domingo, 25 de febrero de 2018

Estudiantes de la Coordinadora de Secundarios de Valparaíso irrumpieron en el Hotel O Higgins, en la previa del piscinazo, para manifestar el derecho a la filosofía. Se alcanzó a escuchar fuerte y claro "sin filosofía, la sala está vacía" en medio del ruido de los guardias y la prensa. El organizador del evento le comunicó a los medios que "son cosas que pasan". Por su parte, los locos del matinal decían asentir la causa de los cabros, pero agregando que el bochorno fue un problema de seguridad. A causa de la conmoción, un desfile de modas tuvo que ser suspendido. Cuando la prensa alertaba sobre la manifestación, los cabros mantenían un intenso forcejeo con los guardias y los agentes del festival, en una suerte de riña, donde se esperaba que alguno de ellos cayera a la piscina y pasara a convertirse automáticamente en portada de día Lunes. Ninguno lo hizo. La filosofía fue, por algunos breves instantes, ese forcejeo, esa resistencia. Por el contrario, la piscina no representaba otra cosa que la realidad, fresca pero asfixiante, esperando que alguien se precipitara en ella de improviso, protagonizando una caída de antología.