sábado, 31 de octubre de 2015


Me entero que uno de los principales colaboradores de la Feria del Libro de Santiago es la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, empresa implicada en la famosa colusión del papel higiénico. Es inevitable la relación entre lo escatológico y lo literario. Entre el llamado acto cultural y el acto de remover la mierda del mundo.

El disfraz

El disfraz más aterrador, más irrisorio, más rentable: el de ser humano...

viernes, 30 de octubre de 2015


Los dichos entusiastas en la micro me hablan del orgullo de trabajar aunque todo se venga abajo. En cambio, sus rostros impávidos piden a gritos una compensación. No se sabe exactamente de qué tipo. Las palabras mienten. El cuerpo no.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Playboy


Hace poco se anunció que la revista Playboy, luego de más de sesenta años de exhibir cuerpos femeninos y propiciar la revolución sexual de los cincuenta y sesenta en adelante, dejará de publicar desnudos completos. Como todos los imperios, tuvo su gloria hasta que cayó en decadencia. La antigua revolución vuelve a su ruina. La imagen virtual va tomando su lugar. Luego, el imperio del sexo en tres dimensiones. La pornografía. Mientras que, por otro lado, el erotismo de la ficción, de la palabra erótica, sigue su senda subterránea, invicta.

martes, 27 de octubre de 2015

Tiqqun

Leyendo algo sobre Tiqqun, aquel colectivo libertario francés que al parecer se ha vuelto una moda de la vanguardia revolucionaria, me encuentro con algunos pasajes reveladores, no tanto por el planteamiento de un plan de acción, como de una reflexión sobre su sentido: 
"¿Qué hacer? La respuesta es simple: someterse una vez más a la lógica de la movilización, a la temporalidad de la emergencia. Bajo pretexto de rebelión. Plantear fines, palabras. Tender hacia su cumplimiento. Hacia el cumplimiento de las palabras. Mientras tanto, dejar la existencia para más tarde. Ponerse entre paréntesis. Alojarse en la excepción de sí. A distancia del tiempo. Que pase. Que no pase. Que se pare. Hasta… Hasta el próximo Fin. 
¿Qué hacer? Dicho de otra manera: vivir es inútil. Todo lo que no has vivido, la Historia te lo devolverá.
¿Qué hacer? Es el olvido de sí que se proyecta sobre el mundo.
Como olvido del mundo"
"Ponerse a si mismo entre paréntesis". De acuerdo a esa lógica, al someterse a las exigencias de la sociedad, el único postergado sería cada uno en cuanto individuo. La historia, en el fondo, pone a sus muertos entre paréntesis. El colectivo pareciera apuntar a la tensión clásica entre lo público y lo privado. Dicen expresamente: "combatir la transparencia". Por eso optan por el anonimato y la oscuridad. En un mundo donde se sobrevalora la exposición y el exceso de información, proponen moverse de acuerdo a códigos secretos, hacia algún concepto perdido de comunidad. Extrañamente se siente que por el simple hecho de leer estos fragmentos se está haciendo alguna clase de micropolítica. Una suerte de conciencia que por muy reducida que sea está moviendo algo, alguna especie de poder inclasificable que genera resistencia contra algo que tampoco se sabe a ciencia cierta qué es. Por eso se llega a pensar que por el solo hecho de estar haciendo cualquier cosa, por anodina o cotidiana que sea, se está realizando política, y por ende, se está generando un cambio. Es un comienzo, dicen algunos. Otros hablan de aquel "bichito" que puede transmitirse de boca en boca, como metáfora de ideología o de conciencia, solo que se trata de un bicho que conspira desde adentro, sin garantía de nada, solo la certeza de que existe, de que puede llegar a moverse, y trascender la mera epidermis del yo. Entonces, mientras ese bichito, de manera férrea, persistente, continúa su conspiración y juega a cambiarlo todo, es preciso no postergarse demasiado a si mismo. Eliminar el paréntesis que pesa sobre cada uno, quizá sin otra política que la propia subjetividad.
Un amigo antaño decía: “si lo que escribes no te ayudará a ligar chicas, entonces ¿para qué lo haces?”. La escritura, de la forma que sea, entendida como una mera extensión del deseo sexual, como una sublimación o postergación. El típico deseo gravitante del hombre de todas las épocas. La condición sine qua non del macho, aunque este solo se pusiese a escribir. Otro amigo dijo, más en broma que en serio: "ellas siempre prefieren al que se destaca, al que cumple con su prototipo. Incluso si se trata de marcar más puntos jugando a las bolitas". La competencia encarnizada de la especie por perpetuarla y por saberse mejor y grande, mediante la excusa de las palabras y su capacidad imaginativa, ficticia. Una gran división entre los autores de acuerdo a su relación con las mujeres. No todos saben la importancia de este aparentemente simple hecho, y tampoco, no todos los grandes escribieron con ese propósito de manera explícita. Es porque el escribir en sí puede que sea solo una cualidad entre otras, una raya para la suma, o bien, el plus definitivo. 

