ella era la pérdida de la casa de un alumno producto del incendio. Eran las balaceras y asaltos a plena luz del día en el plan, o bien los descuidados adoquines de una plaza a maltraer, mismos sitios en donde los cabros se juntan al salir de la escuela. A cada paso, ellos intuían el costo de volver tarde o definitivamente no volver, para fondearse a cualquier lugar, antes de volver a la casa a repetir la misma marcha. No era posible separar la utopía de la distopía sin antes rechazar la realidad completa. Valparaíso se volvía esa leyenda urbana que se dejaba leer en un espacio indeterminado, por puro amor a las historias.

martes, 16 de abril de 2024

El blog cumple 17 años y continúa vigente. La escritura blogger se ha vuelto un nicho íntimo de resistencia y una guarida de obsesión literaria. Entre si gusta. No hay garantía de salida.

lunes, 15 de abril de 2024

La caída del último teléfono fijo de Valparaíso

Perdonen pero no puedo permanecer indiferente a este hecho: cayó el último teléfono fijo de Valparaíso. Estaba ubicado en calle Bellavista en la intersección con Salvador Donoso. El fin de semana, según cuentan, fue encontrado en el suelo, como si lo hubieran chocado. “Ha caído el último representante de la telefonía fija callejera”, dijo un tal Boris en las redes, citado por Alerta Noticias. Sin embargo, hay quienes le rebaten diciendo que no era el último, que aún queda uno en Errázuriz o Avenida Brasil, o en la calle Uruguay, tal vez negándose a la realidad. La obsolescencia de las cosas reflejada en ese teléfono fijo destruido. Hasta hace poco todavía estaba allí, firme, incólume, aunque algo rayado, cual reliquia de un puerto analógico, conectado mediante antiguos cables que comunicaban a los porteños en sus momentos de apuro. Quién no se vio en la necesidad de colocar algunas chauchas de cien pesos antiguas en esa ranura vieja para llamar a alguien de urgencia. Yo mismo recuerdo haber hecho muchas llamadas en el plan, no precisamente en ese teléfono fijo de Bellavista, pero sí en otros que, por aquellos años, proliferaban a sus anchas. Recuerdo haber llamado a una ex, contando las chauchas que me quedaban en un bolsillo, sin garantía de agarrar el tono de llamada y sin esperanza de respuesta. Recuerdo también haber llamado, en más de una ocasión, a algún número para buscar trabajos esporádicos. Todas esas llamadas y todas esas voces quedarán sepultadas con el último sonido del tono marcado por dicho teléfono, y el tono decaerá lentamente cual corazón a punto de detenerse. Tal parece ser el tono del puerto, un tono de aparato agónico, y sus voces pasadas, desvanecidas por el ruido insolente de la historia.

Egregor (poema)

Poema de hace más de cinco años, perteneciente al hablante lírico "Gragko", un alter ego, una entidad omnipresente y caótica que versa sobre los aspectos oscuros y absurdos de la existencia, una "volada" mía creada en mis tiempos de adolescente que evolucionó con el tiempo, hasta volverse parte integral de ciertos poemas y de ciertos textos narrativos. Aparece de repente, como una sombra que acecha.

Egregor

Piensas como quiere que pienses
A través del vacío de lo que celosamente amas
Y de lo que obtusamente conoces.
Aloja en la noche de las mentes
Evitando que una luz conspire en su intersticio.
Entonces sueñas con el sueño de la razón
Pero no hay monstruo allí que configure tu imaginación
Porque no hay un afuera de su pensamiento.
A medida que la calle se hace huella, y sus pasos delinean tu sombra
Se va abriendo una abertura, una abertura insondable
Por la cual conjura las maldiciones de lo desconocido.
Piensas como quiere que pienses
Así lee en tus ojos el nicho, la hondonada
En donde resbalan los espejismos de su propia visión
No puedes separarlo sin separarte a ti misma
Pero en cambio me invocas, creyendo así abstraerte
Y sublimar la totalidad del mundo que te rodea
Cuando no soy sino un remedo de tu propio deseo
Que es el deseo de lo que él mismo engendra
Indescifrable, ignoto hasta decir basta
Hasta decir la palabra y el silencio que nos regresará nuevamente
A la grieta del espejo de la cual venimos
Y de la cual germinó este prisma apasionante
Que no es otra cosa que la verdad quebrada
Ante sus ojos sin dirección.
Piensas como quiere que pienses
A través del vacío de lo que celosamente amas
Y de lo que obtusamente conoces.
Aloja en la noche de las mentes
Evitando que una luz conspire en su intersticio.
Entonces sueñas con el sueño de la razón
Pero no hay monstruo allí que configure tu imaginación
Porque no hay un afuera de este pensamiento
Y no hay ya totalidad que sueñe
Con el ocaso de su propia nada.


En la escuela hicieron una efeméride por el Día del Carabinero. Aproveché de hacerle a algunos cabros de Cuarto Medio un trabajo con punto extra basado en el crimen del teniente Emmanuel Sánchez. Les pedí que escribieran una breve crónica relatando los hechos más importantes del caso, para luego plantear un punto de vista respecto a la delincuencia y la seguridad. Algunos cabros se interesaron más por el punto extra que por la suerte del teniente, cuya muerte no les conmovió demasiado. Pero al percatarse de la sonrisa burlona de Yolvi González, uno de los imputados venezolanos, esos mismos cabros mostraron indignación. "Basura, lacra" fue lo más suave que le dijeron. Los estaba paseando, y eso no lo podían permitir. "Si se pasea por mi barrio lo acribillan al perkin", comentaron algunos. Choreza pura. Incluso señalaron que solo ellos tenían el derecho de enfrentar a Carabineros, no esos delincuentes extranjeros. La indignación contra el imputado burlón continuó y volvió la actividad un rotundo éxito, por este mismo motivo. La risa del criminal que no siente ningún remordimiento por su crimen, del que busca la provocación como una forma de engrandecer su miserable ego, fue lo que les "pateó" a los cabros. En cierta forma, la burla les llegó de cerca, porque no solo iba dirigida a las fuerzas del orden: iba dirigida a todo Chile, ¡a ellos mismos!

domingo, 14 de abril de 2024

Ayudé a mi polola a escribir un ensayo para la U. Tenía que abordar algún problema relacionado con la subjetividad y lo social. No se nos ocurría nada, hasta que, una noche, pedimos un uber para volver a casa. Entonces salió a flote el tema de la inseguridad, porque resultaba inaudito que tuviéramos que volver luego por miedo a la calle. Era el tema preciso: cómo ha aumentado la percepción de inseguridad en la gente y su relación con la realidad de los hechos. Al terminar el ensayo, confieso que me sentí nuevamente como en la U. En efecto, estaba escribiendo por puro amor al arte un texto académico con todo el rigor exigido por la pauta del profesor. Lo hice por cariño, aunque, a medida que avanzaba el ensayo, le agarré entusiasmo. Escribí y edité el texto aun sabiendo que la nota no me pertenecería. Hice mío el tema, entonces, el estilo fluyó como nunca. Había escrito un texto académico para un ramo que no estaba cursando. Sin embargo, lo más importante era el estilo, la recreación de un estilo académico libre de la presión curricular. Ensayar por ensayar, en su más pura acepción.

El instituto Tavistock, Daniel Estulin (fragmento)

La localidad de Tavistock, en el condado de Sussex, Inglaterra, es el centro mundial del lavado de cerebros en masa y de la ingeniería social. Después de haber tenido un comienzo un tanto difícil en Wellington House, allí creció una compleja organización que habría de dar forma al destino del planeta entero, al tiempo que cambiaría el paradigma de la sociedad moderna.

