jueves, 31 de mayo de 2018

Una pareja de vagabundos borrachos echando la mona bajo la figura de la virgen y el niño dios, frente al que fuera mi antiguo colegio católico de básica. Cuando estaba por tomar la foto, un loco comentó al paso: "eso sí que es amistad wn". Otro compadre señaló: "Se van a achicharrar". El resto de los transeúntes pasaban por el lado mirando a la rápida, notando la extrañeza de la escena, pero sin prestar mayor atención. Una sola señora alcanzó a mirar a la estatua de la virgen y luego a los vagabundos como en una seña de incrédulo asombro. Miraba al cielo, advirtiendo el sol que los abrigaba, y, en cierta forma, al dios hipotético que los divisaba de reojo, encarnado en la figura estática de la santidad, cómplice del libre albedrío y el sueño etílico de estos cristianos anónimos.


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