viernes, 22 de marzo de 2024

Emile Dubois, alcalde de Valparaíso

En calle Salvador Donoso me encontré un afiche, pegado cerca de un mural de Roberto Bolaño. Era un afiche sobre Emile Dubois y decía: “Emile Dubois, alcalde de Valparaíso”. ¿Quién habrá planteado la idea de su póstuma candidatura? Averigué y era un artista francés llamado Jim Délemont, quien presentó su muestra «Evasión hacia un futuro olvidado» en la Ex Cárcel, basado en la historia del popular ladrón y asesino en serie del puerto.

La leyenda cuenta que el francés Dubois arribó a Chile y contaba con una lista de posibles víctimas. Se trataba de médicos, abogados, contadores, corredores y comerciantes que Dubois consideraba “usureros”, de modo que sus crímenes tenían un plan y una motivación. El primer asesinato de Dubois fue en Santiago, pero los ataques que lo volvieron conocido ocurrieron en Valparaíso.

Primero mató a Ernesto Lafontaine, que tenía un local en el centro. Luego de eso, se llevó su plata y un reloj de oro. Después, se inclinó contra el comerciante Reinaldo Tillmanns y más tarde contra el empresario Gustavo Titius. Asesinó también al comerciante Isidoro Challe, a modo de venganza por una deshonra en contra suya. Antes del terremoto de 1906, quiso asesinar al dentista Charles Davies. Sin embargo, este logró defenderse y alertar a un guardia municipal para capturar a nuestro oscuro “Robin Hood”. Ese sería el fin.

Fue llevado a juicio y, frente al juez, se declaró inocente de todos los cargos. La justicia lo declaró culpable y lo sentenció a pena de muerte por fusilamiento. Dubois, quien mantuvo su inocencia hasta el final, declaró fuerte y claro: ¡Disparen directo al corazón”!.

Tras la muerte de Dubois, su tumba se convirtió, con el tiempo, en una verdadera “animita milagrosa”. Todavía hay porteños que se encomiendan a San Dubois, a quien llamé alguna vez “Santo ladrón de los deseos” luego de una muestra sobre su figura hecha en el Salón El Farol de la Universidad de Valparaíso.

Hoy por hoy, Dubois se ha convertido en un santo popular por ese carácter de “justiciero criminal”. El corazón de Dubois fue abierto a plomo y, a su vez, fue abierta la Caja de Pandora de la injusticia, porque el porteño pudo reconocer que no siempre lo legal equivale a lo justo.

Hay quienes cuestionan que un asesino en serie de la talla del francés sea considerado motivo de culto y de reivindicación, y hay quienes le profesan una fe íntima y otros que indagan en su carácter de mito, mediante el poder evocador del arte y la narrativa.

Emile Dubois fue una figura histórica que asoló el puerto con su legado de sangre. El aparato judicial de su época lo condenó, con justa razón, acorde a la ley, pero su personaje y su leyenda le sobreviven, a toda prueba.

Cuando vi el afiche que postulaba a la alcaldía a Dubois, me embargó la emoción, esa emoción porteña, tan entrañable y ajena a consideraciones morales. Tras la propuesta de Délemont, sería una locura ver en Dubois una posible figura política ¿Por qué no? Sería interesante saber de su ideología y de sus propuestas para la ciudad. Habría que preguntarle a los porteños si es que estarían dispuestos a votar por Dubois en una imaginaria candidatura. ¿Ganaría?

La obra de nuestro “Robin Hood” de las sombras continuará chorreando tinta sanguinolenta en los estudios y en los relatos que broten de él. En lo particular, recomiendo la lectura de Abraham Hirmas, “Emile Dubois, un genio del crimen” y “Todas esas muertes” de Carlos Droguett.

Rinconada. Crónicas del adentro y del afuera, 2024. Ediciones Universitarias de Valparaíso.

Edición de mi libro "Rinconada. Crónicas del adentro y del afuera" propuesta por Ediciones Universitarias de Valparaíso y postulada al Fondo del libro. No quedó elegida pero igual quedó decente, aunque el concepto de la portada es distinto. Se trata de un espejo en una escalera. La original era una puerta entreabierta, basada en una obra de Marcel Duchamp ¿Qué habrán querido significar con el espejo atascado en la escalera?