En este revolucionario trabajo, que sin duda tendrá el efecto de una explosión nuclear de quinientos kilotones, descubrimos tanto la red de Tavistock como los métodos de lavado de cerebro y guerra psicológica que se están adaptando, en este preciso momento, con la intención de aplicarlos a proyectos de ingeniería social a gran escala.

Se trata de la «Conspiración de Acuario», nombre que se dan a sí mismos los lavacerebros y que hace referencia a un estudio supersecreto llevado a cabo en 1974 en el Instituto de Investigación de Stanford, titulado «Cambiar las imágenes del hombre». Se puede considerar el presente libro, esencialmente, un manual para combatir el lavado de cerebros. El lavado de cerebros depende de la ignorancia de las víctimas. Está en todas partes. Todos percibimos la desintegración de nuestras naciones en el día a día, en las experiencias personales. Sin embargo, no se trata de una coincidencia. Ni de un accidente. Lo que estamos presenciando es la desintegración de la economía mundial, planificada por las personas más poderosas del mundo. En este libro, que habla del Instituto Tavistock, se intenta demostrar que dicha conspiración es real, revelar quién forma parte de ella, cuáles son sus objetivos a largo plazo y cómo podemos evitar que nos manden a todos al infierno.

Aparte de sentir indignación y rabia, usted, lector, llegará a la conclusión de que se trata del declive moral, material, cultural e intelectual que todos los días presenciamos en el mundo entero; sumidos en la impotencia, no accidental. No es Dios quien nos castiga por lo que hacemos mal en la Tierra, sino una crisis social inducida expresamente.

Repito que esto no es una prueba. Esto es real, y lo que está en juego es el futuro de nuestro planeta. Toda clase de degeneración musical es un producto fabricado por orden de un laboratorio, todo ecologista a quien no hayan lavado el cerebro ha logrado huir de un laboratorio de ingeniería social. Todo drogadicto es un producto secundario de una política gubernamental de futuro, cuyo objetivo final es la destrucción del espíritu humano y la degradación del hombre. Todos los defensores a ultranza del yoga, de la meditación trascendental, de la telekinesia, del radicalismo de izquierda y de derecha, de la educación de la sensibilidad bahái y de la percepción extrasensorial, de la conciencia cósmica, de la aberración que supone la Nueva Era o New Age, de las chemtrails, todos los seguidores de las experiencias cósmicas y quienes creen en la «concienciación» forman parte de una conspiración única, centralizada y coherente, surgida de algún proyecto patrocinado por un gobierno y financiado por una fundación. ¡Bienvenidos! ¡Pónganse cómodos! ¡Todos los pirados del mundo, juntos en el aquelarre más impresionante que se ha visto jamás!

En el mundo del humo y de los espejos no hay casualidades, coincidencias ni accidentes. Esto lo demostramos más allá de toda duda razonable, tal como haríamos si estuviéramos dirimiendo este caso ante un tribunal de justicia. Para nuestro objetivo tan sólo servirá el más elevado estándar de excelencia y de verificación. Es mucho lo que hay en juego, y tenemos demasiadas posibilidades en contra. Lo que está en la balanza es el futuro del planeta, la inmortalidad de la raza humana y la supervivencia de nuestra especie. Lograremos imponernos. Lograremos el éxito, cueste lo que cueste. No hay segundas oportunidades, terceras opciones ni cuartas vías. Esto es así, y con el presente trabajo, que resistirá el paso del tiempo, he trazado una raya en la arena. ¡No pasarán! No nos rendiremos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Tavistock fue el cuartel general de la Oficina de Guerra Psicológica del Ejército británico, que, por medio de lo que disponía la Ejecutiva de Operaciones Especiales, también dictaba la política que habían de seguir las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en lo referente a la guerra psicológica.

¡Mire a su alrededor! A consecuencia de un ataque frontal a nuestro futuro, perpetrado por los más destacados sociólogos e ingenieros conductuales de todo el mundo, se rompieron las anclas que sujetaban la intención moral de las naciones. Nosotros, el pueblo, hemos sucumbido a una irracional indiferencia hacia lo moral. No se confunda, todo lo que ha habido desde la Nueva Izquierda hasta el Watergate, Vietnam, los Papeles del Pentágono, el sucio, asqueroso e inmoral movimiento hippie, el movimiento contra la guerra y la contracultura de las drogas y el rock, han sido asimismo proyectos de ingeniería social planificados de antemano.

Repito, lo que se ataca no son solamente nuestros derechos individuales, sino más bien la institución misma de la república «estado-nación», partiendo del mastodóntico programa de ingeniería social ideado por los oligarcas y llevado a la práctica a través del Instituto de Relaciones Humanas de Tavistock y de otra red, mucho más grande, integrada por centros de psicología social aplicada y de ingeniería social que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial. Dichos grupos nos ven y ven los principios de los estados-nación como claros enemigos filosóficos.

Esta monstruosa maquinaria del mal está compuesta por algunos de los centros más prestigiosos del mundo, dedicados a la investigación y al estudio, como por ejemplo el Stanford Research Centre de la Universidad de Stanford, la Rand Corporation, el MIT/Sloane, el Advanced Centre of Behavioural Sciencies de Palo Alto, el Institute of Social Research de la Universidad de Michigan, la Wharton School of Business de la Universidad de Pensilvania, la Harvard Business School, la London School of Economics de Londres, los National Training Laboratories, el Hudson Institute, el Esalen Institute, el National Institute of Mental Health, el National Institute of Drug Abuse, la Office of Naval Research. Hay otros, como la International Foundation for Development Alternatives y el Executive Conference Centre, ambos con sede en Ginebra, la primera escuela para graduados a jornada completa de la Era de Acuario, para ejecutivos de alto nivel de las quinientas empresas que figuran en la revista Fortune, donde se enseña cómo modificar la conducta. Zombis humanos en puestos de alta dirección que nos conducirán a la Nueva Edad Media de la conciencia trascendental. Dos son los objetivos. El primero, alcanzar los cambios necesarios en Estados Unidos; y el segundo, el orden mundial.

En los últimos cincuenta años, el Gobierno de Estados Unidos, con la ayuda secreta de centros de estudios y fundaciones que siguen la pauta de Tavistock, ha destinado decenas de miles de millones de dólares a financiar la labor de dichos grupos.

Todos los aspectos de la vida psicológica y mental de la población mundial fueron definidos, registrados y archivados en sistemas informáticos.

"Cancelado. El nuevo macartismo" de Carmen Domingo

Cada vez son más las voces críticas que despiertan y cuestionan el progresismo woke. Aquí la escritora Carmen Domingo y su ensayo "Cancelado. El nuevo macartismo".

"El progresismo se ha vuelto un nuevo adanismo".