En el fondo, lo que quería decir aquel amigo era que hay cierta actitud, por muy fracasada o excéntrica que parezca, en el crearse una estampa de escribiente, que bien podría ser aprovechada con el propósito de requerir los favores del sexo opuesto. El para qué de escribir siempre confuso, pero esa incertidumbre ofrece cierta imagen de misterio. El misterio siempre seductor, siempre subliminal. Todo, al fin y al cabo, recae en el estilo, según dicen. Sin el estilo, o su intuición, o su búsqueda remota, se está perdido. No puedes asegurar que lo que escribas le guste a nadie, en este caso a una chica, al menos que seas un maestro de la especulación lectora (o seductora), pero tu actitud puede que haga toda la diferencia. O quizá, pese a convertirse la escritura en una especie de darwinismo de la seducción, no haya fórmula realmente efectiva, y ellas solo quieran de acuerdo a criterios demasiado subjetivos y específicos, sobre todo, volátiles. 

Imaginar una realidad en que el deseo se desvíe del plan social y natural para siempre, en que no todo sea ganancia y lucha genética, en que ellas amen más a los perdedores, pero no al perdedor absoluto: al poeta, al que escribe para si mismo, pero, por eso, también para otra, en su ausencia, por muy irreal que sea, o por demasiado verdadera e inalcanzable.

lunes, 26 de octubre de 2015


Rimbaud a los 20 ya había escrito toda su obra. Ian Curtis con 23 años ya había triunfado con Joy Division. Y luego muerto. El club de los 27 alcanzó la cumbre y se suicidó. Se presume que David tenía 18 cuando mató a Goliat. Ni hablar de Jesucristo. Hoy la gente parece vivir más tiempo, pero por eso se posterga más a si misma. Cerca de los 30 con unas cuantas victorias morales, un título en mano y un trabajo, sobreviviendo, todavía proyectándose, proyectándolo todo.


A menudo, la palabra mundo hastía. O no basta, para expresar lo que se siente. Aburre ante tanta sobre exposición. O queda pequeña por lo manoseada y redundante.

viernes, 23 de octubre de 2015

Sergio Meier



El escritor de culto Sergio Meier Frei. Recuerdo haber leído su Segunda Enciclopedia de Tlon en la U y me voló la cabeza. Luego busqué más atrás en el tiempo y di con El color de la amatista, novela más en clave lovecraftiana y ocultista, si se quiere. Extrañamente, era el segundo que la había pedido en la biblioteca desde el año 1987. Algo similar pasa con Meier, uno de los pocos escritores de ciencia ficción que todavía prometían un universo de posibilidades, desde la entrañable Quillota. Al final los grandes, los grandes y anónimos, están llamados a ser descubiertos por unos pocos, en una solapa de biblioteca o en una casualidad cósmica, para proyectar un legado subterráneo pero a la vez universal...

No creo tanto

Hoy día un colega: "No creo tanto en Dios". ¿Es posible no creer tanto? Dilema epistemológico, metafísico o simplemente de convicción, o, en última instancia, de conveniencia. Rezar por la mañana frente a tus jefes no necesariamente te hace devoto. Pasar por la iglesia indiferente no necesariamente te hace un completo ateo. Todo o nada. ¿Será en el caso del amor lo mismo? Puedo no amar tanto o no odiar tanto. El adverbio te plantea un callejón de salida. ¿Creo o no creo? ¿Amo o no amo? En el fondo, más que una cuestión semántica, es una cuestión de fuerza.

