"Gabriela Mistral muestra que existen armonías perfectas de orden cósmico visibles y hay otras obras en la naturaleza en las cuales el hombre no ha participado, lo que representa, al mismo tiempo, los límites y el contexto impuesto a la existencia humana terrestre, encarnada.
Además, Mistral exploró -como una adelantada a su época- en ideas espirituales casi desconocidas en el continente latinoamericano, pero en las que el amor por la humanidad y la naturaleza fueron la clave central y donde el sentir por el corazón era quizá casi tan importante como la reflexión mental.
En la Premio Nobel, el hombre no consume su destino en un puro y determinado modo de aparecer y ser en el tiempo histórico. Hay un “algo más”, irreductible al absoluto de la historia, que toma forma en la sintonía espiritual del hombre con la tierra, con el todo, con el universo, con el Creador. Es entonces cuando el hombre y su mundo se “abren” a su propia trascendencia, y es así, por esa vía, como de algún modo se salva y vuelve a conectarse en el Todo, el Uno."