lunes, 31 de octubre de 2016

En la tarde tomé una siesta y no pude contener el sueño perdido de anoche. Mientras dormía, soñaba que aparecía una chica, mezcla de una amante y una amiga, con la cual compartía el escenario de un misterioso examen. Nos hallábamos en una sala de espera. Era casi el último en entrar. Me devolvía ilusamente para ver si ella andaba por ahí. Sin embargo, ya estaba adentro. Una vez saliendo, iba acompañada de una figura que no recuerdo, seguramente una amiga suya, disfrazada oscuramente. Intentaba cubrirme mientras me acercaba a ella, profiriendo razones inenarrables. La distancia lo cubría todo, a pesar de seguir advirtiendo su rostro. Un solo mensaje finaliza el episodio, una vez que la figura deja de cubrirla. "Deseo: morir en vida". El rostro desaparece porque de inmediato despierto. Afuera y ya de noche, lo primero que se oyen son las risas y gritos de los niños, repitiendo la palabra "dulce" "dulce". Al parecer se van alejando a medida que buscan otras casas. Los sueños y sus travesuras. Parece que tocan a la puerta y te interpelan en clave ¿qué querrá decir esa frase repetida hasta el hartazgo? ¿por qué asociada a esa chica y su misteriosa guardaespaldas? ¿qué relación habrá entre el sueño y los niños de la calle, si es que realmente la hay?". Todo lo que logramos imaginar ya nos parece solo otro truco de la mente, o del corazón, nada más oscurece. La noche puede traer dulzura o bien volverlo todo un truco macabro. A veces todo se resume en eso. En resolver una pregunta enigmática o salir huyendo como un niño disfrazado.
Hace poco la OMS declara la soltería una suerte de "discapacidad". Después, para calzar con lo políticamente correcto, señala que se trata de una medida para ayudar a tener descendencia a todos aquellos sin pareja sexual. Parece una broma, pero según la OMS ahora ya tenemos otro motivo de fuerza mayor para tirar licencia médica. "Doctor, deme licencia hasta que encuentre pareja estable". Los solteros, los nuevos enfermos. Los solteros, los nuevos mártires de la sobrepoblación.

Hated in the Nation

La última de Black Mirror: Hated in the Nation, un policial sobre la muerte misteriosa de personas que son linchadas en las redes sociales por sus acciones públicas. Completamente recomendable. "El juego de las consecuencias", se deja leer después de cada asesinato. Lo mejor de esa entrega es que plantea un escenario verosímil, en donde el criterio de verdad se reduce a la aprobación colectiva, a unos cuantos likes, y el criterio de justicia al descrédito virtual en masa, resumido en un hashtag de odio. En definitiva, un escenario donde cualquier causa o consigna acaba volviéndose banal, al ser viralizada sin la suficiente reflexión.