martes, 2 de diciembre de 2025

Se determinó que quedará prohibido el uso de celulares en las clases, de manera legal. Se veía venir. Una espléndida idea, muy en la línea de la educación suiza y otros estados de Europa. Se acabaron las transmisiones en vivo burlándose con cabros de otros colegios. Se acabaron los chateos en medio de la clase. Se acabó la música de mierda sonando a todo lo que da. Nada de pantallas y cosas raras: volver al texto, al libro y al papel. En definitiva, a lo orgánico.

¿Ocupar internet? Para eso están las salas de computación. ¿Llamadas de emergencia? Para eso está el teléfono del colegio.
"El tono se anuncia desde el prólogo de Óscar Landerretche, que decide leer el ciclo 2019–2023 con Joseph Conrad en la mano. Chile, sugiere, hizo su propio viaje río arriba, como Marlow en El corazón de las tinieblas: se lanzó contra las “hipocresías” de la transición –las cocinas, los acuerdos, la moderación pactada– convencido de que más allá de ese decorado encontraría una democracia más pura. Lo que encuentra, en la historia que reconstruye Ortúzar, no es un paraíso de autenticidad popular, sino algo más incómodo: violencia desatada, miedo, y un Estado que no sabe cómo responder. La conclusión conradiana es amarga: las hipocresías de la República son feas, pero preferibles al vacío.

(...)

Dignos no pretende ser la historia definitiva de octubre, sino la defensa de una tesis fuerte: el estallido fue menos una revolución igualitaria que una fiesta de disolución, un momento en que la sociedad chilena se miró al espejo y no le gustó nada lo que vio."