domingo, 17 de noviembre de 2024

El misterio detrás de King Crimson

En homenaje a Peter Sinfield 
(1943-2024)

Siempre supe que había algo de ocultismo detrás del nombre de King Crimson. Luego de la partida de Peter Sinfield, quien le sugirió el nombre a Robert Fripp por intermedio de Ian McDonald, investigué sobre el real significado del Rey Carmesí, su misterio oscuro. Hay un documental japonés del 2011 llamado “Song to Soul: Interview on Early King Crimson with Peter Sinfield and Ian McDonald” en donde el propio Sinfield explicó cómo fue que se le ocurrió el nombre de la banda:

“Necesitábamos un nombre. Nadie se inventaba uno, y necesitábamos uno muy rápido, porque teníamos un concierto, nuestro primer concierto, y queríamos que nos llamaran como quisiéramos. Y yo, pensando que se suponía que era bueno en esto, pensando en nombres e ideas con palabras, estaba mirando cosas como 'Led Zeppelin', 'The Who'. Tenía que ser algo poderoso. Y pensé: 'De hecho, si tomamos eso de la canción ['In the Court of the Crimson King'] y simplemente lo llamamos 'King Crimson', eso suena bastante poderoso'.

Sinfield fue el creador del concepto de King Crimson, digamos, su concepto original. Tenía que haber una idea más potente que “Giles, Giles and Fripp” y eligió el ya legendario nombre. Algo que aún no está del todo definido es si King Crimson, Rey Carmesí, alude o no a Belcebú, el príncipe de los demonios. Señalaba Sinfield en la propia entrevista del 2011 que el nombre no alude ni al diablo ni a Belcebú, como algunos sugerían, pero suena a algo “arrogante” y da esa “sensación de algo oscuro y gótico".

Esos fueron los dichos de Sinfield. Sin embargo, por sí solo, el Rey Carmesí evoca algo portentoso a la vez que siniestro. Belcebú, según Robert Fripp, viene de la fórmula árabe B'il Sabab, que significaría "hombre que ambiciona” u “hombre con una causa”. Por supuesto que esa interpretación no es fidedigna y dice mucho sobre la manera de pensar del viejo Robert y su idea sobre King Crimson: un universo musical en sí mismo, una representación de su manera de entender la música.

Si somos más rigurosos en la etimología, podríamos remitirnos al término Baal-Zebub, pronunciado en hebreo como Baal Zevuv, que significaría literalmente “Señor de las Moscas”. En efecto, Belcebú fue un dios oscuro, adorado primero por los filisteos y luego por los cananeos, asociándolo al dios Baal. Mucho tiempo después, para la tradición judeocristiana, Belcebú era equivalente a Satanás, “el adversario”, y era considerado, según algunos textos de demonología, como uno de los siete príncipes del infierno.

Se dice también que Belcebú era considerado el “consorte político de Satán” en el poema Paraíso Perdido del poeta inglés John Milton. Sus apariciones en el Nuevo Testamento son además recurrentes, pasando a formar parte del reino del Inframundo.

Cualquiera que no conozca a la banda podría pensar que todas estas evocaciones satánicas y demoniacas nos remiten a una agrupación tipo death metal o black metal. Pero no. El imaginario de los pioneros del rock progresivo va por otro lado. Su oscuridad es de otro orden, si se quiere, más sutil, aunque no por ello menos potente.

De partida, el término “carmesí” es el rojo, y el rojo representa la sangre, la violencia y la pasión; y el término “rey” implica, por supuesto, poder y dominio. Ambos conceptos unidos implican una sinergia, si se quiere, una alquimia entre las fuerzas más oscuras de la naturaleza y los aspectos más caóticos de la existencia. King Crimson, de esa manera, podría significar “el que reina sobre el caos o sobre las sombras”.

Y dije “el que reina” porque para el mismísimo Fripp, amo y señor de la banda, esta tiene vida propia, y actúa, en su conjunto, tanto como un agente que acciona, que toca música, como una sublimación, un personaje, una representación. "King Crimson es, como siempre ha sido, una forma de hacer las cosas. Cuando no hay nada que hacer, nada se hace: Crimson desaparece. Cuando hay música para ser ejecutada, Crimson reaparece". 

La voluntad de la música es como la voluntad de la magia: hace falta un método y un propósito. Si la magia, si la música se hace, King Crimson es invocado. Una perfecta analogía de la creación: hacer aparecer algo a partir de la nada. La gran obra. La gran arquitectura, la arquitectura del silencio. Como dijo el propio Fripp, alguna vez: “La música es el vino que llena la copa del silencio”.


Ha partido Peter Sinfield

Ha partido Peter Sinfield, mente creativa detrás del arte de la primera etapa de King Crimson. Todos hablan de Robert Fripp, el líder indiscutido de la banda, pero pocos atienden la importancia que tuvo Sinfield en su concepto primario y en la estética de su época más clásica. De hecho, fue Sinfield quien, luego de ser presentado a Fripp por Ian McDonald, sugirió el nombre de "King Crimson", el Rey Carmesí, otro nombre para Belcebú.

Por otro lado, la icónica portada del primer disco, In the court of the Crimson King, fue obra de un amigo de Sinfield, Barry Godber, así que podría decirse que le debemos al fallecido Peter la creación del concepto general de la banda en sus inicios, el cual, por supuesto, fue evolucionando con el tiempo a través de diferentes encarnaciones.

Peter Sinfield fue, tal vez, uno de los mejores letristas de la agrupación, aportando la lírica para dos temazos: 21st Century Schizoid Man y para Epitaph. Ambas canciones hacían referencia metafórica a la Guerra de Vietnam que se desataba por esos años. Sinfield logró, sin duda, canalizar esos aires bélicos para sublimarlos a través de la sinfónica atmósfera del primer King Crimson, y una poética acorde a la turbulencia y a la exploración psicodélica de ese periodo, tan convulsa como destellante de imaginación.

Dejo la letra de aquel clásico melódico: Epitafio, canción que, con suma melancolía, representa el espíritu de aquella década y guarda, por cierto, una profunda resonancia con la actualidad:

El muro en el que escribieron los profetas

Se está resquebrajando

Sobre los instrumentos de la muerte

La luz del sol brilla intensamente

Cuando cada hombre esté atormentado

Por pesadillas y por visiones

¿Nadie pondrá la corona de laurel

Cuando el silencio ahogue los gritos?


"Confusión" será mi epitafio

Mientras me arrastro por un camino rasgado y roto

Si lo logramos, todos podemos mirar atrás y reír

Pero me temo que mañana lloraré

Sí, me temo que mañana lloraré


Entre las puertas de hierro del destino

Las semillas del tiempo fueron sembradas

Y regadas por los actos de aquellos

Que saben y son conocidos;

El conocimiento es un amigo mortal

Si nadie pone las reglas

Veo que el destino de toda la humanidad

Está en manos de los necios.