domingo, 10 de julio de 2022

"Es hora de la verdad": Declaración pública de Sobrevivientes de Grupo de los 13.

DECLARACIÓN PÚBLICA

El 13 de septiembre de 1973, en la primera oportunidad en que pudimos reunirnos, 13 camaradas encabezados por Bernardo Leighton, Ignacio Palma y Renán Fuentealba, llamados más adelante el Grupo de los 13, suscribimos una declaración en que condenamos sin reserva alguna el golpe de Estado civil militar que derrocó el gobierno del presidente Salvador Allende.

Asimismo, fuimos decididos opositores a la Constitución de la dictadura, aprobada fraudulentamente en 1980. Por lo mismo, apoyamos los numerosos cambios hechos en democracia, desde la derogación del artículo que declaraba ilegales a los partidos inspirados en la doctrina marxista hasta la eliminación de los senadores designados y la eliminación del sistema binominal, en pos de fortalecer la democracia y la tolerancia en nuestra patria.

Consecuentemente, quienes aún estamos activos, apoyamos con entusiasmo y votamos favorablemente en el plebiscito de octubre de 2020, esperanzados en tener una nueva Constitución. Ella debía ser una norma que consagre los derechos fundamentales reconocidos universalmente y un sistema político que permitiera gobernar a quienes la voluntad popular les entregase ese mandato, con respeto a los derechos de la oposición y de las minorías. Queríamos fortalecer un Chile republicano, demócrata y unitario, con una Constitución que una a todos los chilenos.

Sin embargo, el texto aprobado por la Convención Constituyente, si bien consagra derechos sociales y se aboca a algunas de las preocupaciones principales de la ciudadanía, lo que compartimos decididamente, contiene artículos que atentan gravemente contra aquellos valores y principios que siempre hemos defendido.

Establece un sistema político que termina con una larga tradición de nuestro sistema democrático, el que se funda en la independencia y colaboración de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

En lo que se refiere al Poder Ejecutivo, el presidente de la República carecerá de la iniciativa exclusiva para los proyectos de ley relativos al gasto público y en materias previsionales, y en materia de seguridad pública, en los estados de excepción constitucional elimina el estado de emergencia, herramienta necesaria para resguardar a la ciudadanía en casos graves.

Respecto al Poder Legislativo, no existirá el necesario contrapeso entre las dos cámaras para la formación de las leyes, ya que no hay simetría entre el Congreso de los Diputados y Diputadas y la llamada Cámara de las Regiones, con la consiguiente e inexplicable eliminación del Senado.

El Poder Judicial también desaparece y se crean los Sistemas Nacionales de Justicia, separando los tribunales ordinarios de los propios de pueblos originarios, en los que la facultad jurisdiccional queda entregada a autoridades de esas etnias.

Se crea un Consejo de la Justicia con amplias atribuciones, en que los jueces son minoría. Está integrado por 17 personas, entre ellos dos representantes de los pueblos originarios y cinco elegidos por el Congreso, lo que abre la posibilidad de injerencia de otros actores en las atribuciones del Poder Judicial.

Además, el sistema electoral se distorsiona con escaños reservados, lo que nos hace recordar a los senadores institucionales (designados) de la Constitución de Pinochet. Estamos frente a un proyecto de Constitución que deja preparado el camino a la posibilidad de una dictadura populista de cualquier signo.

Estas son algunas de las disposiciones que nos llevan a rechazar categóricamente, en conciencia, la propuesta de la Convención Constituyente que será plebiscitada el próximo 4 de septiembre. Creemos que Chile necesita una Constitución moderna, inclusiva y respetuosa, que garantice la unidad y la igualdad ante la ley de todos los chilenos, para que las futuras generaciones puedan desarrollarse en un país más justo y democrático.

Belisario Velasco Baraona

Baldemar Carrasco Muñoz

Jorge Donoso Pacheco

Santiago, julio de 2022

"La plurinacionalidad es una aspiración vacía" CAM

“El extractivismo y la militarización en el Wallmapu no cambiarán bajo el gobierno de pseudo izquierda de Gabriel Boric ni con una nueva constitución, por lo tanto, como CAM profundizaremos nuestro proyecto estratégico tanto en lo militar, en lo político-cultural así como en lo productivo, intensificando las recuperaciones territoriales. (…)

Dejamos muy en claro que no vamos a dialogar y menos sentarnos a negociar con el actual gobierno. No podemos delegar nuestra lucha a cambios institucionales que históricamente han fracasado y han dividido a nuestra gente y a nuestro territorio, cuestión que se ha pretendido ininterrumpidamente durante los últimos 30 años hasta la actualidad por los sucesivos gobiernos neoliberales. (…)

En estos tiempos de confusión estratégica, donde se vanagloria a Chile como un país supuestamente en vías a la plurinacionalidad, el llamado es a la unidad y a la coherencia en la resistencia frontal contra el capitalismo y la persistencia colonial en el Wallmapu. (…)

La plurinacionalidad no es más que una aspiración vacía en la mente de pseudointelectuales indígenas, nostálgicos de izquierda y del nuevo aparato estatal que quiere atomizar a las expresiones revolucionarias y de resistencia de nuestro pueblo con políticas sin legitimidad territorial y sin la moral de haber reconocido la verdadera lucha autonomista mapuche”.

El macartismo ideológico

El macartismo ideológico, ojo, de lado y lado, es lo que precisamente mantiene el status quo y está a punto de hundir esta nación. Una población enfrentada es mucho más manejable. La lógica del divide et impera. Sugiero, solo sugiero, mantener el debate democrático con altura de miras, para resguardar un mínimo de civilidad.
"Los japoneses forjaremos nuestro futuro con nuestras propias manos. Ahora es cuando necesitamos el coraje para hacerlo. El futuro de nuestro país no lo definirán otros". Shinzo Abe, ex primer ministro japonés, asesinado a quemarropa hace unos días, bajo turbias circunstancias. Fue un precursor de la expansión de las Fuerzas Armadas del Japón y el fortalecimiento de los lazos en el Indo Pacífico más amplio, entre India y Japón. Lo clave a comprender aquí es que Abe quería empujar a la nación japonesa hacia una gran transformación, y, esta vez, a una era de "desglobalización". Los japoneses estaban preparados para llevar al resto del mundo con ellos en ese viaje. Literalmente: Abe fue sacrificado.