P. Otro asunto gordo es la batalla woke contra los clásicos de la literatura, desde “Lolita” hasta Agatha Christie. ¿Cuál cree que es la mejor manera de defenderlos?
R.Esta es otra de las tontunas con las que debemos lidiar a diario, incluso a costa de que los haters decidan cebarse con una en redes. Una no puede juzgar las obras literarias con ojos censores, sino con ojos literarios. Es que, además, la buena literatura parte de la libertad de creación del escritor y si no existe esa libertad, desaparece la literatura. Volvemos al pensamiento único, que parece que es a dónde nos quieren llevar. Lo que pasa es que, de nuevo, el dinero manda. ¿Qué hacer si quieres publicar una novela y sabes que las editoriales lo que buscan es lo políticamente correcto? ¿Cómo elegir el tema de un ensayo si sabes que la mayoría de las editoriales te van a cancelar?
P. Denuncia que la izquierda ya no enseña a George Orwell porque le resultan incómodas sus posiciones anticensoras. Además, su ensayo nos recuerda que Orwell predijo que sufriríamos una neolengua similar a la de “1984” a la altura de 2050. ¿Qué diría que es lo que más choca entre el autor británico y la izquierda actual?
R.Lo que claramente sorprende más es que Orwell, que no era precisamente de izquierda radical, se ha quedado situado a la izquierda de la izquierda líquida que tenemos en este país. Lo que no sé es cómo no se plantean, desde esa izquierda líquida de la que te hablo, qué está pasando para que les moleste alguien como Orwell.

sábado, 13 de abril de 2024

La desventura del joven mandatario (mini ficción)

Hubo una vez un joven presidente que pretendía cambiar el rumbo de su país. Para eso, intentó con la poesía, aquella poesía que leyó en su época más combatiente y revolucionaria. Obviamente, aquellos versos repletos de materialismo dialéctico surtían efecto en sus años mozos, aunque no lo harían tanto, en su calidad de jefe de Estado. Como ya formaba parte del gobierno y, por extensión, de la República, aquella misma República que expulsó a los poetas por "falsificadores del mundo ideal", el joven presidente tuvo una idea mejor: ir a la contra del viejo platonismo y volverse el primer presidente poeta en cantarle unos versos a los empresarios de su país. No encontró mejor ocasión que un discurso en el Encuentro Nacional de la Empresa para demostrarles, en su calidad de mandatario, que la poesía sí tenía lugar en los asuntos políticos y ejecutivos del país y que unos lúcidos versos de Enrique Lihn sí podían hacer la diferencia en el lenguaje abigarrado de sus mentes calculadoras. Tras el aclamado recital, sin embargo, no contaba con que los empresarios hacían caso omiso a la jerga lírica del mandatario, con una atención impostada y protocolar. Apenas unos aplausos de cortesía para concluir la ocasión, unos aplausos fríos que apenas resonaron entre el brío de los asistentes y en la expectación de sus comensales y camaradas. No hubo comprensión ni compenetración con lo que allí se decía, y esto es lo peor: no hubo, de parte del propio presidente, una comprensión de la poética póstuma de Lihn, aquella que decía, muy en el fondo, que "la realidad no es verbal", que, definitivamente, "no puede haber nombres en un país mudo". "Somos las víctimas de una falsa ciencia/los practicantes de una superstición:/la palabra: este río a cuya orilla/como el famoso camarón nos dormimos/virtualmente ahogados en la nada torrencial". En su intento poético pero no menos iluso de conciliar las tareas del gobierno y el espíritu republicano con el imaginario de la poesía y la belleza terrible de las palabras, el joven presidente prolongó sus días en el mandato, callando el sentido profundo de sus versos y las consecuencias, luego, se volvieron irremediables. La ciudadanía de la cual era deudo comenzó a rebasar sus intenciones, fueron exigidas las promesas incumplidas, porque las palabras y las intenciones no eran suficientes, porque lo verbal es lo verbal y nada tenía que ver la revolución con la revolución ni Chile con Chile, porque las palabras que había pronunciado con tanto ímpetu chocaron contra una muralla impenetrable, la muralla de aquello que excedía lo verbal: la realidad país.

jueves, 11 de abril de 2024

Vuelven las añoradas crónicas escolares. Esta vez se trata de una crónica sobre una clase de literatura y la leyenda de Bartolo Lara, "el roto que engañó al Diablo":

Durante la clase, a los cabros les enseñé que una historia memorable podía germinar de algún relato cotidiano, al punto de volverse leyenda. Cité el ejemplo de Emile Dubois y de Martin Busca en Valparaíso, quienes se han vuelto personajes de literatura y de tradición. Uno de los chicos, que estaba atento a la clase, levantó la mano y aportó lo suyo. “-¿Usted conoce la historia de Bartolo Lara?”-, me preguntó. Nadie la ubicaba, tampoco yo, en ese momento. Entonces el chico contó la historia del “roto que engañó al diablo”. “Se trata de un huaso del sur que, para hacerse rico, se le ocurrió hacer un pacto con el Diablo, así que lo invocó para hacer negocios con él”, relató el cabro, muy compenetrado con la leyenda. “El huaso le pidió cien mil pesos a cambio de su alma”, agregó. “¿Tan poco?”, se preguntó un compañero suyo. “Eran cien mil de esa época, hueón. Era caleta de plata”, explicó el cabro del relato. “Así que el Diablo le propuso un pacto al huaso. Le vendería su alma ese mismo día, a lo que el Diablo dijo que era muy pronto, por lo que acordaron al día siguiente. Entonces quedó firmado que a Bartolo Lara no se lo llevarían hoy, se lo llevarían mañana”.

La leyenda había sorprendido a todos: finalmente, el roto siempre volvía a citarse con el Diablo, y este siempre leía que “no lo llevaría hoy, sino que mañana”, por lo que se produjo una contradicción temporal en el pacto que le impedía al Diablo llevarse al huaso de manera indefinida, hasta el final de los tiempos, sencillamente porque el mañana nunca llega. La leyenda contada por el cabro era tan buena que acabé incluyéndola como actividad de lectura narrativa junto a las historias de Dubois y de Busca, solo que el cabro había sugerido otra cosa en su lugar: “¿Y qué tal si ahora hacemos un pacto, profesor?”, propuso, desafiante. Intuía de qué se trataba, pero quería escucharlo de boca del propio cabro. “El pacto será que hoy día no siga escribiendo, sino que mañana, y mañana sí completaremos la materia”. Dicho esto, los compañeros del cabro aplaudieron, como apoyando la moción y apañando a este legítimo heredero de Bartolo Lara, en su versión de estudiante de literatura. Confieso que, en su momento, lo encontré demasiado ingenioso, aunque el alcance metafórico de su talla vendría después, cuando efectivamente los vea el día de mañana y vuelvan con el mismo chiste y me vuelva la versión docente del “colaeflecha”. Acaso el profesor se convierte en un Diablo para sus alumnos, cada vez que intentan pactar con él. Acaso la leyenda chilena revive en el alma joven del estudiante que reproduce su narrativa.

miércoles, 10 de abril de 2024

Poema de otoño

Poema inédito de hace más de trece años:

Poema de otoño
Todo demasiado oscuro
para leer la corroída intimidad de una hoja de papel en otoño
ese nebuloso vacío dibujado tímidamente
con las huellas de un lenguaje sin carne.
Las luces encendidas abrigan
la paciencia de los que callan sin nada que esconder.
Silencio, sólo por el placer de palpar el hermetismo de unos labios
y la palidez de un secreto no dicho ni escrito.
La memoria que cabe en un haz de luz
destiñe los rincones de un encierro perfecto ¡el mío!
Aquel que me permite la ventaja
de reciclar los nombres y las promesas
vencidas por el desenfreno y la inexistencia.
Ahora, ellas anhelan con hambre animal
el fuego de aquellas luces ingratas,
Desean la absurda y erótica descomposición
de una hoja de papel marchita, confundida
entre una pila de hojas otoñales.
¡Qué vergüenza! La del espacio en blanco
Libre de su acrisolada matriz.
Todo se reduce a la ilusión de destilar la sombra que somos,
renunciando a una luminosa mortalidad.
Solo persistirá, a pesar de nosotros,
la fecunda labor destructiva de un Sol escarlata
y la insaciable sed de oscuridad de las palabras.
Todo nuevamente vacío, extrañamente festivo
voy creando muros al pensar
llenando los abismos que mi cuerpo no comprende
y el mundo en su faceta otoñal conspira
para que lo escrito sea enterrado
desnudo de sentido en el asfalto racional,
la materia oscura de todos los tiempos y espacios.
Todo demasiado oscuro
para descifrar la corroída pizca de interioridad
de una hoja de papel en otoño.
En este, mi verdadero encierro perfecto
que me permite el ocio de reciclar los nombres y las promesas
vencidas por el desenfreno y la inexistencia.
¡Qué marchita metáfora!
La de la hoja en blanco y el maldito lápiz que la posee
derramando, convidando a todos los ausentes.

