viernes, 22 de abril de 2016

El día de la Tierra

En el día de la Tierra, una frase de Aldous Huxley: «¿Y si acaso este mundo no fuera más que el infierno de otro planeta?»
Hoy en clase sobre comunicación verbal y no verbal hablábamos sobre la diferencia fundamental, dentro de la última clasificación, entre el lenguaje kinésico y el lenguaje visual. Partía por poner ejemplos. El gesto del dedo arriba. Uno de los alumnos dijo que significaba aprobación. Los dos dedos índices de ambas manos puestos hacia adelante. Otro de los alumnos dijo que significaba que "las tenía vueltas locas". Primeras risas. Por último, el gesto del puño con el dedo menique y el índice levantados. Una alumna dijo inmediatamente: algo satánico o rockero. La idea era que comprendieran que todo esos gestos no son sino una convención. Porque, por ejemplo, el segundo de los gestos no significa necesariamente el gesto del "canchero irresistible". Y el tercero, en su principio, no tenía nada que ver con el diablo ni con la música. (Uno de ellos dijo, para callado, que el hoyudo también era un tipo de lenguaje kinésico. Lo escuché y le agregué, en voz alta: exacto, es otra forma más cómoda y rápida de "mandar a la mierda", sin palabras, sin adornos). La convención, acabé diciendo, es parte constituyente de la simbología. Comunicación no verbal manifestada mediante un lenguaje kinésico que a su vez simboliza, para nosotros, otra cosa distinta. No fue hasta esa conclusión que un alumno soltó una frase de antología, como para hacer mofa del contenido: "Entonces, profesor, el símbolo de la paz sería tan convencional como el gesto del Pato Yañez". El grupo del fondo, que acompañaba al cabro, se reía a carcajadas. Llegaba ese punto en que no sabía si proseguir el cuestionamiento o adherir a la risa. Sobretodo, porque, en el fondo, dentro de su intención de comedia, tenía toda la razón. La salida única, la salida brillante del desordenado, que hace tambalear el curriculum y la teoría.