domingo, 4 de febrero de 2024

Todos los incendios, el incendio de Chile: el rastro de los hacedores del fuego.

“Queríamos creerle al infierno para tener alguna fe. Las cosas se estaban poniendo feas y las voces que antes nos arrullaban ahora servían para transmitir mensajes de guerra”. Eduardo Correa, El incendio de Valparaíso.

I El fuego no tiene sombra

El fuego no tiene sombra, pero vaya que atrae penumbras. Eso recordé cuando miré al cielo ayer, un cielo lleno de humo y de cenizas. Íbamos de viaje. Al cruzar la calle, rumbo a tomar la micro para ir al rodoviario, hubo un corte de luz en todo el plan. No le prestamos mucha atención, confiados en que el incendio era focalizado y que la energía volvería luego.

Sin embargo, conforme avanzaba el tiempo, la cuestión se fue haciendo más caótica. El taco se volvía larguísimo. El cielo se ponía más denso y las alarmas de los celulares no dejaban de sonar, como en una orquesta siniestrada. “Evacúen”, era el mensaje masivo en esos momentos. “Evacúen”.

Lo cierto es que nosotros íbamos porfiados a destino. Solo en cuanto llegamos al terminal, comprendimos realmente la gravedad del asunto. Todas las líneas cortadas. Todos los viajes suspendidos ante la emergencia. Nos devolvimos resignados, y no menos preocupados por la magnitud del fuego que se iba abriendo paso entre nuestras zonas más queridas.

II Bomberos y el recuerdo ígneo

El recuerdo ígneo del 2014 fue inminente. Aquella pregunta del pasado volvía a arremeter: de entre las cenizas y los escombros ¿qué puedo arrojar al fuego? De alguna manera, el fuego conspira y te interpela. ¿Qué harás al respecto? Parece decirte, una y otra vez, brasa tras brasa. ¿Volverá a derrotarte y dejarte estupefacto?

Yo ya había sufrido la pérdida de una casa y la muerte de mi bisabuela, pero unos hombres, aquella vez, discutían sobre la zona cero, tras el siniestro. “¿Será el fuego la invitación a una libertad que pone a prueba la propia vida?”, parecían preguntarse. Y dicha pregunta involucra a los bomberos, auténticos mártires en una sociedad civil marcada por el flagelo incendiario del cinismo caritativo.

Ellos están ahí, prácticamente desde los inicios de la República, testigos de la calamidad abrasadora y agentes activos del bien de la nación. Su imagen vino al encuentro cuando capté que dormían en el pasto, en una situación que refleja su auténtico aplomo y que revela la indolencia de las autoridades políticas. Bomberos se hace presente allí donde los especuladores y poderosos hacen caso omiso y festinan en su ausencia.

III La intención detrás de los incendios

Frente a los bomberos, su gesta heroica, la gente se vuelca a ayudar al prójimo y manifestar, a viva voz, su descontento frente a hechos de fuego que consideran arbitrarios, injustos y maquiavélicos. Es sabido que tras los incendios que han golpeado Chile siempre se plantea una intención, y no solo una mera coincidencia accidental.

Así, tras los incendios del Sur del año pasado, se achacó terrorismo subversivo y complot inmobiliario. Tras el incendio de Viña de fines del 2022, se analizó una posible intencionalidad. Y durante el incendio del 2014 nadie creyó la tesis de los jotes quemados por el tendido eléctrico. Todo habría sido por algo. Todo respondería a un fin del todo oscuro, solo comprensible bajo una sórdida revelación.

IV ¿Quiénes quieren ver a Chile arder?

1.- Presuntos agentes del octubrismo y del terrorismo político

Hoy, las especulaciones vuelven a salir de las brasas del olvido. Inevitable que el alcance del incendio pase al plano político como excusa para la contienda divisoria. Caro favor a las víctimas de la tragedia y caldo de cultivo para rencillas y resentimientos históricos. Están aquellos que sugieren una vendetta de parte de presuntos agentes ligados al PC, como forma de rebelarse en contra de la medida adoptada por Gabriel Boric al convocar al Cosena para enfrentar la “crisis de seguridad” del país.

De acuerdo a esta visión, la causa de cada uno de estos hechos incendiarios tendría su razón de ser en una suerte de atentado terrorista, realizado de manera deliberada para desestabilizar a la sociedad y propiciar el caos, ahí en donde el orden institucional no se ajusta al relato ideológico de estos grupos.

