sábado, 24 de junio de 2017

Alien: Covenant




Alien Covenant: No es tan terrible como se cree. La atmósfera de las precuelas a la Alien original hay que entenderla más bien desde un trasunto filosófico: la invencible pregunta sobre la creación, de la mano de los xenomorfos. Así como ellos en la primera saga eran creaturas sin una motivación racional, seres de pesadilla acechando en medio de la nada del espacio exterior, en esta precuela se deja ver que son parte de algo mucho más grande. Eso se puede explicar en la historia de los androides, en particular, David, el sobreviviente a la última expedición. Su razón de ser se va haciendo notar de a poco, de manera terrorífica. Busca a toda costa entender su origen, su propósito como creación y luego como creador, en un oscuro proceso de vida y muerte. Así evoluciona hacia una especie de nihilista romántico, que comienza a ver en la raza humana el signo de la aniquilación. Creaturas indignas de su creación, como él mismo confesaría a Walter. En una parte David evoca el Ozymandias, poema de Percy Shelley, haciendo referencia a Ramsés II, un faraón poderoso de Egipto reducido luego a una estatua en el desierto. Es con ese poema apocalíptico que el androide simboliza el deceso de sus creadores, los humanos. La muerte de los padres, para dar lugar a las creaturas, los androides, los xenomorfos. Luego de citar ese poema, sin embargo, David se equivoca y lo atribuye a Lord Byron. Posteriormente, Walter le corrige y le señala el verdadero nombre del autor del poema, Percy, el hombre de Mary Shelley, la autora del Frankestein o el moderno Prometeo. La metáfora entonces habla del proceso de humanización del androide; su error inicial es la prueba decisiva. ¿Tienen la voluntad para seguir viviendo o merecen morir? Esa quizá es la interrogante que de manera solapada se preguntan los creadores respecto de sus creaturas, las cuales, a su vez, se rebelan haciéndose ese mismo cuestionamiento respecto de sus creadores. ¿Quien sobrevive: la obra al creador, o el creador a la obra? Toda esta disputa viene a ampliar el universo previo del alien original. No superará al primero en la mística, pero sí crea otra ficción posible.