Batman el caballero de la noche asciende en Tvn. Bane el anarquista frente a Batman el héroe misterioso. Uno adoptó la oscuridad. El otro nació en ella. Uno de los puntos fuertes de la entrega, con el clásico toque Nolan, quizá sea eso: el deseo de revolución que acaba en la destrucción del orden establecido frente a la protección de la sociedad de acuerdo a una ética oscura. A los ojos de Bane, el villano es el poder corrupto y la estructura económica de Gótica. A los ojos de Batman, el villano es todo aquel que atente contra la moral de la ciudad que le permite seguir existiendo. En el fondo su moral es el disfraz para esconder la caverna interior, el deseo de venganza contra aquello que le arrebató su anterior vida, su identidad.

martes, 20 de octubre de 2015

La escritura de blog, flexible, sin un plan determinado, sin otra ambición que si misma, escribiendo solo por el placer o la necesidad de hacerlo, sin mapa, como una amante cualquiera... (Lo que no quita que el proyecto de libro siga existiendo campante como si se tratase del mismísimo matrimonio)



"Es de uso frecuente el adjetivo kafkiano para referirse a situaciones como las descritas en la novela. ¿Cómo lo definirías de acuerdo a tu lectura? Describe además una escena o situación del libro que pueda calificarse con este adjetivo:

Respuesta: Darwinismo social".

En la revisión de la prueba me di cuenta que ese alumno respondió eso, y argumentó que al principio Gregorio era el fuerte, el que trabajaba para pagar la deuda de la casa, pero después se convirtió en el débil ya que su familia no lo quería en su estado de bicho. Increíble su respuesta. De hecho sin teoría ni bagaje, por una pura lectura intuitiva, abrió sin quererlo una nueva posibilidad interpretativa: la relación entre lo kafkiano y el darwinismo. Una razón económica. Una razón evolutiva. Una razón literaria.

lunes, 19 de octubre de 2015


Ese fenómeno extraño que solo lo otorga la virtualidad, el vértigo de ver cómo tu lista de contactos (o debería decir, vida social) se reduce un poco cada día (un amigo o amiga fantasma que se resta) de manera abrupta y misteriosa, sin mediar palabra ni razones, como una bomba de tiempo que no se sabe si va a explotar o simplemente detenerse.

Algunos podrían considerar una locura el que prestes más atención de la cuenta al cuidado de la auto imagen, otros podrían llamarte demasiado normal por seguir los patrones y cumplir las expectativas que el resto espera de ti. Frotar el espejo pulcramente para obtener el mejor ángulo de tu semblante. Asumir que el día domingo es la neurastenia de la responsabilidad. Tragarse el orgullo y en cambio anudar la corbata para reinventar la rueda, o mejor dicho, echarla a andar; luego pensar siempre que podrías estar haciendo cualquier otra cosa, lo que fuese, porque al decidirse por una matamos una parcela de realidad, colgamos a aquella o aquel que pudo haber sido pero no fue. Sin embargo, sigue ahí, hablándose, tratando de convencerse que nada acabará, una vez retire la vista del espejo, y otro nuevo día se asome dispuesto a regocijarle y contradecirle por igual.