Cuadro: Emil Nolde, 1924. Atardecer de otoño.

Y sus relatos cayeron por su propio peso, suponiendo que alguna vez lo tuvieron...

martes, 9 de abril de 2024

Los Trinitarios y la narcodevoción: Chile, altar de sacrificio

Al desbaratar la banda delictual "Los Trinitarios", en la toma Nuevo Amanecer de Cerrillos, se reveló la existencia de altares llenos de motivos religiosos y cubiertos con sangre de animales. El hedor, según decían, era insoportable, al momento del allanamiento. Quienes investigaron a Los Trinitarios hablaron de una verdadera "narcodevoción", e incluso afirmaron que estos delincuentes hicieron lo que hicieron "en nombre de Dios", actuando bajo un juramente de fe. Se dice que son llamados así, en alusión directa a la Santísima Trinidad o en relación a los tres padres fundadores de República Dominicana. Estos trinitarios habrían cometido, según los antecedentes, tráfico de armas, tráfico de drogas y lavado de dinero, y las distintas ofrendas encontradas en la toma tenían el propósito de "hacer de la tierra el cielo". Las rayas en la casa allanada representarían las líneas de cocaína, uno de los productos "milagrosos" de la banda.

Tras la revelación de estos delincuentes y sus prácticas recordé aquella novela de Fernando Vallejo: La virgen de los sicarios. En efecto, acá en Chile no se habían visto crímenes de esta envergadura ni rituales de esta naturaleza, cometidos con tanto desparpajo, pero la cosa en México y en otros países de Centroamérica, prácticamente ya es parte del acervo cultural, muy a pesar de sus instituciones. Es conocida la ligazón entre la mafia latina y la religiosidad popular católica. En la novela de Fernando Vallejo, por ejemplo, era la devoción por María Auxiliadora. En el caso de Los Trinitarios se trataba de El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. Hay una hibridación única en el narco mundo, una manera de entender la fe desde un territorio impune, limítrofe de la ley, porque, en su fuero interno, ellos se encomiendan a lo divino y creen ciegamente en que lo que hacen es lo correcto.

¿Será que para estos maleantes exista algo así como un Narco paraíso? ¿Que, confesión mediante, tengan garantizada su salvación, pese a sus vicios en la tierra? Con el compadre Pablo Rumel conversábamos sobre el alcance bizarro, macabro y surrealista del asunto. Porque el fenómeno puede tener explicaciones de índole sociopolítica y de legislación inmigratoria, pero la cuestión de los rituales, en nuestro imaginario, puede llevar a pensar en "fuerzas oscuras" a nivel de inconsciente, digamos, fuerzas subterráneas más allá de la comprensión racional, algo así como una patología organizada o, si se me permite decirlo, un "egregor" negativo, propio de una época de descalabro. No sería descabellado asumir, en base a estos hechos, que se precipita una crisis sin retorno, aires de guerra en el mundo y enemigos internos carcomiendo por dentro la nación. Chile parece estar viviendo en carne viva aquellos pasajes literarios de Fernando Vallejo o del propio Ricardo Piglia. Un puro paseo a través de los casos recientes podrían conformar lo más granado y bizarro de sus páginas.

domingo, 7 de abril de 2024

"En Valparaíso, existe un culto al lumpen". Lucy Oporto.

"En Valparaíso existe un culto al lumpen, entre ciertos artistas y escritores, desde hace tiempo. Suponen que representa una forma de cuestionamiento y desafío al sistema. El culto a la figura de Émile Dubois, el psicópata idealizado, es un ejemplo antiguo de esto. Sus víctimas eran personas adineradas. Ésta es una de las razones de su santificación populachera.

Esa lumpenización estetizada, o esa especie de arte lumpenizado que emerge de dicha forma de idolatría, es favorable a una complacencia en el crimen, y a su legitimación cuando es conveniente, lo cual es un índice más de la ausencia tanto de Estado como de una cultura y de una conciencia dignas de ser tales."

sábado, 6 de abril de 2024

Texto publicado hace más de diez años, inspirado en la figura de Layne Staley. 22 años de su partida:

Al revisitar el ácido de Layne Staley, casi uno puede aseverar nuevamente esa verdad en el aire, esa consigna que emanaba de ese sonido: "Perseguimos mentiras mal impresas". Eran las verdades que cantaban, como espinas que se hicieran paso entre sus gargantas hasta salir florecidas al exterior. La verdad como un síndrome que se padece o deja de ser, no como la doncella del castillo, no como la luz de la caverna. Deber ser esa verdad, atestiguar su combustión interna, y renacer en cada crucifixión. He ahí la filosofía, me dije, mientras me consuelo en la muerte inmortal de todos los cantantes del rock and roll.

viernes, 5 de abril de 2024

Treinta años de la partida de Kurt Cobain: Aún huele a espíritu adolescente

A treinta años de la muerte de Kurt Cobain, comparto una reflexión que escribí hace diez años, sobre la importancia de su música en mi propio proceso creativo:

Ahora que hago un recuento, un rewind de mi experiencia en esto del naufragio de escribir, todo comenzó con el rock and roll. De hecho, partí escuchando desde el fenómeno grunge, la "nueva ola rock" noventera, pasando por el heavy metal de los ochentas hasta llegar a los grandes clásicos de la era hard rock y la onda psicodélica/progresiva. Partí escribiendo intentos de canciones, inspiradas en las de Nirvana. No sé por qué esa rabia hermanaba tanto, siempre existe algo en los abismos personales que nos hermana. Si hubiera seguido escuchando música de baile probablemente no estaría escribiendo acerca de ficciones, desventuras ni maldiciones.

En esa misma época, casi de forma sincrónica descubrí a los beats, y luego a los poetas chilenos: Lira, Parra, De Rokha, Teillier, Lihn. Primero el rock, pasando por el beat para llegar a las palabras "ajustadas al abismo", el abismo de vivir en el culo del mundo, en un colegio de provincia a la punta del cerro, y armando un culto al rock que iba sumando capas al espíritu subterráneo, solo con la sangre, con el polvo, sin tener idea de que todo era parte del mismo circo, y mejor que no hubiera idea, solo bastaba esa necia pero vital caravana de resguardar y difundir una especie de amalgama "rock/poesía" como evangelicos de la juventud. Todo lo concerniente al curriculum no era sino el telón de fondo de ese latido escondido.

Una de la tantas "misiones" que nos proponíamos con un amigo, consistía en asaltar la radio escolar. En realidad, después de eso la prestaban, pero existía toda una mística en tomar la radio por asalto y plagar ese nicho de flaites de buen rock. Como desvaríos de profetas sin mensaje ni tierra, sentíamos a los anti rock como paganos que hubiera que convertir. Mientras tanto, uno se sentía la rara avis, algo así como el Tristan Tzara de ese grupo de hijos de proletarios idólatras del ruido. En fin, nada nos aseguraba que en esas misiones algo cambiara, pero no importaba.

