viernes, 6 de enero de 2017

Ricardo Piglia, su partida.

A comienzos del 2016, Ricardo Piglia combatía una enfermedad que le paralizaría el cuerpo pero no el cerebro. En un principio el escritor tuvo serios problemas legales con respecto a la medicina para su enfermedad. Tuvo que recurrir a un juez para emplazar a una compañía médica con tal de costearle el tratamiento. Se inició además una campaña virtual masiva que obligaba a la compañía a cumplir con su obligación. Por esas cosas del destino, y por cierto, de la literatura, Piglia acepta finalmente su estado y con el tratamiento necesario sobrevive. Moraleja: el cuerpo se degenera. La letra impresa también lo hace. Lo que sobrevive de verdad a ambas es el relato. Su historia implícita.

Con la partida del autor a un año de su enfermedad, se patentiza la siguiente cita de T. S. Eliot usada como epígrafe en su novela Respiración artificial: "Teníamos la experiencia pero perdimos su sentido, acercarse al sentido restaura la experiencia".

Quilpué

Quilpué, tiempo que no visitaba la ciudad. No conocía hace tiempo un lugar como el Clandestino, a una cuadra del Ex Líder. En Valpo no hay nada parecido, quizá por la propia distancia. Hasta la cerveza allí sabe distinta. Tiene sabor a interior. Incluso la noche se arrecia con mayor tranquilidad. En un punto de los Carrera no había casi ningún alma circulando, y relativamente temprano. Más al puerto en cambio pareciese que la noche te mirase constantemente. Debe ser nada más que la mirada foránea del que pretende volver al origen, cuando creía aún en la Ciudad del Sol al visitar el clásico pasaje de la casa de los abuelos.
Una inquietud que me ha venido persiguiendo ¿Es posible que una feminista crea en Dios? Viéndolo desde una perspectiva política, sería una inconsecuencia, incluso un absurdo, que una feminista, con su discurso antipatriarcal, crea en el dios judeocristiano, asociado a la figura del Padre, y al trasfondo machista de su cultura. Mi pregunta es la siguiente, para las que eventualmente sí creen: ¿Cómo solucionan su relación ideológica con la divinidad, o en su defecto, con la institución eclesiástica? ¿Cómo resuelven ese dilema metafísico-ideológico? O derechamente la feminista, al estar asociada a la izquierda radical, debe ser atea en todo el sentido de la palabra, o, al menos, si es creyente, creer en alguna suerte de divinidad matriarcal, o sencillamente una divinidad sin género, universal, cosa que desde su discurso activo tendría que ser lo más lógico. Aunque me caben dudas, al no hallar un argumento sólido al respecto, y, por supuesto, al no ser realmente la creencia religiosa una de las prioridades del campo de lucha, cuando debiese ser un dilema fundamental: La relación antiquísima con la religiosidad, sublimada psicológicamente, o más en estricto rigor, la relación con la posterior metafísica, ya sea en su sentido de afirmación o de negación.