jueves, 7 de diciembre de 2017

Titular de la cooperativa: Hombre falleció tras ser atropellado durante peregrinación a Santuario de Lo Vásquez. Habría sido impactado por un auto particular al cruzar de sur a norte, sin mediar aviso. Iba seguramente a realizar una manda y, en cambio, un hecho imprevisto se le vino encima. Hay dos lecturas de lo ocurrido: Una lógica, que permite pensar que un paso en falso habría ocasionado el accidente en un contexto de convulsión vehicular. Y otra, digamos, metafísica, que plantea la posibilidad de que ese sujeto con esa manda estaban destinados a desaparecer rumbo a un encuentro místico. O el peregrinaje tuvo simplemente un desenlace funesto debido al caos o Dios tiene un humor demasiado negro. Lo único seguro, que el absurdo obra de formas misteriosas.

Sarco, la máquina suicida

Noticia de RT asevera que han creado una máquina para ejecutar "suicidios racionales" rápidos y sin dolor. La máquina en cuestión se llamaría Sarco. Según el creador, Philip Nitschke —bautizado como el 'Elon Musk del suicidio asistido'— la máquina suicida tiene la forma de una cámara para dormir con diseño futurista. Luce como un nuevo episodio de Black Mirror, pero es ya una innovación actual. Los planos para ensamblar el aparato serían “gratuitos con código abierto y estarían subidos en Internet”. Existen ya antecedentes de máquinas al servicio de la muerte en la literatura. Por ejemplo, en Welcome to the Monkey House de Kurt Vonnegut se hacía referencia a ciertos salones de suicidio ético, en los cuales el que entrase sería recompensado con una comida gratis, siendo considerado un orgullo el matarse para combatir la sobrepoblación mundial. Y, por otro lado, en la novela Immortality, Inc. de Robert Sheckley, se planteaba una Nueva York distópica en la cual la gente llegaba a hacer largas filas para conseguir una eutanasia rápida y eficaz, incluso mostrando la existencia de agencias encargadas de ofrecer un servicio de suicidio a domicilio. De inmediato, ante la inusitada máquina suicida, aflora el dilema moral. ¿Será ético invertir en la asistencia tecnológica del suicidio, y no en cambio, procurar usar este modus operandi a favor de prevenirlo? ¿O será, más bien, una respuesta vanguardista a la necesidad siempre inexpugnable de la muerte digna? La creación de Nitschke (que a su vez guarda un inquietante parecido con el apellido del filósofo alemán) demuestra que la literatura finalmente acaba siendo solo un remedo de la realidad, y esta a su vez, un remedo de la idea del suicidio, siempre literaria, siempre real.


La sala de cine del Internado es como entrar y salir de una caverna platónica. De hecho, gracias al ciclo de culto de hoy pude dar con detalles de Cabeza borradora que no había sacado a la luz, como el cuadro de la bomba atómica y el piso de líneas negras que guardan relación directa con Twin Peaks. Por lo demás, la propia sala y el visionado una experiencia subterránea, en estricto rigor, underground.