Era la intuición de que toda tentativa de figurar, de éxito, de fama, nos llevaba de inmediato a la trinchera del otro lado, un poco la manía que atormentaba a Kurt Cobain durante su carrera, la de admirar a las bandas en sus inicios y aborrecer el que salieran "a flote" en la marea mediática, a riesgo de vender el alma al diablo comercial. Siempre fue su miedo. El éxito fue su cruz. El idiota miedo escénico era solo una forma de darle profundidad al aburrimiento, una forma ingenua de dejarlo todo, sin la expectativa de ninguna inteligencia ni alguna clase de don, solo la oscuridad tocándose a sí misma, rebobinando nuestros deseos y desengaños.

Cuarenta aniversario del diario de Winston Smith

Un 4 de abril de 1984, Winston Smith en la novela 1984 de George Orwell, escribió la primera entrada de su diario: "Y se le ocurrió de pronto preguntarse: ¿para quién estaba escribiendo él este diario? Para el futuro, para los que aún no habían nacido". En un rincón, escondido del Gran Hermano, Smith escribió a mano limpia como forma de resistencia. Cuarenta años de este hito en la ficción orwelliana. ¿Seremos acaso, los escritores de diarios, los blogueros, los cronistas anecdóticos, los que escribimos a pulso, la resistencia de una época distópica, aquel futuro presente?

jueves, 4 de abril de 2024

Penumbra de provincia (fragmento)

"Alguna vez fue que planeamos
Hacernos todo el daño de una vez
Dictando una sentencia desafiante". Soda Stereo, No existes.


El set televisivo se sumió en un silencio incómodo, mientras las cámaras continuaban grabando, capturando la desconcertante revelación que estaba ocurriendo en tiempo real.
-Entrevistador: (mirando a la cámara) A veces, las sombras son más reales que la propia gente. Pero hablemos de ti (dirigiéndose a Miranda) ¿Cómo es sentirse manipulada, Miranda? ¿Cómo es ser parte de una historia que no controlas?
-Siempre será difícil lidiar con la verdad. Supongo que para eso existe la poesía: para expresar lo que tememos conocer-, dijo Miranda, en vivo, sin tapujos.
Ella ya estaba enterada sobre el mantra de las conspiraciones en el terreno político, pero nunca se imaginó que estas pudieran desatarse en un medio en apariencia tan virtuoso, tan puro: el literario. Quizá sea porque nunca fue realmente tan virtuoso, tan puro. De todos modos, Miranda se sonrío. Sabía que estaba a salvo y que sería respaldada, pasara lo que pasara.
Las sombras, hasta entonces ocultas entre las páginas de su libro y los murmullos de la ciudad, se proyectaban en las pantallas de los espectadores.
Por su parte, Ángel, en medio del torbellino de emociones que lo envolvían, se vio obligado a confrontar las sombras más oscuras de la vida de Miranda. En ese momento, la visión de un terrible crimen que involucraba a una antigua pareja de poetas del puerto se le reveló en pesadillas. Dicha visión, que ya había adivinado luego de ver la película “Hay algo allá afuera” de Pepe Maldonado, se convirtió en un reflejo distorsionado de su romance, en un auténtico pandemonio amoroso.
No podía creer lo que había escuchado, ni tampoco podía imaginar su papel en la revelación.
La noche caía, pero no traía consigo la calma. En el rincón oscuro de un café, Ángel y Miranda se encontraron, pero no como los amantes que danzaban entre las sombras, sino como dos adversarios enemistados a muerte.
—No puedes seguir evitando la verdad, Ángel. Di la verdad. —dijo Miranda, con mucha frustración.
Ángel frunció el ceño. La atmósfera vibraba con la electricidad de la discusión, como si las sombras que los rodeaban hubieran cobrado vida.
—¿De qué verdad me estás hablando? -
Miranda soltó un suspiro.
—Esta farsa, Ángel. No se puede continuar así. No es vida. Tenemos que enfrentar la verdad-.
Ángel se levantó de su silla con un gesto brusco. Su expresión de frustración reflejaba la tormenta interna que lo consumía.
—¿Y qué esperas que haga, Miranda? ¿Que lo revele todo? Estás loca.
La poeta levantó la mirada. Sus ojos chispearon con una mezcla de dolor y desafío.
—No te estoy pidiendo que confieses todo, pero esta fachada nos está destruyendo. Mi vida se está yendo a la mierda, entiende. Y tú no puedes seguir haciendo como si nada, hueón.
Las palabras resonaron en el café como un eco discordante. Los clientes cercanos se sumergieron en sus propios murmullos, inconscientes de la tormenta que se libraba.
—Esto es lo que soy, Miranda. No puedes pedirme que renuncie a lo que soy —replicó Ángel, obstinado.
Miranda se puso de pie. Su figura tembló bajo la presión.
—No te estoy pidiendo que renuncies, Ángel. Te estoy pidiendo que enfrentemos la verdad juntos, incluso si eso significa perderlo todo.-
La discusión continuó, sin aparente fin. En aquel rincón, entre sombras y gritos, Ángel y Miranda se enfrentaron a la encrucijada de sus emociones. El café, testigo mudo de su conflicto, envolvió las palabras no dichas, las lágrimas no vertidas y los demonios que, por un momento, parecían querer liberarse.
Ángel, confundido y herido, buscó respuestas en los ojos de Miranda, pero encontró solo un abismo lleno de desconfianza.
—Si hay algo que debas decirme, hazlo ahora. No podemos vivir en las sombras para siempre —exigió Ángel, agitado.
Miranda se volvió hacia la ventana y miró por un momento al exterior, bajo un atardecer implacable
—Ángel, hay verdades que nunca podremos entender. Valparaíso nos ha marcado desde siempre. Quedamos a la sombra, quiltros, sin metafísica. Lo que queda de nosotros es solo la intuición de un oscuro desenlace.
—¿Pero cómo pudiste formar parte de esta mierda? ¿Que sacabas con ser parte de la conspiración? — se cuestionó Ángel.
Miranda, seria, dio vuelta la mirada, otra vez.
—¿Y acaso tú no eres parte de la conspiración acaso? No tienes idea, Ángel. La literatura no es un juego, es un campo de batalla.-, le dijo a Ángel.
Ángel la miraba extenuado.
-A veces, para ganar la partida hay que sacrificar algunas piezas en el tablero. Con nuestro sacrificio ganaba todo Valparaíso-.
—¿A qué te refieres, Miranda, con que todo Valpo ganaba? Los únicos que ganaron fueron nuestros verdugos en las sombras-.
Miranda le observó con una mirada repleta de incertidumbre.
—Valparaíso es un poema inacabado, Ángel. Nuestras vidas fueron la materia prima . Pero ten cuidado, porque la verdad que ansías te puede dejar sin palabras-.
El sueño se desvaneció lentamente. La plaza, que había sido testigo de muchos dramas, ahora se sumía en el silencio nocturno.
Miranda, con la mirada fija en Ángel, se le acercó.
—Ángel, tus palabras pueden ser convincentes, pero las sombras que te rodean no son simplemente material para tus textos. Hay verdades que no puedes eludir —replicó Miranda, sosteniendo un ejemplar de su primer libro en la mano.
-Léelo de nuevo y date por enterado-, repitió ella. Le entregó el libro, aquel viejo libro a Ángel, una vez más. Al hojearlo, le indicó una página específica. Había unos versos ilegibles. Decían: "De la vida te vas, y de la muerte no vuelves".
Al leer esos versos, Ángel vio en su mente cómo una pareja en la Plaza Victoria estaba matándose a golpes. Fue corriendo a detenerlos, gritando con todas sus fuerzas, sin ser escuchado. Tan pronto como la pareja desapareció en la bruma de la noche, Ángel sintió algo caliente en la cabeza. Un golpe que jamás logró advertir, un golpe que vino como el karma desde un pasado remoto.
Ángel, atrapado, cayó al suelo y recordó a Miranda, quien observaba impotente cómo la historia de Valparaíso se desvanecía frente a él.

miércoles, 3 de abril de 2024

Encuentro con Carlos Johnson Bordalí y su libro sobre Quetzalcóatl

En la librería Mar de libros, me encontré a un caballero bien vestido que llevaba tres libros en sus manos.

