domingo, 31 de octubre de 2021

La ceremonia prohibida (relato de terror)

"El cielo no conoce rabia como la del amor convertido en despecho, ni el infierno furia como la de una mujer despreciada". William Congreve.


Todo ocurría en una gran galería repleta de verde, sin techo, a cielo abierto. Una serie de columnas con reminiscencias a la arquitectura griega sostenían la estructura. Dentro de la galería se estaba desarrollando un cóctel con una cantidad inmensa de invitados. Todos portaban máscaras. Avanzaba por entre el tumulto de gente, buscando el lugar en el cual se celebraría un evento importante. Entre algunos de los pasillos que se abrían a través de la edificación debía estar aquel lugar desconocido, pero no conseguía encontrarlo. El cóctel que ocurría afuera ya no sabía si era para finalizar una jornada, o bien, para ofrecer un aperitivo previo a su comienzo.

A medida que me sumergía en la edificación, el lugar se iba haciendo más laberíntico, y la incertidumbre respecto al evento crecía. Tan pronto fui bajando a los niveles inferiores, encontré un gran salón en el cual parecía desarrollarse una ceremonia. En el momento en que intenté entrar, todo se iba haciendo más nebuloso y perdía la conciencia. Al recobrarla, me hallé en las afueras de la galería, con aquel cóctel siendo desalojado. La gente iba en retirada. Según intuí, aquel evento tan importante había acabado, y nunca supe de qué se trató ni quién lo dirigía. Fui saliendo junto con el mar de gente, hasta encontrarme con un amigo a la salida y una mujer desconocida.

Bajamos raudamente a través de un camino largo y curvo. Atrás se iba formando la estructura de una cárcel. Decidimos no mirarla, cual fugitivos o exiliados, y seguimos bajando de forma mecánica, sin rumbo específico. Al amigo se le ocurrió ir a beber algo, a cualquier antro que nos acogiera en aquellas instancias, muy entrada la noche. La mujer nos miraba continuamente, y nos seguía sin mayor preámbulo. Al llegar al plan de la ciudad, nos dirigimos a un bar de mala muerte. Nos pusimos de acuerdo con el amigo y la mujer, y fuimos ahí a beber. Conforme nos adentramos, un olor fétido inundaba todo el ambiente. Se hacía insostenible, pero el ansia de beber y de borrarse era mayor. Elegimos uno de esos puestos escondidos en recámaras. Nos acomodamos y pedimos a la señora de la barra unos pipeños que eran la especialidad de la casa.

Mientras tomábamos, todo se hacía más confuso. Se escuchaban en el ambiente las voces de los viejos chichas riéndose de manera estruendosa, y colocando una que otra canción rancia en la máquina. La mujer comenzó a beber sin control, al igual que mi amigo. Yo apenas bebía lo justo para amenizar la situación. De un momento a otro, mi amigo y la mujer comenzaron a mirarse muy fijamente, con cierta coquetería. Dejaron los vasos de pipeño, se levantaron y salieron de la recámara. Los esperé durante un rato, pero al captar que se demoraban demasiado, intuí que algo malo estaba ocurriendo. Entonces me levanté para saber adónde habían ido. Le pregunté a la señora de la barra. Ella señaló hacia el fondo del local, directo al baño. Fui rápidamente a donde la señora me indicó. Al cruzar el umbral del baño, lo primero que vi al fondo fue a la mujer, completamente desnuda, echada sobre el piso. Lloraba. Quedé realmente impactado. De pronto, ella se levantó al darse cuenta de mi presencia, y me miró, con el rostro pálido y una expresión llena de angustia. No pude hacer nada, repleto de pánico, hasta que sentí en mi hombro izquierdo la mano de alguien. Me di vuelta y era el amigo que también estaba buscándome. Le indiqué que la mujer estaba en aquel baño, muy vulnerable. Le pregunté, exaltado, qué había hecho con ella. Miré hacia donde se encontraba y no había nadie. Literalmente, se había esfumado. El amigo dijo que me tranquilizara y señaló que ella, en realidad, se había marchado y que él solo había ido a encaminarla. Extraño, considerando que la señora de la barra me había dicho que fueron al baño. Le volví a preguntar a la señora, y ella me lo confirmó. El amigo explicó que efectivamente fueron al baño, pero luego la mujer decidió irse sin previo aviso y él solo la acompañó hasta la salida. Todo lo que había visto en aquel baño no sucedió para nadie ¿Una alucinación dentro del sueño, o una visión?

Luego de aquel confuso incidente, le repetí al amigo que lo mejor era dejar el lugar, sobre todo porque el olor ya se hacía nauseabundo y los pipeños estaban empezando a causar estragos. Pagamos la cuenta a la señora de la barra y nos despedimos. A la salida, el amigo decía que iba para otro lado. Estrechó su mano y se fue sin mayores explicaciones. Yo me sentía muy mal. Aproveché de volver al antro para ir al baño y alcanzar a vomitar. Le pedí amablemente a la señora si podía hacerlo. Ella no puso reparos. Entonces me apresuré y me colé entre el grupo de viejos chichas que ahí seguían bebiendo. Justo cuando iba a entrar al umbral del baño, todo volvía a hacerse nebuloso y perdí la conciencia, tal como ocurrió al intentar entrar a aquel gran salón en los niveles inferiores de aquella edificación.

Al recuperar nuevamente la conciencia, me hallaba ingresando al salón donde debía suceder aquella ceremonia. Sobre las paredes del salón había símbolos de triquetas. Apenas avanzaba, mi cuerpo se iba adormeciendo. Lo hacía, ante la mirada estupefacta de la gente allí presente. Solo atiné a observar sobre el escenario. Había una mesa larga en la que presentaban un libro. Miré un poco más, y sentada al medio de la mesa estaba la mujer que nos acompañó a beber con el amigo a aquel bar. Me observó a lo lejos, fijamente, con un rostro pálido de sorpresa. A su lado, se encontraba sentado nada menos que el amigo, quien me observó con el ceño fruncido. Él estaba allí en calidad de anfitrión. Al permanecer atónito en medio de la ceremonia, varias de las personas allí se levantaron, aterradas y comenzaron a señalarme. Otras tantas, se fueron incómodas. Luego, bajaron unos tipos que custodiaban el evento. Me sostuvieron fuertemente con el ánimo de expulsarme de ahí lo antes posible No me resistí mayormente, demasiado embotado para reaccionar. A medida que me alejaban, la gente regresó a sus puestos, y el ambiente volvió a retomar su color particular.

Los tipos me desplazaron rápidamente y me dejaron tirado en un cuarto oscuro. Sin demasiadas fuerzas, intenté incorporarme y apenas abrí los ojos cuando se prendió una luz. Pronto, al abrir la puerta, entró caminando la mujer del salón. Tenía una apariencia diferente. Se había teñido el pelo y llevaba un pañuelo verde bajo el cuello. Se paró enfrente de mí. Empezó a increparme con un rostro desencajado y una mirada de odio, diciendo cosas apenas ininteligibles con mis sentidos entumecidos. En un momento, volvieron a entrar al cuarto aquellos guardias que me habían reducido para traerme acá. Me agarraron y me levantaron. La mujer se acercó nuevamente, sin despegar de mí esa mirada de odio, hasta que me gritó fuerte y claro: -¡me cagaste la vida, conchetumadre!-, le gritó, fuerte y claro. Esto sí que lo escuché de manera tan enérgica que me erizó la piel y se repitió en mi cabeza. Acto seguido, la mujer me escupió la cara y los tipos comenzaron a golpearme entre todos, sin respiro. Entre golpe y golpe, paralizado y sufriente, noté cómo la mujer se alejaba, volviendo por donde vino, sin explicación alguna. Después de la tremenda paliza, y totalmente abatido, los tipos me condujeron afuera de la edificación, lo más lejos posible de la ceremonia que se continuaba realizando.

Lo que más me dolió, aunque parezca incomprensible, no fueron los golpes de aquellos tipos violentos, sino que la explosiva imprecación de la mujer. Después de todo, aquel solo era un dolor físico. Este otro, en cambio, continuó retumbado en mi interior cual acusación temeraria. Por más que lo pensaba, no entendía por qué esta mujer me tenía tanto odio. Y por más que hacía memoria, no lograba recordarla ¿Cuál habrá sido la razón? ¿Qué cosa le habré hecho en el pasado como para que llegara a ese extremo? ¿Habré tenido acaso algo con esta mujer? En tal caso ¿Habrá sido algo incidental o realmente algo significativo? Todos estos cuestionamientos no paraban de acosarme, sirviéndome de tormento en la medida que el dolor de las heridas recibidas por los guardias se hacía aún más agudo.

Intenté volver al exterior de la edificación, rumbo a la galería, a través de esos pasillos interminables. Exigía una explicación. Quería hablar con la mujer y preguntarle la razón de tamaño matonaje en mi contra. Qué había hecho para merecerlo. Cuando conseguí llegar al sector repleto de verde, estaba todo completamente vacío, aunque desordenado y con sobras del cóctel que se había hecho durante la ceremonia. Caminé lentamente hacia una copa de champaña que allí había. En el momento que intenté servirla, para calmar un poco mi angustia, sentí un gran golpe en la nuca que me tumbó sin remedio contra el piso. Antes de volver a quedar inconsciente, alcancé a distinguir la figura del agresor. Era la del amigo que acompañaba a aquella mujer, pero cuyo semblanza apenas conseguí reconocer. Mi noción del tiempo y del espacio se fue desvaneciendo. Recuerdos fugaces pasaron por mi mente, recuerdos entremezclados de mi antigua vida con aquella mujer misteriosa. Recuerdos agridulces. Tras estos recuerdos, una enorme fosa se abrió paso dentro de mi consciencia y mi corazón. Así, me hundí lentamente en la fosa, acaso sin posibilidad de volver a la superficie y recuperar mi centro.

Cuadro: Fussli, "Lady Macbeth con los puñales", 1812

"La emoción más fuerte y antigua de la humanidad es el miedo". Lovecraft.