2.- Presuntos agentes involucrados en proyectos inmobiliarios

Hay quienes dicen, por su parte, que los incendios están relacionados con los proyectos de inmobiliarias y que todo habría sido orquestado de manera maquiavélica, una vez más, para lucrar con los terrenos a costa de la vida y la propiedad de otros compatriotas. Se habla de un hipotético proyecto para hacer una carretera entre el sector de Peñuelas y Los Pinos, lo que explicaría que los focos de incendio se hayan propagado a lo largo de ambas localidades.

Fue mencionado un mega proyecto asociado a los Chadwick, el Consorcio IDOM-INGEROP, que fue adjudicado durante el 2021 y que incluiría precisamente la “Ruta Periférica Valparaíso”. Las comunidades que habitan en las zonas establecidas por el proyecto se habrían rebelado contra el Ministerio de Obras Públicas, y los incendios, de acuerdo a esta idea, habrían sido provocados con miras a socavar dichos territorios. “Si quemaron la Moneda, pueden quemar el país”, se refiere un posteo, haciendo eco de lo vivido en el 73 para explicar la presunta implicación de la derecha política.

3.- Pirómanos solitarios o “sicarios del fuego”

También está la teoría que investiga el Ministerio Público, relacionada con una posible acción de individuos aislados, seguramente pagados, quienes habrían encendido la mecha en diferentes partes. Se viralizó, por ejemplo, un presunto video de personas prendiendo fogatas en zonas de riesgo. Hay, además, un registro de una palmera incendiada en Viña a la altura del Casino, en un cuadro dantesco que difícilmente pudo haber sido pura combustión espontáneo o producto de un pajarito electrocutado.

V Conspiraciones siniestras

1.- Los carteles narco

Más allá de estas ideas, aún no comprobadas, surgen hipótesis aventuradas respecto al origen de los siniestros. Se habla de un posible ataque de un cartel narco. Esta idea ha cobrado fuerza al tomar como antecedente lo ocurrido en Jalisco, México, el año 2019. Un grupo narco habría provocado incendios forestales de manera intencional para distraer a las autoridades mientras realizaban operaciones de distribución de drogas y de armas. Durante el 2020, el mismo cartel habría incendiado los bosques de Guanajuato para presionar al gobierno y liberar a un líder mafioso.

En Colombia, 2022, agentes de la FARC incendiaron bosques en el Catatumbo, con el fin de sobornar al gobierno y frenar la erradicación de la coca. En Bolivia, 2023, algunos grupos criminales también quemaron bosques en Santa Cruz, prácticamente con el mismo propósito que en Colombia. Estos casos serían solo algunos, entre tantos otros que han sido inadvertidos por los medios oficiales. Claramente, algo huele a mal azufre. Y resulta oportuno señalar que los ataques a la estructura crítica con incendios forestales por parte de los carteles de droga es una realidad, una realidad “latinoamericana” que nuestros políticos evaden de manera olímpica.

2.- El globalismo climático

Punto aparte, ha cobrado fuerza otra hipótesis respecto a una conspiración siniestra detrás de los incendios forestales. Y dice relación con presuntos agentes serviles al poder globalista. Según algunos, habría toda una trama de manipulación geopolítica para implementar ciertas medidas para el cumplimiento de objetivos, y esos objetivos tendrían relación con la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Uno de los puntos centrales de la Agenda tiene que ver con el “cambio climático” y el “calentamiento global”. Para ello, se estarían realizando procesos de geoingeniería y de intervención del clima como forma de probar el desarrollo energético sostenible.

¿Y qué tendría que ver la agenda con los incendios? Que, bajo esta lógica, serían la excusa perfecta para aplicar urgencia sobre la cuestión medioambiental. Si Chile se vuelve zona de sacrificio, las elites podrían acelerar la agenda para llevar a cabo sus propósitos con mayor premura. Según este adagio, ellos crean el problema y luego te ofrecen la solución. “No tendrás nada y serás feliz”, repite, sarcástico, el mantra del Foro Económico Mundial.

