miércoles, 6 de noviembre de 2019

"Acá arriba somos todos pobres, así que permiso, jefe", le decía al chofer un señor medio curado que se subió a la micro del interior a la altura de Peñablanca. Se abría paso entre los pasajeros con cara de preocupación que lo veían buscar en el cacharro algún hueco donde apoyarse. Entretanto, en la fila de al medio, un joven miraba fijamente hacia el vacío del exterior, hacia las calles nocturnas con huellas de recientes barricadas, sosteniendo con la zurda un globo en forma de corazón con la leyenda "te amo".