Pregunta de noche de brujas: ¿Qué cosas aterran verdaderamente? Surgen muchas respuestas, y todas dicen mucho de nosotros. Quizá el terror de lo ominoso sea lo más terrible de sufrir, respondió una. Yo le dije que a mí me aterra lo kafkiano en clave El proceso. También, el terror psicológico es cuático. La sola capacidad de la mente humana para manipular y dañar revela la sombra que pugna por acecharnos con cada descuido. Pondría, en segundo lugar, el terror tecnológico, en clave Black Mirror. Constatar que ya es realidad es horripilante. Solo basta con pensar en las posibilidades del nuevo Metaverso creado por Mark Zuckerberg, sus consecuencias irreversibles para el tejido de la realidad y el entendimiento de nosotros mismos. En tercer lugar, le seguiría el terror cósmico de Lovecraft, pero es uno que sigue después de una larga meditación sobre nuestra posición en el universo. El pensar que somos apenas un accidente en medio de variables infinitas que nos rebasan. Ese puro pensamiento podría sumir en el nihilismo hasta al más entusiasta y rebosante de sentido. Después de todo, creo que el terror menos terrible es el fantástico. Lo que en verdad siempre ha sido un paradigma del terror sigue siendo la realidad, la realidad con sus múltiples sorpresas, trucos y puñaladas por la espalda. Ella respondió, de hecho, que la realidad y toda aquella mínima posibilidad de realidad resulta realmente terrorífica. Y tiene razón, porque, como decía Shakespeare, es muy probable que, sin duda, el infierno está vacío y todos los demonios están aquí, cohabitando entre nosotros. Incluso, anidando en nuestro fuero interno cual guarida a la espera de una oportunidad. En otro punto, el futuro también aterra, sobre todo, las distopías en clave 1984 o Mundo Feliz. Están ad portas de volverse una realidad mundial. Es cosa de ver el sometimiento ideológico y los diferentes dispositivos de control mental que subrepticiamente se cuelan entre los recovecos de la sociedad, como si se tratase de serpientes simbólicas, dispuestas a envenenarnos el espíritu y paralizarnos la voluntad. Y lo peor de todo, es que son cuestiones perfectamente tangibles.

sábado, 30 de octubre de 2021

Zuckerberg cambiará el nombre de Facebook por Meta, en alusión al Metaverso virtual en que pretende convertir la concurrida plataforma. Por lo visto, este cambio radical puede tener directa relación con el “Facebookleaks” iniciado por las revelaciones de Francis Hauger y el consecuente “apagón” de las redes sociales al día siguiente, tal cual ocurrió con el evento Cyber Polygon planificado por el Fondo Económico Mundial. Por otro lado, un escritor de ciencia ficción, Jorge Carrión, ha sacado una novela llamada Membrana, en la que habla precisamente sobre la revolución de las IA, las cuales narran la historia de la humanidad desde el año 2100 en el catálogo de su Museo del Siglo XXI. Los verdaderos protagonistas de esta historia ya no serían los seres humanos, demasiado inmersos en la red, sino que los algoritmos, a través de los cuales converge lo físico y lo digital. Carrión, en entrevista con CNN Español, advirtió que la nueva Meta (otrora Facebook) podría perfectamente integrar estos elementos descritos en su novela: “Imagino que la tecnología de Zuckerberg para el metaverso debe ser algún tipo de evolución algorítmica que podría compararse con los algoritmos catedrales de Membrana”, señaló el autor, anticipando, tal vez a mediano y largo plazo, lo que sería el proyecto más ambicioso del creador de Facebook, el que incorpora, sin lugar a dudas, la idea transhumanista de la delegación en tecnología: superar la limitación física y biológica del ser humano, para potenciarla mediante el aparato que integra el tejido orgánico con el informático, al punto de difuminar sus límites y, de paso, sus dimensiones y alcances. Se ha vuelto a abrir la ventana de Overton y nosotros seguimos como si nada. Tal como el mismo Carrión explicó en la entrevista, estamos ad portas de un nuevo giro copernicano, desde el antropocentrismo al “códigocentrismo”, es decir, los algoritmos se han puesto en el centro de la realidad. Se trata del “dataísmo” que ya había anunciado Byung Chul Han en su crítica de la hegemonía de las Big Data.

El metaverso es un "antídoto preventivo" de Facebook ante la desconexión, dice el escritor Jorge Carrión (cnn.com)

Un dinosaurio virtual llamado Frankie apareció en la Asamblea General de la ONU para instar a los líderes mundiales a “no elegir la extinción”. Se trata de una nueva campaña para sensibilizar a la población sobre el cambio climático. De hegemón a hegemón, un representante de los dinosaurios se dirigía a los autoasignados representantes de los seres humanos para advertirles sobre el riesgo de las energías contaminantes. Muy original, sobre todo y considerando que los combustibles fósiles han sido asociados desde siempre con los sedimentos de estos grandes reptiles, otrora “reyes del planeta”. Lo primero que pensé al ver el video de la campaña fueron dos cosas:

1.- Qué rápido reemplazaron a Greta Thunberg.

2.- Qué gran parecido tiene Frankie con el dinosaurio corpóreo que compartía espacio junto al corpóreo de la Tía Pikachu en la Convención Constituyente. ¿Señal solapada de que los dinosaurios pronto querrán retomar su perdido liderazgo?

viernes, 29 de octubre de 2021

Durante la época del 2019, aún estaba “en sintonía” con la revuelta. Después de todo, me sentía parte de algo mayor a mis fuerzas y, dentro de ese tejido social, me sentía validado, aceptado y querido por mis pares. ¿Qué chucha pasó entonces? Se cuestionan ahora, los más cercanos. Se sienten intrigados, incluso hasta defraudados. Creen haber perdido a un camarada de lucha, a un compañero de revolución, en circunstancias de que nunca participé activamente de ninguna y siempre observé todo desde lejos, en calidad de taciturno hermeneuta. ¿Qué te pasó? Me preguntan, preocupados, esos antiguos compañeros. Les invade la nostalgia, a la vez que la decepción por no cumplir sus expectativas. Bueno, lo que pasó fue que cambió la coyuntura, y con ella, cambiaron las circunstancias vitales. Y la nueva lectura de la realidad debe ir articulada conforme a este cambio. Ya nada volverá a ser como antes. En estricto rigor, nada nunca lo es. Toca conjurar el rito de la desintegración y abrazar una nueva normalidad. Es esta la estricta terminología de nuestros días.
Si no leo, pierdo la brújula. Si no escribo, pierdo la dirección.

jueves, 28 de octubre de 2021

Entrevista a Camille Paglia

¿Cree que el feminismo, como movimiento político, se está volviendo irrelevante?

No. Creo que para muchas jóvenes el feminismo se está convirtiendo en una religión, en una visión del mundo, con un fuerte componente sentimental, casi apocalíptico, una cosmología. Ven un universo repleto de mujeres victimizadas enfrentadas a unos malvados hombres depredadores. Tienen una visión de la historia según la cual todos los males han venido de los hombres. En mi obra hablo de cómo las mujeres están en deuda con los hombres por todo. Ese resentimiento contra los hombres, eso que enseña el feminismo moderno, es puro veneno. ¿No puede haber un feminismo racional que reconozca a los hombres el mérito de haber creado la estructura fabulosa que nos rodea? Los problemas entre los sexos no se van a resolver hasta que la educación exponga a los jóvenes a las realidades terribles de la historia más remota.

¿Considera que ese fracaso de la educación es el problema fundamental al que se enfrenta la cultura occidental?

Yo soy atea, pero me tomo la religión muy en serio. El estudio de las religiones debería ocupar una parte central en la educación; no se puede entender una cultura sin conocer algo de su religión. Hoy los jóvenes viven en un mundo muy laico, en el que las religiones tradicionales han retrocedido, y todo lo que conocen gira en torno a la ideología política, sin ninguna base histórica. Los jóvenes no saben nada anterior a la Ilustración. No se puede entender la vida humana si todo lo que conoces es a partir de la Revolución Francesa. Es una visión muy estrecha, muy pueblerina. Las civilizaciones siguen un desarrollo natural orgánico: tienen su auge y luego su decadencia. Eso veo en Occidente, una pérdida de fe en sus propios valores. Tengo una visión historicista. Veo algo en el presente y me remonto a miles de años atrás. La gente hoy mira alrededor, ve que las cosas van mal y se apresura a caracterizar todo lo de Occidente en su peor encarnación posible. Los fracasos de Occidente, como el imperialismo o el racismo, son hechos, están ahí, pero reducirlo todo a decir que eso es lo que Occidente ha aportado al mundo.... Occidente ha creado la cultura tecnológica en la que vivimos.

Ha dicho que el feminismo es como una religión para muchas jóvenes. ¿Qué piensa usted del cambio climático? Porque hay gente que lo vive como si fuera una especie de dogma.

Sin duda es así. Greta Thunberg se ha erigido en una especie de líder de una secta. No siento ninguna admiración por ella. Es una chica a la que han turbado, le han inyectado una ideología unos adultos, y se ha puesto en marcha con una sensación de certeza. ¿Qué sabe esta chica? Debería estar en el colegio. Me parece perverso que ideólogos políticos utilicen a niños de esta forma. Y también que estén asustando a millones de jóvenes, que creen que se aproxima el fin del mundo. Claro que hay cambio climático, forma parte de la naturaleza de la historia de la tierra. La gente que lo acepta como una religión, porque se ha convertido en una religión, está recibiendo un impulso por parte de personas con dinero que ven la posibilidad de ganar todavía más dinero. Hay un impulso comercial, una manipulación tremenda, y están utilizando a niños.

Déjeme agradecerle su franqueza, porque a veces pienso que estamos sufriendo un nuevo tipo de dictadura, la de lo políticamente correcto.

Estoy de acuerdo. Es una dictadura absoluta. Para mí es increíble, porque pertenezco a la generación que se rebeló contra la corrección política, la represión y la censura. No me puedo creer que esté pasando.

¿Y cómo hemos llegado ahí?