sábado, 17 de octubre de 2015

En una clase sobre el género dramático recuerdo que repasando el origen del término tragedia esta va asociada desde antaño al canto del macho cabrío, al culto festivo y desenfrenado de la naturaleza, y con ella, al culto del dios del vino. Una alumna extrañada por esa definición preguntó: "¿Pero cómo es eso, si la tragedia implica algo malo, triste, y el canto y la fiesta son algo alegre, algo que es positivo?". Pensé en un ejemplo práctico: Usted cuando celebra por algún motivo ¿Lo hace solamente por aquellas cosas más agradables, placenteras, satisfactorias de su vida? ¿O también hay momentos en que se decide a celebrar precisamente para ahogar en el fondo de su corazón aquello que representa la cara opuesta: las penas, los remordimientos, los deseos reprimidos, aquello incontrolable pero muy en el fondo suyo?. Pues la tragedia, así vista, en relación con el teatro, buscaba representar la vida no solo en su aspecto grandioso sino que también en su aspecto más oscuro, incomprensible, incluso abyecto, pero no por ello menos noble. Las fuerzas de la naturaleza, simbolizadas por el dios Dionisio, estaban implicadas en la fuerza y el sino de los hombres. La alumna apuntaba, a pesar de no conocer la teoría, a una cuestión esencial: La compleja relación entre tragedia y fiesta, cuan cerca o lejos se está de alguna de ellas y cuan próxima o distante se halla una de la otra. "Entonces, cada vez que haga un brindis, pensaré en la tragedia. Y cada vez que me encuentre mal, pensaré en el dios del vino". Aunque lo hubiese dicho en broma, de eso se trata. Los textos dramáticos no son una mera lectura dominical. En esa revelación, aunque anecdótica, significativa, hay un comienzo. ¿A qué? Solo ella debe descubrirlo. A su manera. Aprender puede hacerte sufrir, pero también amar. En ese momento ella sola, sin saberlo, es Medea, Electra, Yocasta, etc. Toda la literatura ya está en nuestro interior. La tragedia es, por lo tanto, conocimiento.

jueves, 15 de octubre de 2015


Día del profesor. En una ocasión, luego de haber terminado una clase, y en medio de una conversación sobre las profesiones y que no sé cómo y en qué momento empezó, un alumno dijo algo sensato: "Nada que ver los profes, les achacan caleta de cosas, y mira cómo les pagan". Si llevásemos esa frase honesta a otro contexto, diría más o menos que todo el mito que gira en torno a los docentes como los mesías de la actualidad es otra falacia si ni siquiera en la práctica se reconoce la labor real del docente en sus condiciones básicas. Es como si le dejasen a Sísifo la tarea de cargar un pedazo de mundo en sus hombros sin recibir nada a cambio, nada más que esa pura responsabilidad sin otro sustento en la vida. Pasa porque la práctica del enseñar está sujeta a la mera lógica del trabajar para vivir. Por eso, la santificación del profesorado responde también a una estrategia reaccionaria. Hay un falso mesianismo en atribuir a los profesores poco menos que la responsabilidad sobre todo lo que ocurre. Lleva a pensar que están destinados a llevar a esa carga porque así lo quisieron, mientras el resto se exime de esa carga disfrutando de mejores condiciones. Si quieren meter a los profesores en el grupo de profesiones que cambian el mundo, entonces no podrían quedar fuera ni doctores, abogados, ingenieros, etcétera. Pero ellos no parecen cargar con ese peso. El doctor salva vidas, el abogado defiende casos, el ingeniero planifica proyectos. Por dinero. Pero no se les achaca nada más. Tampoco quieren otra cosa que el propio ejercicio de su profesión y su recompensa. Como diría aquel alumno, es irónico puesto que al profesor se le considera capacitado (cultural o moralmente) para llevar la bandera de determinada redención social, pero se le paga en cambio ridículamente. Es nada más que el pago por achacarle el futuro de otros -palabra tendenciosa- a costa del propio pellejo.

