viernes, 4 de diciembre de 2015

A propósito de la partida de Scott Weiland


El espíritu de los noventa, en el fondo, morir pronto, rechazar el éxito, o en última instancia, resistirlo, sufrirlo, como una cruz. Eso es lo que suele enseñar el rock durante la escuela. Lo extraño es que la enseñanza del rock se sigue hasta mucho después, porque se sigue escuchando esa música a escondidas como desahogo después de acabar con la rutina. La música como un escape, como un simulacro de libertad. Se iba al colegio supuestamente a aprender, y ahora, a enseñar, pero en el fondo lo primero que deseamos es sintonizar nuestra música favorita, para ensayar a nuestra propia manera el ritmo de la muerte.