Es la presión absoluta que procede de los progresistas para adaptarse a una doctrina rígida. No hay nada que no sea sentirse bien, no queremos herir los sentimientos de la gente. Los profesores han perdido el control de las universidades estadounidenses. Los dirigen administradores que tienen todo el poder y son el nuevo Torquemada. Cualquiera que viole el nuevo dogma que protege a las víctimas... Existe una estructura punitiva. Es una tiranía de lo políticamente correcto. Y no va a cambiar hasta que los jóvenes protesten contra eso igual que hizo mi generación contra la ortodoxia opresiva. Esta gente que afirma que es progresista, que afirma que es de izquierdas, es estalinista. Se está anulando el individualismo revolucionario de los 60. Ahora las instituciones aplastan a las personas. Estamos abandonando los derechos individuales y la capacidad de pensar y hablar con libertad. Occidente ya no existe. Es una sombra de sí mismo.

Camille Paglia: «El resentimiento contra los hombres que enseña el feminismo moderno es puro veneno» (abc.es)

Tras el estreno del Joker, circuló un meme sobre una traducción al español de la película, la cual se llamaría El bromas. Ese meme luego fue utilizado durante el estallido social para burlarse de Piñera, quien comía una pizza en Vitacura con su familia, mientras en el país reinaba el desastre. A raíz de esto, a Piñera se le llamó El Pizzas. Hoy este meme vuelve a revivir, aunque esta vez para burlarse del candidato presidencial Gabriel Boric. El motivo de la burla recae en su falta de conocimiento sobre algunas cifras económicas, al ser consultado en diversas entrevistas. Producto de este impasse, a Boric se le bautizó como El Cifras e incluso llegó a ser caricaturizado con la pintura facial de payaso, atribuida al icónico villano de Batman. El meme humorístico pasó de ser un simple meme que apuntaba a la crítica del gobierno, (entendiendo al Joker de Todd Phillips como un rebelde) a transmutarse en un enclave satírico que cuestiona, sin preferencias, a cualquier sujeto político, según sea el agente que lo use. Y este, pienso yo, es el sentido adecuado del símbolo del Guasón: la acción nihilista sin dirección unívoca, evocadora del caos por el caos, el fuego sobre cualquier ídolo, la sorna a lo Parra contra la indolencia gubernamental, pero también contra la solemnidad revolucionaria. En ese caso, Parra podría ser considerado nuestro Guasón de la poesía, entendido como un provocador y un desacralizador.


Primera línea

Segunda vuelta

Tercera dosis

Cuarto retiro

Nuevo Orden.

miércoles, 27 de octubre de 2021

Filosofía y violencia en Jorge Millas

"Millas propone usar la noción de "secuestro" para caracterizar la situación en que termina inscribiéndose el revolucionario. Éste queda expuesto a experimentar, en algún momento y en algún nivel de conciencia, una libertad impedida por el poder subyugante de la ideología y del movimiento. "Elegida la revolución como fin, quien se decidió por ella cerró la puerta de su propia trampa. A partir de ese momento se halla secuestrado por el poder de una decisión que quizás -aunque éste no es siempre el caso- haya sido un acto libre en su origen, pero que, dado su carácter -hacer la revolución, sin más- lo sujeta a su implacable automatismo. En vano podría invocar el secuestrado, o quien hiciera apología de su misión violenta, su propósito de servir los intereses de la Humanidad. Dichos intereses no pueden serle ajenos, en la medida en que la revolución es el fin mismo y constituye un sistema cerrado, autosuficiente, dotado de su propia legalidad, tanto histórica como ética. Esta es la situación común de todo militante de causas mesiánicas, sistematizadas como ideologías o cruzadas. Por supuesto, es también la trampa que se cierra sobre el cruzado antimarxista y sobre todo adorador de fetiches consagrados al fantasma de la Humanidad" (Millas 1975: 20).

Los violentos de cualquier índole, marxistas o antimarxistas, como lo explicita Millas, cuando llegan a ocupar el espacio de la vida política, "es la sociedad entera la que es secuestrada, cae, en lo concerniente a su destino colectivo, bajo el poder de quienes, arrogándose su representación, deciden sobre el bien y el mal actuales y futuros. También en esta perspectiva más general se hace presente el rasgo de inapelabilidad tan característico de la violencia: ante ella, ni siquiera la Humanidad, en cuyo nombre opera, tiene posibilidad de apelación". (Millas 1975: 20).

FILOSOFÍA Y VIOLENCIA EN JORGE MILLAS (scielo.cl)

“Cuando un hombre dice que está construyendo una casa para sí y su posteridad, él no pretende que se entienda que él quiere obligar a su posteridad a hacer uso de ella, ni se infiere que sea tan tonto como para imaginar que tiene algún derecho o poder para obligarlos a vivir en ella. En lo que a ellos concierne, él sólo pretende que se entienda que su esperanza y motivación para construir la casa es que ellos, o por lo menos algunos de ellos, pudieran encontrar satisfacción viviendo en ella.

Entonces, cuando un hombre dice que está plantando un árbol para sí y su posteridad, él no pretende que se le interprete como si estuviera diciendo que él piensa de alguna manera obligarlos, ni se infiere que es tan tonto como para imaginar que él tiene algún derecho o poder a compelerlos a comer los frutos. En lo que a ellos concierne, él sólo pretende expresar que su esperanza y motivación al plantar el árbol es que los frutos sean agradables para ellos.

Así fue con los que originalmente adoptaron la Constitución. A pesar de cualquier intención que hayan tenido personalmente, el significado legal de su lenguaje, en cuanto concernía a su “posteridad”, era simplemente que su motivación y esperanza al hacer el acuerdo era intentar promover su unión, seguridad, tranquilidad y bienestar; y que pudiera tender a “asegurarlos en las bendiciones de la libertad”. El lenguaje no asegura ni implica ningún poder, derecho o disposición de las partes contratantes originales de compeler a su “posteridad” a ser regida por él. Si hubieran tenido la intención de vincular a su posteridad al contrato, debieron haber dicho que su objetivo era, no “asegurarlos en las bendiciones de la libertad”, sino convertirlos en esclavos; porque si su “posteridad” está vinculada al contrato, no es más que esclava de sus tontos, tiránicos y difuntos abuelos”. La Constitución sin autoridad. No es traición. Lysander Spooner.

martes, 26 de octubre de 2021

Con una amiga de un taller decidimos que haríamos un ejercicio lúdico de escritura y lectura de sueños. Primero, relataríamos los nuestros y cada uno leería el del otro. Le dije a la amiga que este ejercicio me recordó mucho a la Interpretación de los sueños de Freud. Ella dijo que contar los suyos le ayudaría a poder entenderlos y comprenderse mejor. Esto podría leerse, de todas formas, como algo literario, y he ahí el tema. El solo hecho de relatar el sueño implica el tejido de la escritura que, a su vez, debe articularse en una narración. De modo que leeremos el contenido de nuestros sueños pero, además, su remanente narrativa, para captar cómo cuenta cada uno su experiencia onírica. La amiga empezó el ejercicio y envío el siguiente relato:

Soñé que estaba en una gran cena. Había mucha gente. Y estábamos en medio del desierto. Había muchos amigos, pero también muchas personas desconocidas, sobre todo jóvenes.

La estaba pasando muy bien, hasta que llegó una persona extraña. Tenía algo entre las manos pero no sabíamos que era, sin embargo, su voz me parecía tranquila. Finalmente se sentó en la mesa y le dieron un plato.

Seguí caminando y me senté como al final de todas las mesas. Hablaba de algo, pero no recuerdo de qué.

La interpretación que hice de su sueño fue la siguiente:

El desierto en sí mismo representa soledad pero también apertura a la experiencia, todo depende de la percepción. Si la cena fue concurrida eso simboliza generosidad. En cuanto al invitado misterioso, eso puede significar que hay alguien o habrá alguien presente en tu vida que será convidado pero aún te mantiene con la intriga.

Cabe precisar que esta interpretación, por cierto, carece de cualquier rigor psicológico, pero esa es la gracia. Hay que entender esta hermenéutica, más que como un análisis clínico de la mente del otro, como una lectura personal en clave figurada de aquellos elementos de significación que permitan otra mirada del sueño que su soñante antes no había considerado. Así, los sueños o, mejor dicho, su relato personal, acaban volviéndose creaciones narrativas en sí mismas, que trascienden el esquema psíquico. Veamos qué otras sorpresas puedan salir de ahí.

Dark: una visión gnóstica de nuestro tiempo


Dios es el tiempo y el tiempo no es piadoso. Desde que nacemos nuestra vida ya se está escapando. Inevitablemente la muerte nos espera. Nuestro destino no es nada más que la concatenación de causas y efectos, en la luz y en las sombras.


Confieso que tenía una cuenta pendiente con Dark. Desde el 2018 que la vengo siguiendo, hasta el 2020 con su última temporada, pero nunca me había tomado el tiempo de escribir una reseña digna. Dicho sea de paso, el tiempo es la materia prima de la historia y de la simbología en Dark, así que, como se dijo en una parte de la trama, “la pregunta no es cómo, sino cuándo”. Pues, ahora es cuando corresponde escribir sobre las claves de esta hermética serie, para aventurar una posible lectura del estado presente del mundo y, por qué no, el estado futuro, siguiendo la oportuna diacronía.

Lo primero que hay que considerar es el espacio en el que ocurre el núcleo de la acción. Winden, un pueblo ficticio de Alemania, lo cual ya nos habla del carácter fantástico de lo que irá aconteciendo. El recurso del pueblo ficticio nos remite de inmediato a Latinoamérica con Macondo de Cien años de soledad y Comala de Pedro Páramo, localidades que, dentro de cada novela, encierran todo un universo, el cual, a su vez, representa de forma poética, literaria y hasta mitológica, el propio espíritu y el ethos latinoamericano. Podríamos decir que Winden, en este sentido, también encarna de forma poética, cinematográfica y mitológica el espíritu y el ethos, no solo de la Alemania de posguerra, sino que el de nuestro propio tiempo.

Winden esconde un secreto. Sus habitantes se debaten encerrados en una suerte de bucle temporal, precisamente, entre los años 1953, 1986 y 2019. Esta tríada de pasado, presente y futuro, se presenta como un puzzle a resolver por parte de dos personajes, Jonas y Martha, para tratar de romper la cadena de eventos que confluye, finalmente, en lo que les acaba sucediendo a todos los personajes, es decir, un auténtico apocalipsis. Para tratar de evitar esto, ellos empiezan a mover algunas fichas cuando se dan cuenta que pueden viajar en el tiempo a través de un túnel en las cuevas de Winden, o bien gracias a una máquina creada por el científico de apellido Tannhaus y que genera una especie de objeto que no tiene inicio, porque luego es el propio Jonas el que va donde Tannhaus, quien está empezando a construir recién la máquina. Entonces, Jonas le lleva la máquina del futuro para que este la arregle. Así vemos que en esta breve escena y otras más se van produciendo numerosas paradojas temporales que complicarán hasta al más paciente y obsesivo.


