miércoles, 2 de diciembre de 2020

Esta vida de mierda resulta a veces tan arbitraria y tan injusta, de partida, por el simple hecho de no elegir nacer. Ni mucho menos con este cuerpo, esta forma, estas circunstancias. Creo que todo sería distinto si se pudiera, como en un videojuego, elegir las condiciones vitales y materiales de existencia previas en las cuales caerías al mundo sin remedio (y que se pudiese volver al punto inicial en caso de desgracia). Pero no. El azar, el instinto de perpetuación biológica y la lotería genética así lo quisieron, y son irreversibles. Quisieron que cayese en este mundo, con estas variables, con estas coordenadas, con este árbol genealógico, con este diminuto rol dentro de la maquinaria general, ciñéndote a un marco de acción demasiado acotado. Libertad, como dicen, vendría siendo, a fin de cuentas, únicamente el poder de decidir respecto de ese marco. Libertad para explorarlo, para superarlo o para abandonarlo.