viernes, 8 de julio de 2022

La escena clave en la serie de Obi Wan, la que sería el eslabón perdido entre La venganza de los Sith y Una nueva esperanza: la pelea entre Darth Vader y su todavía maestro, Obi Wan Kenobi ¿era realmente necesaria? ¿Agregaba profundidad o continuidad? A mi juicio, la segunda batalla entre discípulo y maestro resuelve lo que quedó pendiente de la primera: la transición definitiva al lado oscuro del joven padawan Anakin; y sirve de preámbulo para la tercera y última batalla: el quiebre total con su maestro y con su propio pasado, al punto de disolverse lo poco de hombre que le quedaba, para convertirse completamente en Lord Sith. Tras el golpe decisivo, se consagra el rito de transformación de ese yo que solía ser Anakin en ese otro (sombra) el villano oscuro que todos conocemos. Pero Anakin fue asesinado por sí mismo, por su propia sombra, y ese otro ahora ya no reconoce a su antiguo maestro, y solo desea hacer todo el mal posible, como servidor del Emperador. Sin embargo, todo mal precisa de una forma. La otredad del mal solo es mediante el enmascaramiento. Al ocultar su rostro, se vuelve temible, gana en poder y oscuridad. Por ende, no hay Darth Vader sin la máscara. El mal es la máscara definitiva.

La destrucción de las Piedras Guía de Georgia, ¿Fin del Nuevo Orden Mundial?

El monumento de las Piedras Guías de Georgia ha sido destruido producto de una explosión. Inmediatamente, muchas personas celebraron este hecho como el comienzo del fin de una época, o bien, como la caída de un viejo orden. ¿Por qué? Basta con conocer los antecedentes de la construcción del monumento y su verdadera significación para poder entenderlo. Las piedras tienen más de cuarenta años y fueron instaladas allí, en 1978, por orden de un hombre misterioso llamado Robert C Christian. Este hombre fue al condado de Elberton, en Georgia, y comenzó a observar a la población. La gente del condado lo recordaba porque vestía elegante, tenía un sombrero característico, un traje de negro y tenía rasgos europeos. El hombre se acercó al cantero más famoso del condado, el señor Joe H. Fendley, quien trabajaba en la construcción, y le propuso que necesitaría su ayuda para un proyecto arquitectónico basado en cinco lozas de más de cien toneladas, seis metros de largo y con una serie de inscripciones en doce idiomas diferentes, inscripciones que serían formuladas en forma de mandamientos. Ante lo extraño del proyecto, el cantero se negó a ofrecerle ayuda al hombre misterioso, alegando que solo trabajaba para empresas y no para particulares, pero aquel hombre le contestó que iba a hacer su proyecto, de todas formas, porque, desde varias cuentas distintas, le iba a transferir una cuantiosa cifra de dinero. El cantero Joe, en un principio, no lo podía creer, aunque, finalmente, acabó aceptando la oferta, haciéndose millonario, luego de la construcción del monolito. Ya acabada la obra, Robert, el arquitecto, tomó un avión y se marchó para no volver. Solo quedó su seudónimo en las cuentas en que el señor Joe recibió una fortuna: R. C. Christian, aludiendo al creador de la logia de los Rosacruces, Christian Rosenkreuz. Todo un misterio que cobra resonancia, hoy, más que nunca, ante el que sería el atentado definitivo contra el monolito.

Los auténticos motivos detrás de aquella construcción aún son motivo de especulaciones. Pero, sobre todo, han sido el caldo de cultivo para las conspiraciones en torno al Nuevo Orden Mundial, simbolizado en las inscripciones de las Piedras Guías. En ellas, se describen una serie de principios que guiaría el futuro de la humanidad desde entonces, y que representarían el cúlmine de la Era de la Razón. El primero, el más polémico, sostenía que la población mundial debía limitarse a 500 millones de habitantes con tal de vivir “en perpetuo equilibrio con la naturaleza”. El segundo principio decía “guiar sabiamente a la reproducción, mejorando la condición y diversidad de la humanidad”, exactamente lo mismo que han dicho muchos multimillonarios en cuanto a la eugenesia, control de natalidad. Otro de los principios hablaba de “Gobernar la pasión, la fe y la tradición”, “Permitir a todas las naciones que se gobiernen internamente, resolviendo las disputas externas en un tribunal mundial”, es decir, un “Nuevo Orden”. En resumidas cuentas, tenemos que han destruido un símbolo de mandamientos de “aquellos que nos gobiernan tras las sombras”, un símbolo que pretendía perdurar en el tiempo, como los antiguos monumentos de civilizaciones milenarias. Esto lo comprenden, seguramente, porque saben que la piedra sobrevive a la historia.

Pese a todo, el hecho del derrumbamiento de las Piedras de Georgia tiene muchas interpretaciones, pero resulta completamente ingenuo siquiera pensar que, con esto, aquellos “poderes en las sombras” han perdido. Nada más ingenuo y alejado de la realidad. De hecho, ni siquiera les hace daño, aunque sí es cierto que la destrucción de las piedras se volverá un hito, un verdadero “contra símbolo”, sobre todo y considerando la trascendencia del poder de los símbolos a nivel subliminal, a lo largo de la historia humana. Las consecuencias de este hito no se han hecho esperar. En el mundo de la política norteamericana, una candidata republicana, Kandiss Taylor, ha sostenido que el derrumbamiento de las piedras significa combatir y, literalmente, “hacerle frente a la cábala luciferina”. Gracias a este tipo de reacciones, es que la interpretación sobre un Nuevo Orden Mundial es ridiculizada y tildada de reaccionaria y conspiranoica, asociada directamente a grupos de “conservadores religiosos” o de “extrema derecha”, en circunstancias de que el alcance geopolítico de dicha interpretación excede el viejo maniqueísmo, y tiene un trasfondo veraz. Hay quienes sostienen que no se debe, ni por asomo, cantar victoria, porque la destrucción de las Piedras Guía sería otro montaje de aquellos “poderes en las sombras”, como señal de que un viejo orden se acaba, pero esta idea no tiene la suficiente aceptación, y se prefiere creer que los autores del atentado contra el monumento al NOM fueron las autoridades locales del condado que optaron por derribarlo producto de su mala fama o, derechamente, verdaderos disidentes anónimos, integrantes de alguna “Resistencia” con la convicción necesaria para destruir un símbolo tan poderoso y dejar un mensaje potente.

Como sea, la reacción ya se ha manifestado. Los disidentes al NOM festinan con el hito y lo consagran como un precedente contra cualquier intención globalista y agenda de corte totalitario (léase Agenda 2030 de las Naciones Unidas). Muchos otros monumentos han caído también, aunque con otro sentido: las estatuas de los conquistadores y los viejos estandartes, Colón, Baquedano, las mismísimas Torres Gemelas, pero lo que subyace a la caída de cada monumento arrastra toda una carga histórica y un simbolismo oculto. Esperemos que con el derrumbe de las Piedras Guías se derrumbe, a su vez, la agenda que atenta contra nuestra humanidad y limita nuestra libertad.

"La segunda década del siglo XXI en Chile comenzó con un terremoto y un tsunami devastador en febrero de 2010, y concluyó con un estallido social que remeció el país, en octubre de 2019. Un arco perfecto entre el destino de catástrofes naturales sobre el que habitamos y nuestra vocación de iras acumuladas que se van masticando en silencio hasta que repentinamente escapan en una explosión de furia." «Antes de que fuera octubre», Óscar Contardo