Como parte fundamental de la filosofía de la serie, tenemos que entender el concepto del determinismo, doctrina filosófica que sostiene que todo acontecimiento, incluyendo los pensamientos y acciones humanas, está causalmente determinado; por lo tanto, no existiría la casualidad, sino que lo que existiría sería la causalidad, una ley supuestamente inviolable bajo la cual todo efecto tiene una causa. Por lo tanto, los personajes de Dark se percatan, en algún momento, de que, si bien es cierto, pueden querer modificar su pasado, deben, de todas formas, perpetuar todo lo que está ocurriendo tal cual, de tal manera que no se quiebre la cadena del ciclo. A pesar de que la quisieran quebrar en un principio, más tarde toman consciencia de que no tienen libertad alguna. No existe en su pequeño universo el libre albedrío, y eso resulta una efectiva proyección, incluso, de nuestro devenir en el mundo.

En este sentido, se puede volver a la noción del pueblo ficticio de Winden como alegoría de lo que nos está pasando a todos, sin excepción, debatiéndonos en una realidad material, sin conocer nuestro verdadero origen como seres humanos. A ciencia cierta, tampoco sabemos, como los windenianos, cuál es nuestro destino final. Reina la incertidumbre, al igual que en Dark, y solo se puede tener constancia de unos cuantos instantes, de un presente que carga demasiado del pasado y de un futuro que se muestra oscuro en cuanto se intenta verter en él un poco de luz. Da la impresión, en suma, de que nos rigiéramos bajo la doctrina determinista, acaso sin desearlo, a pesar de nosotros mismos y nuestra voluntad de poder. Sencillamente, lo intentamos, pero no podemos salir de la lógica dualista. He aquí que Dark conecta con la filosofía gnóstica, la cual planteaba la existencia de un mundo regido por el dualismo, eliminando de la ecuación el espíritu libre, la búsqueda espiritual, trascendente, unitaria.

Winden, en cuanto espacio-tiempo alterno, en cuanto microcosmos de ficción, encarna en sí la gnosis dual, bajo la cual todos los principios están divididos en su opuesto. Así, por ejemplo, el principio masculino y el principio femenino, en lugar de armonizarse, están en constante conflicto y contradicción. Eso es lo que ocurre, en la serie, con Martha y Jonas, personajes principales que, a la larga, vienen a representar una misma cosa. Serían, en lenguaje bíblico, algo así como Adán y Eva. Por eso, ambos tienen una historia en común, incluso usan las mismas chaquetas, pero acaban antagonizando y tomando veredas distintas, a pesar de que se aman. Se confirma, de esta forma, el conflicto gnóstico del choque dual entre fuerzas que originalmente eran una sola. Podría decirse que este choque es una idea fuerza y, al mismo tiempo, uno de los grandes motores de la serie. Todo esto nos lleva a repensar Winden, en particular, como una proyección mítica, y la propia Dark, en general, como una metáfora de nuestro tiempo circular y nuestra realidad regida por el determinismo y el materialismo en sentido filosófico. Tal como Martha y Jonas, intentamos superar la eterna dialéctica, incluso llegando a querer matarnos entre sí, pero pareciera que algo siempre nos rebasa, un principio incomprensible a nuestra mente egoísta, sujeta a los apetitos, deseos y apegos de este mundo, la que no nos permite activar los aspectos luminosos de nuestra consciencia, muy dormida entre velos y cantos de sirena.

El tiempo constituye el tejido de nuestra historia y el sedimento de nuestra vida. Por lo mismo, en Dark, este aparece escindido, paradójico, problemático, atravesado por tres épocas distintas; a ratos, divergentes; a ratos, complementarias. De este modo, se pueden establecer algunos paralelos simbólicos entre el pasado, el presente y el futuro. El pasado sería 1953, y representa la materia, el hijo y la vida. El presente, por su parte, sería 1986, y representa la mente, el padre y la muerte. Finalmente, el futuro sería el año 2019, y representa el tiempo, el espíritu santo y la reencarnación. Estos términos nos permiten comprender el sentido de la tríada en Dark, la cual tiene un profundo significado astrológico y teológico en algunas antiguas religiones, aparte de la judeocristiana, como, por ejemplo, la egipcia, con la tríada de los dioses Isis, Horus y Seth. Vemos que constantemente se está visualizando la trinidad simbólica, además de la dualidad gnóstica.

Ahora bien, ¿por qué es tan importante el número 33 en la serie? Porque, básicamente, el 33 indica el tercio de un total de 100, entendiendo este 100 como el absoluto, el todo. Entonces, ese absoluto, ese todo aparece escindido en una trinidad material que nos lleva a pensar en una ilusión, concepto clave para comprender el trasfondo de los acontecimientos espaciales, temporales y existenciales en Winden. De tal forma, todo en Winden se configura desintegrado, carente de cohesión, sumido en una debacle y en un bucle constante, inclusive sin otro aire que el de la radiactividad tan penetrante en el cuerpo y en la mente de la gente. El 33 además alude al símbolo de la triqueta, el de la tridimensión, de origen indoeuropeo pero que ha formado parte integral de la iconografía de los vikingos, de los celtas y de los romanos. La triqueta viene a simbolizar la tridimensión de este mundo material, mental y temporal, regido por el pasado, presente y futuro que figuran concatenados en cierto punto, dentro de una especie de ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, la naturaleza cíclica de las cosas, el eterno retorno muy bien definido en el hinduismo con la rueda del Samsara: nacer, crecer, morir. El principio es el final, el final es el principio, tal como reza la propia leyenda en Dark.


El ouroboros, bajo esta concepción, se puede conectar con el mito griego de Sísifo, el clásico hombre condenado a un bucle: empujar una roca cuesta arriba, la cual, al llegar a la cima, inmediatamente se precipita y toca volver a empujarla, repitiendo el mismo ciclo por la eternidad, sin poder romper con esta condena. Algo similar se puede ver en Dark, en donde los personajes, muchas veces, se encuentran en la encrucijada de no poder cambiar ningún aspecto de su futuro, porque eso podría cambiarlos a ellos mismos en su presente de manera irreversible. Cual Sísifos, empujan la roca de su propia temporalidad, una y otra vez, atrapados en la maraña de las dimensiones, inútilmente en búsqueda de una trascendencia que nunca llega, la superación de su inmanencia tortuosa. Se hayan atrapados, a fin de cuentas, en una verdadera “programación”, en una dictadura determinista. Y he aquí que los personajes de Dark, al reflejar a Sísifo, también nos reflejan a nosotros en cuanto simples mortales que, al no poder responder plenamente a las preguntas sobre de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos, vuelven a caer en la trampa de la tríada. Es muy probable, por lo tanto, que Dark, de acuerdo a esta lectura, se aproxime mucho a la cuestión fundamental sobre el meollo de nuestra existencia en este plano de realidad.

En otro punto de la serie, tenemos al personaje de Noah, el sacerdote jesuita de Winden. Durante las primeras temporadas, él era el que “regía sobre el mundo”, esto es, el que resguardaba el tiempo, porque el tiempo, en la serie, es el Dios que todo lo crea y todo lo destruye, pero se trata de un Dios tiránico que instaura un orden determinista expresado en la dualidad y trinidad. Noah sentó precedente en la historia, aunque la verdad es que conforma un agente más al servicio de este Dios temporal. Esta misma lógica del control se puede apreciar en los jesuitas, quienes tuvieron, sin duda, un papel fundamental en la evolución de Occidente, siendo probablemente unos de los últimos detentores del conocimiento humano. Es aquí que entra en juego el factor ignorancia dentro del mundo material, el cual se suma a la cadena de factores que mantienen al hombre dormido y aprisionado. Lo realmente paradójico es que aquella ignorancia se elige libremente. Basta pensar en la enorme cantidad de información flotando en la nube de la red, convirtiéndose en una verdadera biblioteca de Alejandría digital, la cual raras veces se traduce en conocimiento genuino y acaba siendo monopolizada por poderes fácticos. A la larga, son muy pocos aquellos que consiguen un cabal conocimiento sobre los aspectos trascendentales de la vida y la realidad. Tal como el personaje de Cypher en Matrix, el resto prefiere la “bendita ignorancia” a saber la verdad de las cosas, porque la ignorancia es felicidad.

Noah en la espalda llevaba un tatuaje de la tabla Esmeralda. Esta tabla contiene un texto de carácter críptico atribuido a Hermes Trimegisto, cuyo propósito era revelar el secreto de la sustancia primordial y sus transmutaciones. En la tabla, estaría resumido todo el arte oculto de la alquimia, consistente en dilucidar cómo se creó el mundo y cómo funcionan las cosas en él, el mundo en el cual nosotros nos encontramos “arrojados”, al igual que los personajes en Winden. El antiguo arte de la alquimia unía ciencia y religión. Sin embargo, estos fueron escindidos y pasaron a ser antagonistas bajo el mismo precepto de dualidad. Así, lo que antes estaba unido, ahora se encuentra dividido, confrontado.


No nos olvidemos que este mundo necesita de la dualidad, para que aquellos que lo controlan puedan mantener su hegemonía. Y lo podemos ver expresado hasta en la más supina política: izquierda y derecha, dualidad constante para que la población se enfrente entre sí y reprima su auténtico poder. Se puede decir que entre más dualidades haya, mucho mejor para los gobernantes entre las sombras. Todo sirve a esta causa: negros contra blancos, mujeres contra hombres, sanos contra enfermos, vacunados contra no vacunados, patriotas contra globalistas. Sin ir más lejos, la oligarquía partidista que controla Chile, cual Winden vuelto país, se las ingenió para instrumentalizar la revuelta social y establecer el plebiscito por una Nueva Constitución, el cual, en lugar de unir, volvió a dividir a la ciudadanía entre opciones binarias y polarizadas: Apruebo y Rechazo, todo bajo el telón de fondo de una pandemia que asoló a la humanidad entera, haciendo un símil con la radiactividad permanente de Winden. Es tal el potencial evocativo de Dark que incluso el mundo entero, en su versión 2020, acabó siendo una proyección de este pueblo.

