viernes, 27 de mayo de 2022

Y usted, amigo, amiga: ¿Se siente capaz de revisar sus más enraizados relatos y narrativas con tal de conservar íntegro su espíritu crítico y su autonomía de juicio?

Judith (y la noche del especial de Depeche Mode)

En memoria de Andy Fletcher.

Judith me mostró su maqueta. Por su reacción y la expresión en su rostro, se veía bastante ilusionada.

-¿Sabes que este libro lo vengo escribiendo desde chica? En estas páginas hay mucha historia.

Yo trataba de aguantar el trasnoche mientras la observaba embotado.

-Pero quiero que leas algo y dime qué onda.

-Ok -le dije, lacónico, tratando de seguirle la onda -te leeré.

Leí algunos poemas de su maqueta, a medida que bajaba a tientas la Heineken:

Todas las tragedias de mi vida se resumen en una noche, la más oscura

Ahora que mi rostro de niña me abandona

Siento que nadie me comprende, lloro y me consuelo

Porque sé que en el fondo nadie encuentra su suelo.

-Oye ¿y realmente sientes que nadie encuentra su suelo? -le pregunté, tratando de entender los versos suyos que me quedaron dando vuelta.

-Nadie, nadie encuentra su suelo. Cuando crees estar en un sitio, en un instante, estás en otro.

-Pero yo lo único que sé ahora… es que nuestro sitio es aquí, los dos juntos.

Al decir estas palabras, le acaricié la mejilla suavemente. Sonreí. Ella también. Nos volvimos a mirar fijo, prologando nuevamente nuestro silencio, en la bulla del local.

-Ya oh, vamos a bailar será mejor -dijo Judith, levantándose decidida.

Me tomó la mano y fuimos directo a la pista de baile del fondo.

-Hace rato que quería venir a bailar ¿sabí? -comentó Judith en el camino.-He tenido una semana de miedo, que ni te cuento. Además está sonando el especial de Depeche.

Llegamos a la pista del fondo. Colocamos las chelas a un costado para poder vacilar tranquilos.

-Ay ¡Me muero! -exclamó Judith, al escuchar el tema que el dj había colocado.

Judith, ebria, alegre, conectada simbióticamente con la música, alzó su vaso de cerveza y tarareó “Enjoy the silence”.

All i wanted, all i needed, is here in my arms

Words are very unnecessary, they can only do harm.

Tarareamos casi al mismo tiempo con Judith esos dos versos del estribillo del clásico “Enjoy the silence”. Con ese canto ebrio y esas contorsiones, me fui acercando lentamente hacia ella, moviéndome al son de sus vaivenes, tratando de no desentonar y mantener el ritmo. De pronto, Judith me rodeó con sus brazos, tanteando el ritmo del siguiente tema, procurando no perderla de vista. Se aproximó, atrapándome con esos ojos penetrantes. Cuando estaba dispuesta, le agarré la cara y le di un beso, un beso largo que ella resolvió al son del sonido electrónico. Luego, me apartó con las manos, sonrió y seguimos bailando pegados, bajando lo poco de chela que quedaba, para acabar el especial de la noche.

En un momento, mientras se reproducía el video en vivo de la banda, increíblemente, se proyectó la figura virtual de Dave Gahan y Andy Fletcher, sobre la tarima al fondo de la pista de baile. Era tanta la emoción, que los Depeche parecían estar tocando realmente dentro de la disco.

Al rato, Judith fue al baño. Estaba realmente lleno. La acompañé para no perderla de vista. La esperé por largos minutos. Sin embargo, no la vi más. Puede ser porque estaba desorientado. Pero no. Comenzó a dolerme la cabeza. Busqué a Judith por todo el local, mientras comenzaba a vaciarse. Ningún rastro. Había desaparecido. La llamé varias veces. Buzón de voz. Luego un audio de whatsapp. Era inútil. No contestaba.

Caminé tambaleante al baño. A medida que me abría paso entre el mar de gente, sonaba de fondo el tema Policy of Truth.

Salí de la disco, cansado. Di otra vuelta por la Plazuela. Nada. Ningún rastro de ella. No quise pensar lo peor, así que me detuve un rato en una esquina. Luego, fui a comprar un bajón donde el compañero Yuri. Un italiano. Lo devoré, aunque, en un lapso de segundo, cayó al suelo un trozo de vienesa. Un perro negro se acercó rápidamente para comérselo. Me quedó mirando unos segundos, cual guardián de la noche, y siguió su camino.