martes, 12 de marzo de 2019

Hoy se cumplen 30 años de la creación de la Red Mundial (WWW), y todo gracias a un tal Tim Berners-Lee, científico británico. Pero, ojo, que no es lo mismo que la Internet, la cual, según las propias palabras de Berners-Lee, se remontaría a los tiempos de la Guerra Fría como un incipiente proyecto de investigación en el ámbito militar. Durante los años 60, habría aparecido un tal Joseph Licklider que sería el responsable de desarrollar la tecnología necesaria para establecer la conexión a distancia entre computadoras. El compadre habría llamado a esta idea "Red galáctica", un conjunto de computadoras globalmente interconectadas para acceder rápidamente a un banco determinado de programas y datos. Así que, en estricto rigor, la internet (el medio de transmisión que hace posible el acceso a la Red) tendría un origen tecnológico bélico para luego ser incorporado el concepto cibernético, al cual debemos todas nuestras conexiones, nuestras rupturas, nuestra sed de información, pero también nuestras horas infinitas de despropósito, dispersión y diletancia en todos los sentidos. Hay una cita de William Gibson, extraída de su clásico Neuromante, del año 1984, que funciona como una visión particularmente profética: "El ciberespacio. Una alucinación consensual experimentada diariamente por billones de legítimos operadores, en todas las naciones, por niños a quienes se enseña altos conceptos matemáticos. Una representación gráfica de la información abstraída de los bancos de todos los ordenadores del sistema humano. Una complejidad inimaginable. Líneas de luz dispuestas en el no-espacio de la mente, agrupaciones y constelaciones de datos. El propio terreno de lo virtual, donde todos los medios se juntan (fluyen) y nos rodean".