“Los estoy vendiendo, joven”, me dijo.

“¿Son suyos?”, le pregunté.

“Sí señor”, me respondió.

De inmediato, me mostró sus libros. Se trataba de una trilogía de poemas temáticos en torno a la figura de Quetzalcóatl.

“Una tetralogía, porque falta uno en la lista”, afirmó el caballero.

“Me llamo Carlos Johnson Bordalí y no es por creerme, pero ningún poeta en Chile se ha propuesto una tetralogía como esta”.

Fueron las palabras del poeta, muy seguro de sí mismo y del impacto de su obra, luego de reseñarme un poco su biografía al vuelo. Me pregunté de inmediato si ubicaba a algunos de los poetas porteños que pululan por ahí.

“Depende de a quién te refieras”, dijo.

“¿Ubica a Juan Cameron, por ejemplo?”.

“Claro que sí”.

Don Johnson se veía más o menos de la misma edad de Cameron, así que debe ser de la misma generación. Lo raro es que nunca había escuchado de Johnson pero sí de Cameron, en mis tiempos de andanzas poéticas, por lo que este encuentro resultó ser uno de aquellos encuentros fortuitos a la manera surrealista de Lautreamont.

Me fijé en la portada de uno de los libros. Figuraba en ella la bomba atómica, y llevaba por título, “Quetzalcóatl. La serpiente de pluma preciosa. Los Soles o Edades del Mundo”. Don Johnson se acercó un poco más para mostrarme la edición.

“Aquí represento la edad del Quinto Sol, de acuerdo a la leyenda azteca. Sería el Sol bajo el cual vivimos, y se trata de una época convulsa. Aquí hablo de criaturas que se van a devorar a los hombres, los monstruos del crepúsculo”, explicó Don Johnson, muy entusiasta.

“Se parece mucho al Kali Yuga, era en la cual también nos encontramos”, le aclaré, subrayando la analogía.

“Algo así”, confirmó el poeta, “aunque acá profundizo en la mitología nahual. Si lo lees podrás leer en clave poética la realidad”.

Capturó mi atención aquel libro con la bomba atómica y la alusión a estrellas y dioses antiguos, primero, porque no se estila esa clase de temáticas en la poesía porteña; y segundo, porque encuentro en la propuesta de Johnson un paralelo muy significativo con la obra de otro porteño más joven: “Escatología. Poemas para un holocausto nuclear” de Vladimir Boroa. Advierto un diálogo posible, ahí, en la lectura mítico poética de nuestros tiempos que parecen cada vez más la antesala de una nueva Guerra Mundial post atómica.

Impulsado por esta analogía, le compré el ejemplar de su libro Quetzalcóatl a Carlos Johnson. Me ofreció una tarjeta de presentación en caso de querer sus otros libros.

-Analista de sistemas y poeta-, le dije, antes de irse.

-Así es. Mis pasiones-, aclaró.

Sabía que el analista de sistemas era un profesional dedicado al mundo de la informática. Sin embargo, la asociación era demasiado fuerte. A su manera, un poeta también podía ser un analista del sistema, un analista que indaga en sus voces enterradas, en sus relatos escondidos, en sus palabras vaciadas de significado, para retrotraerlas al mito y darles una forma nueva.

Abrí el libro de Don Johnson y, en su prólogo de Sergio Infante, decía: “Lo sagrado y lo profano se tocan mutuamente”.

lunes, 1 de abril de 2024

“Destinos del alma” y el legado macabro de los libros de piel humana

La Universidad de Harvard ha retirado de su biblioteca un libro encuadernado con piel humana. El libro es del siglo XIX, se llama “Des Destinées de l' Ame” (Destinos del alma) y fue escrito por Arsene Houssaye. Durante el año 2014, se descubrió que el libro estaba revestido con la piel de una mujer mentalmente enferma que había fallecido de un ataque al corazón. Houssaye le habría regalado una copia a su amigo, el doctor Ludovic Bouland, y este habría usado la piel de su paciente con la excusa de que “un libro sobre el alma humana merecía tener una cubierta humana”.

La Universidad tomó esta decisión en respeto de “la dignidad de las personas”. Hay que considerar, sin embargo, que el libro estuvo allí más de noventa años. No fue hasta el 2014 que recién decidieron sacarlo, cuando se realizó un análisis científico que confirmaba el hallazgo de piel en su cubierta. En el año 2022, Harvard confirmó además la existencia de más de veinte mil restos humanos en su colección, desde esqueletos hasta dientes y pelos.

La práctica de encuadernar libros con piel humana era llamada “bibliopegia antropodérmica” y se remonta al siglo XVI. Era una práctica muy frecuente entre los médicos que tenían acceso a los cuerpos para realizar disecciones. Por eso, la Universidad advirtió el problema ético que implicaba contar con semejante material y actuó en consecuencia.

Al investigar un poco más sobre este extraño caso, se destaparon otros hallazgos de libros cubiertos por piel humana. Lo más escalofriante de todo es que “Destinos del alma” solo sería un libro entre muchos otros. Existe un libro que data de 1821 y documenta el asesinato de Eliza Balsum por parte de John Horwood. Se habría usado la piel del asesino para tapar el libro sobre su caso. Los familiares del occiso alegaron que dicho encuadernamiento era un acto de venganza post mortem.

Existen otros libros que también están hechos de la piel de asesinos. Uno de ellos versa sobre William Burke, quien mató a más de quince personas, solo para poder vender sus cuerpos. El libro es de bolsillo y está compuesto de notas personales. En su interior está registrada la fecha de la ejecución de Burke: 1829. Otro asesino cuya piel cubrió el libro sobre su crimen, fue William Corder, quien mató a una mujer llamada María Marten, en un caso conocido como “El asesinato del granero rojo”. La historia de este caso llegó a inspirar algunas canciones y obras dramáticas, de modo que el asesino, paradójicamente, acabó inmortalizado. Qué irónico: matar para luego morir condenado y vivir eternamente en la piel del libro sobre tu vida que otros leerán con morbo.

Nunca se supo cómo fue que la piel del asesino fue usada para encuadernar estos libros. Se trata de un misterio solo equiparable a un relato digno del universo de Lovecraft: las bibliotecas como portales hacia el terror materialista. Ahora ¿Quién puede asegurar, a ciencia cierta, que algún libro de nuestra propia biblioteca personal no contenga un mínimo residuo humano? ¿Se ha hecho acaso, al momento de adquirir los libros de la colección, algún examen riguroso de bibliopegia? La sola idea de que, al menos una vez en nuestra vida, hayamos tenido en nuestras manos un libro con materia humana, resulta espeluznante. De seguro, caro lector, para la próxima vitrina tendrá más cuidado al consultar de qué material está hecho el libro que le interesa.