3.- El “Cartel del fuego”

Una última hipótesis sobre agentes conspirativos tras los incendios, se refiere al denominado “Cartel del fuego”. Consiste en un negocio de colusión conformado por empresas que extinguen incendios forestales y, presuntamente, empresas forestales y algunas inmobiliarias. Según informan algunos, hasta el momento solo han sido acusadas y formalizadas por dicha colusión aquellas personalidades de empresas extintoras de incendios, pese a que una forestal en la Araucanía prendió todo un predio para eliminar a su competencia, y que en Melipilla fueron quemadas muchísimas hectáreas de bosque solo para plantar pinos, o que en Valparaíso se quemaron cientos de hectáreas de bosque nativo para construir proyectos inmobiliarios. (Al respecto, hay una tesis de Jonathan Caviedes, que tiene por título Construyendo sobre cenizas. ¿Son utilizados los incendios forestales como una herramienta informal para la expansión urbana de Chile Central?)

Las acciones del “Cartel del fuego” tendrían también su radio de acción en Europa. En España y Portugal, por ejemplo, ya se han investigado casos que involucran a distintos personajes políticos. En Chile, se apunta al ex ministro Fontaine por haber sido el ex gerente general de la empresa FAASA Chile, una empresa que se dedica a apagar incendios forestales y que formó parte del “cartel”. El Tribunal de Libre Competencia, en el 2022, acogió el requerimiento de la Fiscalía Nacional Económica en contra de FAASA por amañar contratos y coludirse entre sí. Todo esto probaría que, detrás de cada incendio provocado, habría un suculento interés financiero, que abraza abiertamente el crimen mediante un incendiario abuso de poder.

Ante todo, prudencia. En ningún caso se está culpando a estas entidades y a estas personalidades sobre el caso concreto de los incendios ocurridos en la Quinta Región durante este fin de semana. Al describir a cada uno de los agentes aquí expuestos y a sus conspiraciones, lo que se busca es discutir de forma crítica las distintas motivaciones que pudieron haber gatillado semejante calamidad pública en nuestro país.

VI El chileno y el reencuentro del alma

Desperté por la mañana y me reporté con mi padre. Él se encuentra bien y su zona estuvo a unos cuantos metros de ser arrasada. Viajé a Viña después del toque de queda, para cobrar el dinero de los pasajes de mi viaje cancelado. La gente en las calles iba y venía, rumbo a centros de acopio, de regreso de sus lugares sacrificados o en busca de un poco de agua para capear el calor satánico que asolaba la ciudad.

Algunas personas trataban de entender quiénes habían sido. Unos le reclamaban al gobierno su inoperancia y su complicidad con los “pirómanos”. Otros, arremetían contra los empresarios forestales por su maldad especulativa. Tras la tragedia, lamentablemente, hay quienes insisten en buscar culpables, bajo una mirada parcializada y sin criterio ni rigurosidad suficiente. Cada quien invoca a sus propios demonios y proyecta en el otro, su adversario, el peor de los males. Ya dijimos que el fuego no tiene sombras, pero vaya que atrae penumbras.

Chile se ha visto golpeado por muchos males, de un tiempo a esta parte. Ha visto encarnar en sí mismo la sombra, la penumbra, el humo tóxico de las divisiones, el grito chamuscado de las invectivas, la tempestad y los aluviones del rencor, la guerra interna psicológica, el cataclismo de las emociones y, hoy por hoy, los ataques incendiarios de ciertos esbirros manejados por fuerzas ocultas a la ciudadanía.

Chile está bajo ataque, es un hecho. Sin embargo, sus responsables, sus verdaderos responsables, siguen sin mostrar la cara. Solo resta la calamidad como rastro de los hacedores del fuego. Ante todo, Chile, su espíritu, que son su historia y sus compatriotas, se reintegra estoico y vuelve a levantarse digno contra sus enemigos internos y externos, agarra la antorcha del fuego prometeico y protesta contra el nuevo Nerón de las naciones, porque, como dijo Miguel Serrano: “El chileno reencuentra su alma en medio de los temblores, de la tempestad o de la guerra, y entonces, se unifica, se ama y descubre la fe en el destino”. ​Miguel Serrano, Quien llama en los hielos, 1957.

Impactado por el fuego, sus nefastas consecuencias y su oscuro origen, pero se requieren manos y mente fría para ayudar a los damnificados. Será necesaria una investigación concienzuda sobre las circunstancias del siniestro porque esto, a todas luces, fue intencionado y concertado con tiempo. Le quedará a las autoridades competentes dilucidar los hechos y sus posibles responsables. A nosotros, ciudadanos de a pie, nos quedará la consciencia y el análisis profundo de la realidad.