Podríamos llegar a aventurar que Dark, con su representación simbólica de la materialidad del mundo, tuvo incluso una intuición profética, ya que todo se precipita, día a día, hacia un escenario cada vez más complejo, y la sensación de estar viviendo en un bucle temporal se palpó hasta en el propio organismo, con la amenaza de un virus de origen y final incierto. Esta mención al presente resulta muy ilustrativa para poder comprender con mayor significado el alcance de la serie Dark y entender las implicancias de esta concepción dual del mundo y de la realidad, que entra en peligrosa sintonía con nuestro devenir y contingencia histórica.

Cuando algo se intentó crear, algo se tuvo que destruir. Intentamos adentrarnos a través de la cueva del tiempo, cual Jonas con la luz como un verdadero Prometeo, buscando respuestas al cuándo, pero, en el intertanto, destruimos gran parte de lo que fuimos. Tanhaus, el creador de la máquina del tiempo, decía, en la serie: “No solo el pasado influye en el futuro, sino que el futuro influye en el pasado”. También se decía que “la distinción entre pasado, presente y futuro no es más que una ilusión. El ayer, el hoy y el mañana no son consecutivos, están concatenados en un círculo sin principio ni final. Todo está conectado”. El Jonas del futuro, por su parte, hacia el final de la serie, señalaba que “cualquier decisión a favor de algo, es en contra de otra cosa”. Es ahí cuando toma consciencia de que no puede mover nada del pasado ni nada del futuro porque está todo amarrado de antemano y, por ende, el libre albedrío no existe. Otro personaje dentro de la serie, Inés, creía que “todas las cosas, sin importar cuán extrañas y anormales, nos parezcan, pasan por alguna razón”. Nuevamente, se confirma el principio dualista de la causa y el efecto. Presos del karma, seguimos la rueda de un ciclo incomprensible a nuestro entendimiento inmediato. A la larga, por más que lo evitemos, el tiempo sigue siendo ese Dios malvado que nos somete a su dictadura dualista y determinista.

Estoy convencido de que el año 2020 fue, sin duda, el año en que ocurrieron hechos paradigmáticos, hechos que marcaron el devenir de todos, si se quiere, un ajuste en la Matrix. Un año en que el tiempo trajo consigo cambios radicales en todo orden de cosas, cambios, inclusive crueles, verdaderos sacrificios humanos. El Dios Tiempo vino recargado, plaga incluida, para someternos. Nos quiso devorar, cual Saturno a su hijo en el cuadro de Goya. Nada de lo que fuimos volverá a ser, y por más que intentemos mirar en el pasado, la causalidad, cual serpiente, seguirá conspirando de maneras misteriosas. ¿Qué se puede concluir entonces? Que toca asumir la asunción de nuestros tiempos feroces como un desafío. No sucumbir a la enfermiza dualidad, tratar de superar la tríada, integrar la alquimia a nuestro fuero interno, responder genuinamente al cuándo, pero esa respuesta seguirá siendo personal, en cuanto la búsqueda en el tiempo implica siempre el eterno retorno, el ciclo, el ouroboros, el principio de creación que, a su vez, implica la necesaria destrucción. “Dios es el tiempo y el tiempo no es piadoso”.

lunes, 25 de octubre de 2021

Durante una clase sobre el género dramático, les hice saber a los cabros que el drama moderno combina elementos tanto de la tragedia como de la comedia, lo típico que ya saben todos, pero les expliqué que es así porque el drama moderno busca representar lo más fielmente posible la vida misma, cuyos aspectos trágicos muchas veces acaban siendo cómicos, y cuyos pasajes más cómicos, en un principio, pueden, luego, volverse una tragedia de proporciones. A modo de práctica, les mandé a escribir en clave relato una breve experiencia personal que ellos recuerden, una cómica y otra trágica, para captar el sentido existencial del asunto. De pronto, y tras un corto diálogo de parte de algunos alumnos a partir de algunas experiencias, un alumno alzó la voz y me preguntó, directamente: "¿Y usted, profesor, cuál ha sido su experiencia más trágica? Sería bueno que la contara, para tener un ejemplo". Mutis en el escenario del aula. Durante unos segundos, francamente, no supe qué decir. Otra alumna, al captar mi silencio, se animó y dijo: "A lo mejor es demasiado personal. No tiene por qué contarnos". Pensé por un instante en algo, pero preferí callar. Salí por la tangente contándoles una anécdota irrelevante. Hay cuestiones que, en virtud del momento, es preferible pasar por alto. En el teatro como en la vida, no todo permanece en escena.

domingo, 24 de octubre de 2021

Carmen Mola

En España, una escritora de nombre Carmen Mola fue toda una revelación con su novela titulada La bestia, a tal punto que fue recomendada por el Instituto de la Mujer y ganó el premio Planeta. Nadie sabía de la existencia de la misteriosa escritora sino a través de su laureada obra. No fue hasta el momento de recibir el galardón, que se reveló la verdadera identidad del autor, quien en realidad se trataba de tres escritores, escondidos detrás del nombre Carmen. Después de recibido el premio, dijeron a los medios: “estamos hartos de mentir”. Uno de los argumentos que llevó a este trío a usar aquel seudónimo era que nadie leería su obra si aparecían tres nombres en la portada, por lo que eligieron uno de manera rápida, Carmen, y afirmaron que molaba, entonces, le colocaron Carmen Mola, en un ejercicio que puede evocar a los dadaístas, tras elegir la palabra dadá casi de manera aleatoria en un diccionario. Por lo tanto, aquí el criterio de los autores fue más bien pragmático.

El impacto por la identidad de los autores fue similar al de una bomba atómica en el seno de la literatura feminista española. Muchas libreras, editoras y escritoras se indignaron a tal grado que los libros de la otrora Carmen Mola –que en realidad era el seudónimo de tres hombres- fueron retirados sin apelación, como rechazo a este engaño, alegando que se trataba de una “gran maniobra de marketing” y un “ataque frontal al esfuerzo de las mujeres por ver reconocidos sus derechos en el mundo editorial”. ¿Cuál es el problema con esto? Pues que deja entrever una paradoja. Por un lado, el nombre de una escritora se volvió famoso, lo que implica, en sí mismo, su poderosa llegada y efectivo marketing en la actualidad; y, por otro, la obra fue inmediatamente descartada en cuanto se supo de la autoría real, independiente de la calidad literaria de la novela, lo que implica además un sesgo de discriminación únicamente por el sexo de los autores. Irónico que aquellos que disfrutaron la obra, luego de conocer quiénes eran los autores, ahora, con suma hipocresía, aleguen sentirse decepcionados.

Indignaciones aparte, este hecho metaliterario debería servir para reflexionar con altura de miras. ¿Hasta qué punto, como dirían Barthes y Foucault, ha muerto el Autor, en un medio que continúa poniendo en la balanza su visibilización identitaria como forma de sostener una determinada visión de mundo a través de la escritura? ¿De pronto, la valía y trascendencia de una obra literaria recae exclusivamente en el sexo del autor, pese a su uso fraudulento, pese a su marqueteo? ¿De pronto, la identidad está tan cargada ideológica y simbólicamente que se extiende, de forma irreversible, hacia toda su escritura y pasa a monopolizar todas sus posibles significaciones? ¿Qué se entiende, bajo estos términos, por igualdad? ¿Revanchismo eterno? ¿Discriminación positiva? 

A mi juicio, aquella misma injusticia que alegan sobre la invisibilización de la escritoras del pasado, algunas de ellas, escondidas detrás del nombre de un hombre, ahora se está replicando, pero en el sentido opuesto. Lucha dialéctica sin fin. Ya no importa tanto la visibilidad de todos los escritores en igualdad, de acuerdo a sus verdaderos méritos, independiente de su sexo, su etnia, su clase, como contraponer la invisibilidad de algunos con la visibilidad de otros. Como sea, la anécdota de Carmen, lejos de cerrar el debate, lo abre, dejando una pregunta instalada en el lugar del nombre, para repensar el lugar de la obra entre el fuego cruzado de los discursos. Quizá sea bueno reconsiderar estos asuntos con espíritu crítico, porque, como los propios autores afirmaron: "creemos que la literatura no tiene género".

El juego del calamar y Ojos bien cerrados: una mirada hacia la elite oculta.

Muchas veces, directores, productores y gente que crea todo el conjunto de películas, series e incluso novelas, incorporan, dentro del tejido de la ficción, elementos absolutamente reales. Algunos de estos elementos están ocultos o solo se muestran de manera subliminal, porque, hablar libremente sobre estos, puede suponer incluso la pérdida de la vida. Y esto, que se lo digan al genio Stanley Kubrick, cuando denunció que existía una elite mundial que se reunía para realizar orgías, asesinatos y todo lo que un simple mortal ni siquiera podría llegar a imaginar. Solo vean la película Ojos bien cerrados con la mente muy abierta, ojala pasada la madrugada, y podrán llegar a considerarlo.

Hoy, esta lógica del enmascaramiento y la develación en lo audiovisual vuelve a operar con la polémica serie El juego del calamar, una serie surcoreana que realmente ha sido todo un fenómeno. En esta serie se plantea cómo personas que han sido excluidas de la sociedad, ya sea por vicios, por falta de integración, por deudas y por otra clase de razones, son invitadas, seducidas y luego conminadas a participar de un macabro juego en el cual tendrán que sortear desafíos mortales con la promesa de una recompensa de miles de millones de dólares. ¿Qué pasa? Pues que estos juegos son realizados precisamente por una elite que viene de diferentes países para presenciarlos y observarlos con sumo placer cual espectáculo circense, teatro o carrera hípica. Todos estos juegos son financiados por la propia elite, y aquí vemos cómo sus integrantes, personificados con máscaras de animales, conllevan elementos que, al parecer, el director incorporó de manera consciente para denunciar la existencia de estos grupos y estas prácticas en el mundo, gente que, al tener todo el dinero imaginable, se siente insatisfecha, cual dioses del olimpo, y necesita algo más, en este caso, literalmente, disfrutar del horror del sacrificio humano.