domingo, 31 de marzo de 2024

¿Por qué los huevos para celebrar la resurrección de Cristo? Existen varias explicaciones y se remontan casi a los orígenes de la civilización. En Egipto, el huevo era sinónimo de vida. Se cuenta que Osiris y Tifón lucharon y encerraron todos los bienes y males del mundo en un huevo, en un paralelo con la caja de Pandora. Durante la antigua Germania, incluso, celebraban a la diosa Estre porque traía fertilidad, y los conejos representaban la abundancia. Los cristianos primitivos, por su parte, se abstuvieron de comer carne y huevos durante la Cuaresma, por lo que, al llegar el día de la Pascua de resurrección, festejaban y salían a repartir huevos decorados entre los suyos. Si vamos más allá en la simbología, el huevo en sí mismo tiene una relación metafórica con el sentido de "vida nueva" que Cristo representaba al vencer a la muerte y despertar glorioso. Me permito citar en este punto un clásico fragmento de la novela Demian de Herman Hesse que, si se aguza la mirada crítica, guarda una analogía curiosa: "El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El Dios es Abraxas".

sábado, 30 de marzo de 2024

Con la polola hicimos un ejercicio de definir al otro, en una sola frase. Ella dijo de mí: "Un hombre culto que le gusta disfrutar de la vida". El prisma con que definimos a los otros depende mucho de cómo cada quien se define a sí mismo. Al definir al otro definimos muy bien nuestra propia idea. Nuestras palabras, nuestros dichos, hablan muy fuerte de lo que somos, a menos que desconfiemos demasiado del lenguaje y su capacidad interpretativa.
Mi madre ha dicho que, con sus penas a cuestas, ha comenzado a extrañar a Dios. Conmovido por sus palabras. Tristes pero bellas en su reflexión. Los existencialistas como Jean Paul Sartre y Albert Camus también renegaron de Dios en su momento, pero luego tuvieron una "conversión", aceptaron que no es posible renegar del todo de la dimensión religiosa, sin antes quedar un poco vacío, un poco huérfano, ante el absurdo de un mundo sin sentido trascendente, con pura inmanencia. En Camus, esto queda en evidencia tras las conversaciones que mantuvo con Howard Mumma durante sus últimos años. Aceptó su incapacidad para entenderlo todo sin considerar la religiosidad. Por su lado, en Sartre fue decisivo un diálogo que mantuvo con un marxista, pocos días antes de su muerte, diálogo recogido por Le Nouvel Observateur. En ese diálogo, el filósofo afirmó que no se percibía "como producto del azar, ni como una mota de polvo en el universo, sino como alguien que ha sido esperado, preparado, prefigurado. En resumen, como un ser que solo un Creador pudo colocar aquí". El escepticismo no tiene por qué estar reñido con el sentido de una trascendencia allende la física o una profundidad espiritual más allá de la materia. Al zozobrar la carne, al sentir la oscilación de la vida, suele ocurrir, en los espíritus sensibles y en las mentes reflexivas, un episodio que confronta los propios conflictos internos con la inmensidad de un absoluto inabarcable. Es allí donde inicia la posibilidad de Dios, o la posibilidad de plantearse su existencia, a través de la experiencia sensible de la vivencia humana. Hay todo un misticismo en esa "duda final", en ese umbral que conecta el sufrimiento terrenal con la creencia en un orden superior. 
Un sticker de San Pancracio cayó al suelo tras despegarse del ramo que mi polola colgó sobre el espejo. Si uno piensa en la causa lógica y científica, solo se agotó el adhesivo del sticker. Sin embargo, una lectura más poética y rica en simbolismo podría asociar la caída de la imagen del santo desde el espejo con el día en que Jesucristo permanece muerto, día de luto, de silencio y de espera vigilante. Día en que lo santo desciende al mundo de los muertos para luego ascender glorioso. La lectura mítica religiosa de este simple hecho cotidiano es tal que el espejo mismo podría significar algo trascendente: la proyección de la eternidad en la materia, de lo que se repite en el tiempo para luego volver a su verdadera identidad: “Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.” (1 Cor. 13, 12).

viernes, 29 de marzo de 2024

Viernes santo de reflexión. Cargo todavía con un dolor de cabeza producto de la caña de anoche, ese será mi viacrucis. La polola ya emigró con su familia. Mientras tanto, medito en la soledad de la pieza con un té de hierba, sobrio y penitente.

INRI

La inscripción INRI que fue colocada encima de la cruz de Cristo se traduce como "Jesús el Nazareno, rey de los judíos". Según el Evangelio de Juan, el acrónimo habría sido escrito por orden de Poncio Pilato para definir el motivo de la crucifixión de Jesús. Mucho tiempo después, se usaría la expresión en español "para más inri" con el mismo sentido de "por si fuera poco", es decir, para referir una situación que ya ha superado algún límite de absurdo, dramatismo o tragedia. En pocas palabras, "para más inri" equivaldría a una crucifixión metafórica, en virtud de un infortunio.

Ahora bien, hay otro significado de INRI que ha quedado relegado al plano esotérico. Aparte de su alusión a Jesús, las iniciales del acrónimo podrían significar lo siguiente, traducido del latín al español: “Por el fuego se renueva la Naturaleza”. Esta posible acepción me habla de un sentido más profundo. Puede ser el principio purificador del fuego, su ciclo de disolución y regeneración (cual Cristo crucificado y resucitado) y también puede ser el principio creador, la Palabra al comienzo, pronunciada por el Altísimo. De hecho, INRI puede tener otras combinaciones, alusivas al Reino Interior o al Nombre inefable al inicio de todas las cosas.

La cuestión es que el INRI me ha perseguido durante este último tiempo, a raíz de sus diferentes y potenciales significaciones. Bien podría entenderse que, "para más inri" hemos tocado fondo y no haya aparente salida, pero también podría ser que la fórmula "Inri" sirva para invocar el fuego que renueva, y la palabra para pronunciar las cuestiones elementales.

miércoles, 27 de marzo de 2024

Valparaíso se proyecta como el destino más visitado para Semana Santa, según dicen, aunque no se precisa si es con el propósito de una reflexión penitente o con miras al viacrucis. Lo cierto es que muchas familias y muchos amigos se enguatarán de chocolate y otros de pescado, y los más malulos, de carne roja.

lunes, 25 de marzo de 2024

Compré Diario de Valparaíso de Alfonso Calderón. Auténtico hallazgo. Referente ineludible para quienes perseveramos en la anotación rápida y en la crónica urbana. Se podría decir que Calderón fue una gran influencia. Incluso, a más de setenta años, hay cosas que él escribió que resuenan con el presente y me identifican plenamente. Rinconada tenía también la lógica del diario de Calderón y los textos estaban perfectamente señalados con fecha, en su nombre:

Valparaíso, 4 de febrero de 1950

¿Me falsifico a mí mismo en este Diario? ¿O solo se trata de un proceso de distancia entre mi yo y la realidad oscura? Sin embargo, no ignoro que jamás me dejo llevar por mi propia exaltación, con el fin de "hacer" el héroe (en la clase de Gramática, Rosales dice que dejemos de emplear este verbo "comodín"). Cuento lo que me pasa, medito sobre mi propia nulidad, y a veces no paso por listo relatando con pormenores mis fracasos".

domingo, 24 de marzo de 2024

La verdad es que nunca me lo propuse, pero al escribir crónicas sobre Valpo y desde Valpo se arma una verdadera "cartografía existencial". Hay algo en la crónica que la hace magnética, algo al paso que deja huella. Sé que las circunstancias no son las mejores, pero es como la escritura situada de Carlos León, que volvía cada vez que podía a los viejos lugares, hecho tal vez la sombra de sí mismo.

Crónica sobre Domingo de Ramos en Valparaíso: La "Jerusalén perdida".

Frente a la Iglesia de los Sagrados Corazones, había unas señoras que vendían ramos. Algunas cortaban grandes ramas que se esparcían en la vereda y otras ya tenían listos los ramos bien amarrados con imágenes de religiosos y santidades. Al lado de las señoras, también había cabros que vendían los ramos a viva voz, y se las ofrecían incluso a los vehículos que iban pasando por ahí. “A luca”, gritaban, mismo precio que el de los ramos al pie de la calle.