Espartaco



Una vez mi padre, como suele hacerlo en sus analogías entre cine y política, dijo que la situación actual de nuestro país puede ver su contraparte reflejada en el argumento de la película Espartaco de Stanley Kubrick. En el fondo todos seríamos esclavos por igual, solo que la diferencia estriba en reconocerlo y a pesar de eso guardar cierto ápice de orgullo y capacidad de resistencia. La lucha clásica venía dada por el motivo del honor, término prácticamente desconocido hoy por hoy y solo almacenado como alguna vieja ética elitista. Si se piensa en gran escala todo gran conflicto pone en tela de juicio algún remoto concepto de honor desde ambas partes, por muy sucias y materiales que sean las prácticas y objetivos que se buscan, como pudiera pensarse en nuestro actual estado de cosas, asociado a Chile y su estructura neoliberal. El honor del esclavo que, a pesar de vivir subyugado al imperio, enfrenta la arena sujeto al arbitrio de los poderosos, con el riesgo de volverse el espectáculo de una masa impertérrita. Una genealogía del poder nos permitiría pensar que la diferencia entre los esclavos de todas las épocas es cualitativa en términos del honor que les es permitido poseer, lo que determina a fin de cuentas su cualidad propiamente humana. Así visto, el Espartaco de Kubrick sería el del gran mito mesiánico, el del redentor que desde la sombra de la ignominia pública levanta a todo un pueblo hacia su libertad, a pesar de que este no sepa precisamente qué hacer con ella. No le importaría la muerte, su legado “le sobrevive” en su hijo y su mujer huyendo prófugos por siempre. Tenemos en cambio otra categoría de esclavo, completamente deshumanizado, que solo puede existir en el anonimato y bajo la sombra de un amo, sin voluntad propia. Era la mayoría de los esclavos romanos. Un hombre era considerado tal si solo podía saltar la gran barrera del honor. No lo era tanto por la condición económica, como ahora, ni por su pertenencia a la polis ni a una lengua, puesto que aquellos bárbaros, extraños a la civilización, poseían igualmente cierto orgullo, cierta humanidad insolente, siguiendo otros caminos, al alero de dioses distintos, pero suya, al fin y al cabo. Mi padre entonces, haciendo un parangón entre ese concepto de la película y lo que él intuye que está pasando actualmente, expresa su descontento de forma categórica: Chile es un país que ha perdido el honor. Es un país esclavo como tanto otros, pero se ha vendido. Y ha consentido venderse. Podría incluso concebirse como la gran traición hacia si mismo perpetrada por Fausto: el vender el alma, el honor, a cambio de sabiduría, o en este caso, mejor dicho, de poder, pero de falso poder supeditado deshonrosamente a otro más grande, y con la ilusión de la grandeza frente a la miseria. Pero eso no quiere decir que esté muerto en vida. Los contextos y la trama histórica han cambiado pero ciertas cosas vuelven. Como sea, se puede seguir siendo esclavo deliberadamente, hipotecando la existencia por unos cuantos bienes materiales, persiguiendo unos sueños e ideales de contrabando que el propio imperio invisible insufla en sus ciudadanos anónimos, pero con el romanticismo de que todo puede en algún momento cambiar, sin que eso signifique precisamente luchar por ello y conseguirlo. O bien se puede elegir un camino todavía inexplorado y que parece solo posible en los libros: el camino heroico del que rehúye el deshonor. (y que de esa forma muere sabiendo que su camino no puede ni deber ser el único posible).

Se cierra el colegio en donde cursé la media. Estoy seguro que el próximo colegio en el que trabajaré también. Y sigue así. Y acabaremos abriéndole la puerta a la calle nuevamente...

martes, 13 de octubre de 2015


Al momento de escribir se aprende pronto que más que tener para sí una musa resulta más productivo -pero no necesariamente más digno- haberla perdido.


Sin estar al día respecto a asuntos políticos, leo por ahí que Bachelet al promulgar una ley que otorga autonomía al Servel dijo una frase de Spiderman: "Un gran poder otorga una gran responsabilidad". Efervescencia virtual por la asociación entre el comic y la política. Argumentan si acaso las acciones de los mandatarios no pueden ser consideradas dignas de caricatura, si el país bajo su tutela acaba convertido en una historieta, si con esos dichos está matando la política y de paso la imaginación de muchos, etcétera. Luego descubro que esa frase en realidad Stan Lee supuestamente la sacó de Franklin Roosevelt, dicha en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, a dos días de morir. Son esas conexiones, aparentemente superficiales, azarosas, absurdas, las que ayudan a pensar mejor la historia, con un componente siempre ficcional e irrisorio de por medio.

lunes, 12 de octubre de 2015

Hacerse la América


Clichés que afloran por estos días: el del buen salvaje, el del americano como víctima de todo, digno de la compasión universal, como si las tribus de estas latitudes no hubiesen sido igual de humanas que cualquiera otra. Además, el de Colón como descubridor de una tierra de oportunidades. Como redentor o revelador de algo que ni siquiera estaba dentro de sus planes. En la novela Los perros del paraíso de Abel Posse, Colón fue la otra cara del aventurero occidental, digamos, el idealista frente al pragmático, el que buscaba expandir el mundo hasta entonces conocido, pero también el que buscaba una vía comercial alternativa hacia las Indias. Hacerse la América es entonces, para el aspirante a humanista, ampliar los horizontes; y para el servidor católico, reencontrar el paraíso pero también reencontrarse con la fortuna.