La clave para poder interpretar esta denuncia en clave cinematográfica está en las máscaras. La serie es surcoreana pero la gente que ingresa a ver los juegos del calamar habla en inglés, y se puede inferir que, por sus acentos, pueden venir de Inglaterra, Estados Unidos y de diferentes partes del globo. Por otra parte, máscaras también fueron usadas en un evento que aconteció en 1972. Se trata de la fiesta de la socialité Marie-Hélène de Rothschild. Si ahondamos en el trasfondo, podremos comprobar que el horror es real. El 12 de diciembre de 1972, Marie-Helene decidió montar aquella fiesta, la que realizó en la mansión de Ferrieres. La mansión recibía a las personas más poderosas e influyentes de la época y tenían que ir con máscaras de diferente tipo, por ejemplo, de conejos, ciervos, cuervos, jaulas e incluso extravagancias de corte surrealista y todos ellos tenían una invitación que debían leer con un espejo porque estaba escrita al revés. Marie Helene, en aquella ocasión, llevaba una máscara de macho cabrío con unos cuernos enormes. El simbolismo de esta figura es enorme. Solo basta imaginar el carácter sombrío de esa máscara, e investigar las implicaciones que la familia Rothschild ha tenido en el mundo entero, operando siempre más allá del bien y del mal, cual nobleza maquiavélica, mediante extorsiones y manipulaciones para poder controlar la energía mundial, en alianza con los Rockefeller y otras familias que tienen el poder.


En la fiesta de 1972 nunca se supo realmente qué fue lo que hicieron tras bambalinas. Existen muchas especulaciones que pueden rondar la conspiranoia, pero lo único que sí trascendió al ojo público fueron las fotografías sobre la fiesta de gala con aquellas bizarras y perturbadas máscaras. En una de las fotos, también se pueden encontrar mesas llenas de comida, mesas con muñecos de bebé quemados y retorcidos, mesas con muñecos de personas a tamaño real, desnudos y con un aspecto que perfectamente puede evocar a un cadáver. Todo puede resumirse en una estética, por lo bajo, bizarra, fuera de lo normal, más sabiendo que, durante décadas, la familia Rothschild ha estado envuelta de polémicas relacionadas con asesinatos, abusos y otro montón de atrocidades. En términos estéticos, la fiesta podría ser interpretada, si se quiere ir más allá, incluso como una abyecta provocación. Y lo más macabro de todo es constatar que muchos de estos mismos elementos aparecen representados, algunas veces de forma explícita; otros, de manera subrepticia y simbólica, en otros eventos, como la celebración del túnel de San Gotardo, y luego, en producciones cinematográficas como la última película de Kubrick, todo lo cual implica que siguen estando presentes, de alguna u otra forma, en el imaginario de la sociedad. Entonces, evidentemente, hay una realidad ahí, una realidad velada, vetada al ojo del ciudadano común que se transmuta luego en la ficción, tal cual ocurre en el caso de El juego del calamar.

Cuando vi la sección en que aparecen los Vips para ser observadores privilegiados del infame espectáculo, no pude evitar recordar el semblante de los enmascarados en Ojos bien cerrados y, de paso, las fotos de la fiesta de los Rothschild en los setenta, de modo que queda instalado ese halo de misterio en la cultura popular y en el inconsciente colectivo. Conviene leer las ficciones desde otro ángulo, con otra mirada, y así será posible poder desentrañar las claves ocultas. Así, se podría perfectamente aventurar que entre Ojos bien cerrados y El juego del calamar hay una conexión, puesto que ambas intentaron, en clave artística, visualizar las ceremonias que podrían haber hecho las logias del pasado y del presente, las que convocan, sin duda, a la gente más poderosa del planeta, con fines todavía no del todo definidos, y eso resulta inquietante, si se piensa en perspectiva, aunque estimulante, si se piensa en el ámbito creativo.

El juego del calamar será una de tantas series y películas que incorporen todos los elementos aquí señalados. Por lo mismo, el arte de la ficción nos permitirá, a nosotros, espectadores, leer el mundo entre líneas. ¿Y si, al final, la película más retorcida y bizarra, acaba siendo la propia realidad, con sus múltiples lecturas, sus secretos, sus verdades ocultas? Tal vez, como hubiera dicho nuestro querido poeta Renán Ponce: "Más allá del cine/la realidad se filma a escondidas/Y nadie paga por ello/Y nadie paga por ello”.

 Evil 18/10 be like: Chile se durmió.

sábado, 23 de octubre de 2021

La cuestión es bien simple: cualquier movimiento, ideología o doctrina que pretenda pasar por encima de los derechos individuales y las libertades personales, por muy edulcorados que sean sus fines, es el enemigo. Punto. Esa es la piedra de tope del poder. Esa debería ser la piedra de tope de todo poder.
Alec Baldwin, el actor que había iniciado campañas contra la posesión de armas en Estados Unidos, mató sin querer con un arma de utilería a la directora de fotografía de la película en la que estaba trabajando, Rust, un western que trata de un hombre acusado y perseguido por homicidio negligente. ¿Ironía cinematográfica del destino? ¿Circularidad viciosa en el límite ficción/realidad? ¿Sarcasmo trágico en clave policial? Lo cierto es que el hecho de sangre ocurrido determinará de por sí la naturaleza de la película, y este propio hecho envuelve en sí mismo su propia trama.

viernes, 22 de octubre de 2021

“Lo siento mucho, pero hoy ya no es un buen tiempo para los hombres”, me dijo una amiga poeta y feminista (aunque no lo crean). Sinceramente, yo me pregunto: ¿solo por serlo uno ya no puede defenderse ni cuestionar nada, y solo le toca aguantar toda clase de reproches con la cabeza gacha (aunque sean injustificados)? ¿Cualquier cosa vale dentro de este espíritu de revanchismo histórico? ¿Necesariamente se debe proceder de forma maquiavélica “para nivelar la balanza”, aunque paguen justos por pecadores, aunque eso implique pasar por encima ciertos derechos y libertades malentendidos como privilegios? ¿Dónde quedaron los ideales ilustrados acá, que se suponen universales? Al parecer, dado el contexto, solo resta aguantar lo que venga, con estoicismo, y comprender el pecado original de nuestros tiempos progresistas: ser hombre, ser cómplice de un enemigo incomprensible.

jueves, 21 de octubre de 2021

¿Quién hubiera pensado que, después del estallido, nuestros menores desencuentros acabarían en la mayor traición?
¿Quién hubiera pensado que, después del estallido, las esquirlas del pasado alcanzarían nuestro futuro?
¿Quién hubiera pensado que, después del estallido, la pasión y el desencanto, otrora motor de nuestra lucha, acabarían con lo nuestro, odiándonos y separándonos para siempre, trazando una frontera infranqueable, mediada por la trinchera de la injusticia?
Solo un ejercicio de escritura, usted pruebe a realizar el suyo
¿Quién hubiera pensado que...

miércoles, 20 de octubre de 2021

Conocer la Verdad en “Prejuicios e ideas hechas en Peirce” de Jaime Nubiola ¿Búsqueda o re-creación?

La Verdad, quizá su atractivo resida precisamente en su distancia, su mera condición de amor platónico, en la cual el sentido de búsqueda es placentero en su inmanencia y no tanto en su trascendencia, que a ratos le resta el encanto propio del deseo y la aventura. Me refiero a esta analogía en relación a la concepción de verdad postulada por Nubiola, quien pareciera seguir en una línea socrática, en un rescate de la verdad en cuanto revelación, descubrimiento e investigación. He de ahí la visión clásica de las ciencias como empresas hacia la verdad.

En este punto, Nubiola identifica un gran problema: la división irreconciliable hoy día entre la dimensión científica y humanista del saber. Producto de esa división se han generado muchos de los prejuicios que coartan y estancan el desarrollo libre y creativo del conocimiento humano en todas sus aristas, facetas y máscaras posibles. Es este el problema que derivó, a mi modo de ver, en la endémica especialización del saber, que no ha hecho más que potenciar la dicotomía entre ciencias duras y las llamadas ciencias sociales, incluso llegando a generar conflictos y rencillas entre ellas, producto de su lucha en la conquista de la verdad, que se traduce más bien en una lucha de egos, en un iluso “gallito”, una vulgar demostración de voluntades y poder.

Nubiola habla sobre la necesidad de reconciliar el carácter universal y clásico del saber en todas sus dimensiones, o sea, la idea de un saber holístico de la vieja escuela renacentista, el verdadero despliegue de las potencias creativas del hombre que se refiere a algunos conceptos interesantes que funcionan como tentativas o apuestas para enfrentar el problema mencionado. Sobre la urgencia de resolver los prejuicios e ideas hechas en el ámbito investigativo de la ciencia, señala que estas fundamentalmente bloquean la misma posibilidad de la enseñanza y el aprendizaje y fomentan, en cambio, prácticas cerradas, unilaterales u homogeneizadas de los sujetos del conocimiento. Al respecto, es posible destacar la asociación de los prejuicios con el sentido común.

El génesis de las ideas hechas resulta de una suerte de convención social que se reproduce sintomáticamente dentro de una o varias comunidades. Puede, eso sí, que dichas ideas hayan resultado útiles en su momento, pero al cristalizarse y perder su carácter abierto a la experiencia, a ese espíritu propiamente científico de acuerdo al autor (y, además, en referencia a Mario Bunge), imposibilita precisamente el anhelado proceso hacia la verdad, originario de la ciencia en su estado primigenio. Aquí el autor opta por una práctica ecléctica, auto crítica y autodidacta del ejercicio del saber siempre desde la concepción del sujeto de ciencia, la cual se puede considerar como ejemplo en la intención del proyecto ilustrado promulgado por Kant, en el sentido de practicar la razón y alcanzar la ansiada “mayoría de edad” del hombre, solo que con un optimismo algo iluminista que caracteriza y sobresale en su empresa de investigación o “seducción” de la verdad.