Pasé y no me decidí a comprar ninguna mata en especial, hasta que llegué al frontis de la iglesia. Estaba cerrada pero toda la reja de la entrada estaba cubierta por ramas, como quien pretende evocar la entrada a Jerusalén. Una señora me ofreció de las ramas que estaba vendiendo. Le pregunté si acaso iba a realizarse una misa. Dijo no tener idea. Otra señora que estaba cerca se metió en la conversación y afirmó que se realizaría una en la tarde, que se suponía en la mañana no se había realizado por un retraso del cura.

Ante la expectativa, ambas señoras comenzaron a discutir la remota posibilidad de la misa, aunque todo indicaba que no se haría, porque no había nadie esperando ni afuera de la reja ni dentro de la gruta. De esa manera, el Domingo de Ramos fue inaugurado, sin una ceremonia oficial que lo consagrara. Al menos, no una que fuera anunciada para todos. Las ramas simbolizaban el comienzo de la Semana Santa, aunque también representaban la victoria para los romanos. Jesús llegaba, según cuentan, en son de paz, pues el silencio que reinaba alrededor de la Iglesia de los Padres Franceses era la antesala de un vacío sublime, el vacío que dejó el posible ingreso inadvertido del Señor.

Cuando ya todos guardaban las cosas para irse, la señora de las ramas insistía en venderme una antes de marchar. Eché un vistazo a algunas hasta que elegí la de San Pancracio. “San Expedito”, repetía la señora. “No se preocupe, están bendecidas”, agregó, al darse cuenta que observé la iglesia cerrada. Creyó que mi intención era ir a aquella improbable misa a bendecir las ramas. Pero no. Solo quería llevarme una a la casa, recordando quizá aquella época en que era chico y todos en la familia se reunían para llevarse su matita. Se vuelve a aquella infancia como quien vuelve a una Jerusalén perdida en el tiempo. El reino de la nostalgia era tierra santa, aquella en que todos estábamos unidos.

"Izquierda no es woke", Susan Neiman

Para quienes aún no saben a qué nos referimos con "lo woke" en lo político y en lo cultural, la autora Susan Neiman nos lo explica en su nuevo libro, muy necesario para aclarar estos conceptos tan en boga:

"Susan Neiman se pasó buena parte del 2023 recorriendo Europa para promover su último libro, escrito con la sensación de que “no podía esperar, era demasiado urgente y necesario”, según dijo en una entrevista con la revista Quillette. Neiman, judía y estadounidense, es una de las más destacadas especialistas en filosofía moral y hoy vive y enseña en Alemania. Su texto “demasiado urgente” fue traducido al español y acaba de llegar a Chile con el título Izquierda no es woke (Debate, 2023). Su finalidad es demostrar que muchos elementos de la moda woke no son de izquierda, y algunos de ellos son más bien profundamente reaccionarios, aunque sus promotores ni se den cuenta.

No es fácil definir lo woke, en parte porque no es un movimiento, sino muchos, y porque algunas de sus ideas arrancan de desarrollos filosóficos o seudocientíficos muy oscuros. Es más fácil reconocer lo woke por sus métodos: la cultura de la cancelación (la funa), la intolerancia a los matices, el rechazo de la negociación, la inclinación por el juicio lapidario.

En general, lo woke identifica a un reclamo en defensa de minorías discriminadas, lo que coincide con el impulso general de la izquierda a favor de los oprimidos. La diferencia es que el wokismo convierte en esenciales esos elementos, como si ellos definieran toda la experiencia humana. Por lo tanto, a una forma de tribalismo -Neiman prefiere esa palabra a “identidades”- que encierra a las personas en pequeñas esferas autoalimentadas. En particular, las de “los dos aspectos de la identidad sobre los cuales tenemos menos control, y que mejor pueden servirte como víctima”: el género y la etnia. (Para los excesos en estos ámbitos resulta complementario el libro de la psicoanalista francesa Élisabeth Roudinesco El yo soberano [Debate, 2023]).

Neiman cita al historiador Benjamin Zachariah: “Hubo un tiempo en que esencializar a las personas se consideraba algo ofensivo, un poco estúpido, antiliberal y antiprogresista, pero en la actualidad sólo es así cuando lo hacen los demás. Autoesencializarse y autoestereotiparse no sólo está permitido, sino que te empodera”.

Neiman recuerda que el término woke (stay woke = mantente despierto) apareció en un tema del cantante de blues Leadbelly en 1938, en protesta contra la condena a muerte de nueve jóvenes negros. Su actualización, sin embargo, sólo se remonta a la década pasada: “Fueron los niños desengañados de la era Obama los que encendieron el movimiento woke en los campus de las universidades estadounidenses”, escribe. Y ha mantenido su llama precisamente en las universidades, refugio y laboratorio de las demandas (con sus respectivas teorías) de género, raciales, ambientales, psicológicas, lingüísticas e históricas, para enumerar sólo las principales. Muchos de estos grupos nacen de derivas de otros y de alianzas de ocasión. La filósofa se declara espantada por las expresiones de apoyo a los ataques de Hamás del 7 de octubre, celebrados por muchos de esos jóvenes como “actos de liberación”. En puntos como este, dice, la confusión entre woke e izquierda “desacredita a la izquierda”.

Como habían notado antes el filósofo Richard Rorty y el historiador Mark Lilla, Neiman ve el curioso puente, tendido por grupos académicos, entre el filósofo francés Michel Foucault, supuestamente de izquierda, y el jurista nazi Carl Schmitt. Ambos compartían “el rechazo a las ideas de humanidad universal, a la distinción entre poder y justicia, así como un profundo escepticismo respecto de cualquier idea de progreso”. También rechazaban el racionalismo de la Ilustración, que a Foucault le parecía un fraude destinado a encubrir nuevas formas de poder. Schmitt, como Heidegger, cargó hasta el final de sus días con un antisemitismo pertinaz, que veía “a los judíos como emblemas de todo lo que odiaba del mundo moderno”. La idea de “humanidad”, para Schmitt, era una invención judía, que es lo mismo que alguna vez dijo Adolf Eichmann.

Schmitt se negaba a distinguir entre poder y justicia y Foucault rechazaba que fuese posible una distinción moral entre inocencia y culpa. Después de un célebre debate en 1971, Noam Chomsky dijo que Foucault era “el hombre más amoral que haya conocido”. ¡Chomsky!

Inspirados en parte por ellos -y por pensadores que los han seguido, como Giorgio Agamben, Judith Butler, Chantal Mouffe-, la cultura woke se encapsula en sus causas tribalistas, alimentando un pesimismo derrotista con el implícito de que poco y nada se puede cambiar. La vehemencia de sus argumentos, dice Neiman, “sobre la importancia de los pronombres es la expresión de personas que temen poseer escaso poder para cambiar cualquier otra cosa”.

El argumento central de Izquierda no es woke es que debido a estas tendencias se han ido abandonando los “tres principios esenciales para la izquierda: el compromiso con el universalismo, una distinción clara entre la justicia y el poder y la posibilidad del progreso”. Una conversación con el activista indio Harsh Mander, cuenta Niman, la hizo agregar un cuarto principio: el compromiso con la duda. Mander le dijo que no sería comunista porque no podría apoyar a ningún movimiento que le impidiera cuestionar las cosas. Eso incluye la idea de que ni siquiera el progreso es inevitable, dado que la historia muestra muchos momentos de retroceso. “Nada resulta más absurdo, en este momento de la historia, que el hecho de que un progresista descarte las ideas de otro por diferencias sobre lo que se considera o no discriminación”.