Patafísica


Hay una ciencia paródica llamada patafísica, inspirada en los escritos de Alfred Jarry, que estudiaba la regla de las excepciones y las soluciones imaginarias. Ante la obsesión actual por hacer las cosas lo mejor posible, urge volver a abrazar lo absurdo. En la sinrazón hay una suerte de resistencia, no se sabe a qué, pero un significado, una fuerza secreta.


Queriendo ver The martian se me aparece en cambio la hace poco laureada Gravity. No pudiendo leer todavía El ruido del tiempo vuelvo a El hombre ilustrado comprado a ganga en la plaza. Siempre hay algo en la ciencia ficción que transporta y que por eso mismo consuela.

viernes, 9 de octubre de 2015

Personalmente siempre me interesaron los perdedores en vida. Y no es una pura pose, sino que una cuestión vital. Como si lo de perdedor, a pesar de cumplir expectativas, a pesar incluso de subir al altar, se llevara en la sangre. Kafka uno de ellos, y sin embargo, uno de los más conocidos, aunque eso no quiere decir precisamente el más o el mejor leído. A mayor formación no quiere decir precisamente mayor comprensión. Genio no quiere decir éxito. Pero tampoco lo contrario. Lo entendí mejor mientras realizaba un control de lectura sobre La metamorfosis. Una alternativa decía si acaso Gregor Samsa se dedicaba a la carpintería. La lectura cristiana es demasiado obvia. Acaso buscando el éxito mantenemos dormido al insecto en nuestro interior. Acaso muy en el fondo tallamos una cruz a nuestra medida para que el resto no calce en ella. Como sea, hay un premio Nobel que aún no he leído. Y solo llega de rebote. En cambio, mañana será releída La metamorfosis, y acaso el único premio que reciba sea el que uno de los estudiantes no se sienta simplemente un insecto frente la prueba.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Poe




En el clásico videojuego para Nintendo, The legend of Zelda, repleto de referencias literarias, se sabe de ciertas criaturas fantasmales que deambulan en sitios oscuros de la tierra de Hyrule, criaturas llenas de un romanticismo lóbrego cuya sola aparición implica que se está en territorios dignos de una novela de misterio. Son los Poes, llamados así en honor al legendario escritor pionero de las atmósferas literarias de terror. Desde la infancia asolado por los cuervos de la imaginación, incluso antes de la literatura como tal. Todo fantasma por caricaturesco que sea se vuelve lo suficientemente real gracias a su pluma.

lunes, 5 de octubre de 2015

Antología


Resulta inaudito que antologar sea un ejercicio de jardinería. La literatura se vuelve un desfile de flores arrancadas de raíz. Acaso solo los muertos merecen nuestra devoción, acaso el antologado sea solo una flor que abandona su raíz para acabar decorando una tumba.


"Somos como ellos y ellos como nosotros" Solo por esas palabras y esa escena en que unos locos forajidos festinaban con zombis la película de La noche de los muertos vivientes me parecía aterradora. Qué tan cerca se está del borde, qué tan frágil y patética es la normalidad, se trata de la locura como el desvío, se trata del desvío como la norma, no del zombi como marioneta de un género comercial.

sábado, 3 de octubre de 2015


Mi viejo mientras escuchaba La Donna E Mobile: "una especie tan deleznable no pudo haber creado algo tan bello. Solo por eso no merece morir". Como Cioran hablando sobre Bach, o el extraterrestre en El día que la Tierra se detuvo. Solo por la música un día libre de trabajo merecemos una pizca de infinito.