Sobre la articulación o el posible compromiso ciencia-literatura, Nubiola especifica que la cuestión del avance y la metodología científica debiese apuntar o reconsiderar el papel de la creatividad y la imaginación humanas. O sea, volver a pasar por esos filtros hasta destilar conocimientos más frescos. En esta comparación metafórica de la ciencia como creación literaria, entendidas las ideas como obras o mejor dicho, “criaturas” del intelecto humano, es posible interpretar dos cosas. Primero, se aprecia una cierta reinvención de la figura del científico como un creador de ideas, una apuesta por el ejercicio de la experimentación, la teorización y deducción como juegos de la mente y de la experiencia con características creativas; aunque no por ello menos rigurosas y sistemáticas. Segundo, si bien el autor redime a la actividad científica de sus pesadas cargas semánticas pragmáticas, no deja de cometer errores de cálculo, porque inevitablemente la actividad científica y la creación literaria, no apuntan hacia lo mismo, a pesar de ser ambas manifestaciones de la creatividad cognitiva intelectual. Es una lección de filosofía señalar que la ciencia se ha empeñado fundamentalmente en escudriñar la verdad mediante la intervención en la experiencia con la naturaleza, los seres y las cosas (hablar de realidad, en este caso, resulta un tanto ambiguo), intentando mediante ese método remitirse exclusivamente a esa verdad particular, por lo cual sus creaciones, sus ideas, sus hipótesis y experimentos, solo pueden ser producto de la confrontación de esa verdad con otra verdad anterior (allí entran los viejos paradigmas de Kuhn). En cambio, la creación literaria lo que hace y ha hecho, incluso desde la concepción mimética de Aristóteles, es representar, no escudriñar la verdad, sino que, imitarla o, en la actualidad, “recrearla”. De ahí el concepto de ficción que es el velo que permite la revelación de tantas verdades como obras puedan ser leídas o escritas. Por ende, la verdad no es la verdad, sino más bien, verdades presentadas como ficción, versiones particulares, imaginarios, representaciones y criaturas; no en función de la verdad, sino como verdades en sí mismas.

En conclusión:

1 Las creaciones de la ciencia se hallan subyugadas a un enfrentamiento de una verdad con otra en busca de la verdad absoluta; las creaciones de la literatura, por su parte, son verdades en cuanto son creaciones.

2 Dado que la búsqueda del conocimiento puede derivar, desde la visión científica esbozada por el autor, en una suerte de “coqueteo” con la verdad pretendida como universal, se ha insistido sistemáticamente, a través de un cientificismo moderno, en una visión optimista y en una inclinación hacia un progreso indefinido con altas dosis incluso de fe sostenida, en que esa travesía hacia el progreso y la verdad absoluta tienen un fin que culmina con su encuentro y su conquista, nada más alejado de la visión romántica y trágica de la verdad en cuanto a su instancia catártica. Es necesaria de ese modo una redención artística de la ciencia, una sublimación de su todavía latente materialismo.

Por ello, la literatura ha cobrado más una perspectiva de lo que sería la Verdad: pura tragedia, pero tragedia entendida en el sentido de la afirmación nietzscheana, aceptación artística de todos los aspectos de la realidad. En este caso, Nietzsche, respecto a su visión del lenguaje y del conocimiento humano, nos decía que “todo lo que normalmente se llama discurso es figuración. El lenguaje es la creación de artistas individuales del lenguaje”[i]. He aquí que la literatura cobra total valor y relevancia como oficio del artista de la palabra y como manifestación misma de ese arte de la palabra, que encarna la experiencia de la vida humana en todo su despliegue creativo y, a su vez, permite un conocimiento de la misma mucho más dinámico y orgánico, abierto a interpretaciones.

Hablando de literatura y de tragedia, es posible citar aquí como ejemplo dos creaciones fundamentales de la tragedia griega, Hamlet y Edipo Rey, en las cuales, el conocimiento de la verdad tiene consecuencias, si bien reveladoras, por eso mismo, humanas al punto de la fatalidad. Cuando Hamlet se entera de quien fue el culpable de la muerte de su padre, o cuando se le revela a Edipo que él asesinó a su padre y se casó con su madre, dicho conocimiento de los personajes sobre su verdad se convierte en tragedia. Nunca el acceso al conocimiento, por ende, la revelación de la verdad conlleva siempre la plenitud. También debe poder contemplar ese aspecto trágico para poder lograr una asimilación integral, y eso lo logra la literatura en su carácter creador. Por eso, es posible decir que si considerásemos a la verdad en cuanto revelación de lo real, no haría más que descubrir la dimensión más incomprensible de la existencia, vetada a las limitaciones del intelecto racional.

Por otra parte, Nubiola señala que es posible evidenciar el concepto de verdad en cuanto al consenso colectivo; se destaca la dimensión y el cariz social que otorga a la verdad y su definitivo carácter particular. El autor habla de verdades intrínsecas a diversas comunidades, habla del carácter comunicativo de esas verdades, de ahí que es posible reconsiderar a Sócrates en su concepción dialéctica.

Hegel postulaba también a la dialéctica como una legítima vía hacia el conocimiento en cuanto se establecía el diálogo con los otros. Es iluso, por tanto, creer que la búsqueda de la verdad constituya un paraíso o un tesoro del arco iris que es preciso robar. Se trata como decía el autor, de comunicar las verdades en plural y de socializarlas frente a los otros en las distintas comunidades discursivas, científicas, literarias, etc, frente al público donde fluyen los discursos y las palabras, y quizá sea esa la paradoja: la incapacidad para comunicar la verdad, la impotencia del lenguaje (ya sea verbal, abstracto, numérico) para expresar o desentrañar por completo lo indecible.

“No hay nombres en la zona muda”, decía Lihn, y es por lo tanto, la tortuosa obra del científico y el trabajo estéril del poeta, quienes apuestan en la seducción por un pedazo de cielo, de mundo o de nada.

The attributes of science, Jean-Baptiste-Simeon Chardin, 1731.


[i] Nietzsche, F: “Exposición de la retórica antigua”/ “Darstellung der antiken Rhetorik” (1874-1875)

martes, 19 de octubre de 2021

Estamos viendo la tragedia griega en clases. Les expliqué que conceptos como peripecia y anagnórisis están más vivos que nunca. Uno habla de un suceso que afecta a una persona o a una colectividad y que altera o rompe el transcurso o la continuidad de una acción, y el otro consiste en la revelación de una verdad que estaba velada a un personaje o que este previamente ignoraba. En cierta manera, estos dos conceptos articulados entre sí, constituyen el corazón de la tragedia griega y, si se mira en extensión, el corazón de todo drama humano. Pregúntense lo siguiente: ¿Cuáles son las peripecias y la anagnórisis de nuestra actualidad histórica? Y, sin ir más lejos ¿Cuáles son nuestras peripecias personales y nuestra respectiva anagnórisis? Estoy convencido de que solo a través de la internalización de la tragedia en su sentido existencial se puede llegar a un cabal conocimiento y comprensión de nuestra propia historia. Cada una de nuestras vidas es un drama por sí solo. Los griegos viven en nosotros.
En el taller de Escritura creativa, los chicos tenían que realizar un blog con una entrada periódica. Una de las alumnas hizo un blog llamado Cuentos de ánima. Escribió lo siguiente:

"De entre tantas cosas que tenía en mi mente, no podía detener ese impulso a escribir. Era punzante, un sentimiento de ansiedad que solo mis mayores traumas me podían generar.

Pero es que, cada vez que yo leo a alguien más, solo quiero hacer lo mismo. Es como si lo que sea que domina este vil mundo me recordara que yo también puedo escribir; que también tengo sentimientos y una creatividad de los cuales estrujar como un trapo, y dejar que las gotas de mi alma caigan sin excitación. En momentos como estos es cuando ya no me importa qué, cómo y por qué lo escribo. No existe el hacerlo mal ni el hacerlo bien. Es solo fluir conmigo, el teclado y lo que sea que me acompañe en el fondo.

Personalmente, estoy empezando a amar esta parte de mí. La voz en mi cabeza ha sido mi enemiga casi toda mi vida, pero que ahora sea un reflejo de lo que siento en el momento, de mis enigmas, dolores y alegrías, mostrándome que ya no soy más alguien superficial que se basa en las voces ajenas, se siente como un alivio enorme. Soy alguien crítico, analítico, que le gustaría saber las raíces de nuestra actitud y las respuestas al porqué de nuestra mente. O al menos, eso espero.

Lo malo de todo este sentimiento impulsivo del escribir, es que dura muy poco. Solo queda un fragmento de todo lo que pensé antes de ya plasmarlo. Tantas cosas que desearía decir, de cualquier manera; y solo queda lo más simple y plano".

Grata sorpresa. Se descubren, de vez en cuando, talentos en bruto, dispuestos a pulirse. Se siente esa pugna por querer volcar en palabras todo un torrente de pulsiones y significaciones. Cada vez más convencido de que la escritura creativa es un auténtico ejercicio de la libertad. Por eso le pongo tanta fe.
Relectura del diario de Kafka:

18 de Octubre. Estudiantes evaden el metro de Santiago y se quema la Torre Enel. Por la tarde, fui al teatro.

