La película Cónclave de Edward Berger se estrenó a fines del 2024. Trata precisamente sobre el cónclave que se realiza tras la muerte del Papa. El cardenal Lawrence, interpretado por Ralph Fiennes, participa de dicho cónclave y, a medida que avanza la trama, se precipitan ciertos conflictos internos que, de no resolverse, pueden socavar los cimientos de la propia Iglesia en su totalidad. Hoy, 21 de abril del 2025, ha fallecido el Papa Francisco, irónicamente, el día siguiente al Domingo de Resurrección, y el ambiente del cónclave ya se ha tomado el Vaticano. De hecho, ya están en regla los candidatos de la sucesión. Para muchos, pareciera que ya hubieran preparado desde antes el escenario para este cambio de orden. Para otros, la película se anticipó a los hechos y reflejó, en la ficción cinematográfica, una realidad contingente: la crisis institucional de la Iglesia Católica como bastión de la tradición en un mundo cada vez más secularizado y fragmentado.
La institución eclesiástica enfrenta sus propios cismas, sus propias luchas y sus propias contradicciones. Las palabras del cardenal Lawrence en la película Cónclave reflejan muy bien esta sensación de incertidumbre generalizada, la zozobra de la fe en medio de la debacle espiritual, sobre todo la de los acólitos, desafiados ante esta nueva prueba, quizá una de las definitivas: "La certeza es el gran enemigo de la unidad. La certeza es el mortal enemigo de la tolerancia. Ni siquiera Cristo estuvo seguro al final. "Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?" Gritó en su agonía en la novena hora de la cruz. Nuestra fe es algo vivo, precisamente porque camina de la mano de la duda. Si solo existiera certeza, y ninguna duda, no habría ningún misterio, y por lo tanto, no habría necesidad de la fe".