lunes, 18 de octubre de 2021

Pregunta de rigor, gente querida y bienpensante: ¿Usted qué estaba haciendo el 18/10 del 2019? Insisto, su respuesta dirá mucho de usted.
Vi un video de hace más de un año, en el que Piñera anunciaba oficialmente el inicio de la licitación para la red 5G en Chile. En él evidencia, a todas luces, los planes de la agenda transhumanista de las elites ¿Cómo así? Por ejemplo, a partir del minuto 1:18 contaba una anécdota que paso a citar: “El año pasado fuimos a la Cumbre del G7. No había pandemia. Y una de las amenazas que analizamos en aquella oportunidad con los líderes del mundo es la posibilidad de que las máquinas puedan leer nuestro pensamiento, e incluso puedan insertar pensamientos, insertar sentimientos, y una de las preocupaciones que analizamos fue que no basta con proteger los datos, tenemos que pensar también en cómo vamos a proteger nuestra consciencia, nuestra intimidad”. Lo dice abiertamente: las elites ya están analizando la posibilidad de que las máquinas puedan incorporar ese tipo de funciones. ¿Piñera anunció un proto Skynet? ¿Chile dejará su condición de República para pasar a ser un “País inteligente”? ¿Black Mirror ha predicho de manera abrumadora nuestra estructura política del mañana? ¿Una en que sea indistinguible el tejido humano del informático y digital, y en el que el espíritu mismo de las leyes tenga que integrar el factor IA frente al avance de un Estado modernizado a la usanza futurista? Cualquiera de estas preguntas se queda corta. La verdad es que post 18/10 y post pandemia, resulta ya factible que se dio paso a otro esquema de cosas. Basta pensar en la nueva terminología vírica: nueva normalidad y gran reseteo. Nada podrá volver a ser “como antes”.Todo apunta hacia un cambio de paradigma. ÉPOCA DE CAMBIOS, dicen. La pregunta es ¿Cambio hacia qué? Pues, hacia una re-evolución del concepto mismo de hombre y, por extensión, de la humanidad misma. ¿Estoy viendo demasiada ciencia ficción? Pues vuelvan a ver el video de Piñera y recuerden que, durante el 2019, se organizó el llamado Evento 201, el cual consistió en una planificación conjunta de los grandes líderes mundiales ante una eventual amenaza latente para el globo, simulando la catástrofe, meses antes de la pandemia. Lo mismo se puede aplicar para el Cyber Polygon y para lo del video. Estoy convencido de que se tratan de amenazas prefabricadas con un claro propósito. Solo un nombre puede definirla: programación predictiva.
“No vayas contra el Partido Comunista, te quitarán el hígado sin que te des cuenta” le dijo un médico del sistema penitenciario chino a un miembro de Falun Gong, Yu Xinhui, advirtiéndole sobre la explotación a los disidentes del gobierno y la realidad del tráfico de órganos. Estos hechos fueron informados hace poco por Infobae, y se llegó a comparar la millonaria red de tráfico con la brutalidad de los desafíos en El juego del calamar. Me pregunto qué pensará Kast al respecto, luego de haber afirmado, en su entrevista con Mosciatti, que en su eventual presidencia “no cortaría relaciones comerciales con China”. Mosciatti fue bien enfático sobre este punto: “que es lo que se critica a la derecha, de siempre ver el dinero en función de ir disminuyendo los principios". En resumidas cuentas, “los principios se van al carajo”.

domingo, 17 de octubre de 2021

Pregunta interactiva: ¿Despertamos? Su respuesta dirá mucho de usted.

Algunas respuestas:

Más bien, estamos en un estado de parálisis de sueño, con alucinaciones hipnagógicas.

Para algunos, hay pesadilla; para otros, insomnio. ¿Despertar? Tengo la duda

Precisamente, la parálisis de sueño tiene esa ambigüedad: se cree despertar, se cree que se terminó la pesadilla, pero no, se seguía inmerso en ella.

¿Es una invitación?

Lo que pasa es que mi madre sanguínea, con varios temas psiquiátricos, en mi adolescencia se sentaba de madrugada en los pies de mi cama, y con ojos idos y vidriosos me decía ¿despertemos?

No sé si otros despertaron. Me siento una especie de Baba Vanga con testosterona y además con visión normal. Quienes dicen que despertaron solo pasaron de un sueño a otro violentamente. Siguen su onírico viaje y falta mucho para ese despertar.

Nop... solo fue una pataleta.

Desper... Hace muchos años que no hago eso ¿Cómo era?

Un poquito más cada día, ejemplo: ayer era el día de la madre y mucha gente lo vivió triste por los que ya no están... mientras, a algunos... no nos condiciona una fecha inventada en un almanaque... cada vez menos cosas tienen sentido realmente.

Siempre se despierta en otro sueño.

El despertar es un concepto que adaptamos de las filosofías orientales y en este sentido tenemos dos diferentes acepciones del despertar, la primera viene de las corrientes ortodoxas como el Hinduismo en la que el despertar hace noción a nuestra capacidad para situarnos en el espacio tiempo, reconocer nuestra misión y formar parte activa del proceso y objeto del Dios Brahma o su máxima personalidad Krishna; este despertar se parece mucho al concepto del paraíso cristiano en la que los humanos conscientes son capaces de convivir en plena armonía sin ningún tropel ni contradicción, sirviendo al Dios último y siendo servidos por él como íntimos amigos, el creador y destructor de todo no es un estado opresor sino más bien un principio guía de toda acción bien hecha y consciente... Esto no pasó... La segunda acepción viene de las corrientes impersonalitas o heterodoxas como el Budismo en la que el despertar tiene que ver con la vacuidad; asume que Brahma se crea y se destruye dentro de la vacuidad y que lograr la consciencia plena de la acción aunque te convierte en un Arahat, no es el despertar final en la que ya no formas parte de la materia sino de la plena esencia del todo, el vacío como un ser indefinible e infinito... No necesariamente al alcanzar el Nirvana en el budismo se deja de poseer forma física; eso sería el Mahaparanirvana pero si te conviertes en un iluminado, creas una tierra pura donde la gente que aún no logra tomar consciencia de la materia y del vacío puede pedir asilo de los brutales azotes del Samsara que nos aquejan en sociedades demasiado inconscientes y recibir ayuda directa del Arahat para tener un espacio seguro donde poder mirar la realidad sin presiones ni laborales ni sociales ni espirituales... Como no estamos viviendo en un paraíso regido por el dios del Cosmos de manera directa y explicita obviamente no alcanzamos el despertar clásico del hinduismo, y como no veo vacuidad absoluta en mis congéneres ni tampoco veo que la sociedad completa se está organizando para formar tierras puras tampoco creo que alcanzamos el despertar Budista pero como si hay mucha gente que está empeñada en hacer comunidad e irse a vivir con leyes más sensatas, leyes naturales que nacen de la observación de factores y que se observan en su aplicación directa y esto me indica que aunque no estén iluminados siempre en nosotros, en Chile y en cualquier país hay algún grupo de gente que al menos tiene algún indicio del camino que debe proseguir... Pero despiertos las pelotas.

Prueba diabólica, falsas acusaciones y populismo

"La sociedad debe mantenerse alerta ante la inmiscuencia del populismo político en asuntos tan relevantes para la ciudadanía como lo son sus leyes generales y su cultura occidental, la democracia debe prevalecer y junto con ella la presunción de inocencia y el respeto por los derechos humanos universales, porque en el presente se ha vuelto común observar cómo grupos minoritarios manipulados por ideologías políticas, en el nombre de la libertad, igualdad y DDHH proponen y exigen cada vez mayores intervenciones del Estado (clase política) en la vida de todos y cada uno de los ciudadanos, todo lo cual en el mediano y largo plazo lo único que lograrán será TODO LO CONTRARIO!

Es la mayoría ciudadana quién debe organizarse para evitar que prolifere la “cacería de brujas” en contra de hombres y de personas inocentes en general, cualquier medida que promueva la presunción de culpabilidad debe ser rechazada y nunca normalizada, aunque de esto dependa volvernos impopulares o políticamente incorrectos".

Prueba Diabólica, Falsas Acusaciones y Populismo. | Ps. Cristián Araos Díaz (cristianaraos.com)

sábado, 16 de octubre de 2021

«Donde todos piensan igual, ninguno está pensando». Walter Lippmann.

“La adoración al diablo me salvó del Covid-19” dijo Ozzy Osbourne. Sí, Ozzy, sabemos que luego de sacarle la cabeza a un murciélago con los dientes te volviste inmortal.

jueves, 14 de octubre de 2021

Me robaron la tarjeta cuenta rut. Nunca me había pasado. Ocurrió que fui a pasarle plata en efectivo a un amigo. Luego, en un descuido, dejé la tarjeta puesta en el cajero automático y, al salir apurado con la plata, olvidé sacarla de la ranura. Cuando ya había avanzado dos cuadras y me había despedido del amigo, revisé la billetera y recién ahí extrañé la tarjeta. Entonces partí corriendo de regreso al cajero para recuperarla, pero ya no estaba. De inmediato, llamé a un call center buscando que bloquearan la tarjeta. Contestó una operadora y me dijo que podía volver a llamar mañana porque ya se había acabado el tiempo de atención. Desesperado, consulté la aplicación de la cuenta rut en línea y también ME HABÍAN ROBADO PLATA (no mucha en todo caso). Traté de guardar la calma y pensar las cosas fríamente. De modo que pensé en bloquear la tarjeta desde la banca en internet al llegar a la casa. Me metí a la página del Banco Estado, ingresé al portal con mi antigua clave y di con el ítem de operaciones de tarjeta. Puse bloqueo y declaré estar seguro de bloquear, indicando el motivo por robo y hurto. La operación fue exitosa, pero luego, para estar seguro, llegué a repetir lo mismo hasta dos veces. La confirmación del bloqueo me dio un leve respiro por unos instantes. Increíble el placebo que puede otorgar una simple digitación. De pronto, me vi superado, estupefacto, ante ese movimiento invasivo, descrito con hora y fecha. Dos minutos bastaron. Dos minutos en los cuales extravíe la tarjeta, abstraído en mi falta de atención. Dos minutos en los cuales la mala fe de un cristiano aprovechado me jugó una mala pasada. Ahora, un poco más calmado, puedo hacer el ejercicio de reflexionar sobre este cagazo, cosa que siempre debería hacerse, cada vez que nos ocurre algo imprevisto. El amigo por interno me dijo, al contarle, que al menos no había ocurrido algo peor, como un asalto, "que después de todo era plata". Y aquí es donde entra el motivo de la consciencia. En parte, yo fui responsable de haber olvidado la tarjetita, eso se asume, pero su robo escapó totalmente de mis manos. Los estoicos decían que solo se puede tener control sobre lo que depende de uno mismo, y no sobre lo que depende de los demás. En tal caso, lo que me reprocho fue haber perdido el control sobre la tarjeta y no el robo en sí mismo, cuestión que ya responde a una variable ajena a mi voluntad, lamentable sí, pero ajena. Mañana tengo pensado ir a primera hora al banco a contar la anécdota y a informarles sobre el bloqueo de la tarjeta, para poder reponerla. Tal vez esta era la excusa y la ocasión para cambiarla definitivamente, puesto que la tarjeta robada era de las antiguas con modo de deslizamiento y no de las nuevas con contacto. Así que, para la próxima, toca andar más "aguja" y alerta, porque "el hombre sigue siendo un lobo para el hombre" y no puede haber verdadera libertad sin una cuota de seguridad.