viernes, 4 de junio de 2021

El viernes pasado me escapé a Valparaíso a chelear un rato. Nos juntamos con un amigo en Cumming. Estaba lleno como nunca, como si fuese el Valpo de siempre, el Valpo de todos los viernes por la noche, el Valpo pre-pandemia. “Esta wea es una catarsis”, repetía el amigo. Una catarsis producto del encierro de más de un año, prolongado indefinidamente durante el Estado de excepción que se ha vuelto la regla. Pese a admirar ese espontáneo y soberano arranque de libertad, considerando el propio hecho de ir a carretear contra todo pronóstico, surgía el dilema moral, el odioso y mediocre dilema respecto al bicharraco ¿será prudente seguir manteniendo las restricciones establecidas por decreto mientras continúa el riesgo latente de alojarse en otros huéspedes? Eso, teniendo en cuenta el exitoso proceso de vacunación, pero los llamados expertos aseveraron que las vacunas no inmunizan frente al contagio y solo evitan la posibilidad de abrazar la muerte, los mismos expertos que en un principio llamaban a la vacunación obligatoria como medida de civismo, de decencia y de virtud.

Cavilamos sobre ello con el amigo, a medida que los cabros libertos no paraban de repletar las aceras y las esquinas. Cuando nos decidimos a buscar un local para beber tranquilos, estaba por comenzar lo que parecía una suerte de tocata callejera. Previo a eso, otro grupo de cabros protagonizaba una protesta pacífica en el sector de la Plaza El descanso. Le dije al amigo que observara bien esa protesta, que observara bien a la banda de “irresponsables” sin bozal. Él comentó que tal vez se trataba de la manifestación convocada en la tarde frente a la Intendencia, que luego derivó hacia estas anárquicas latitudes. Era, de todos modos, improbable, porque la manifestación convocada tenía por motivo exigir la reapertura de los locales comerciales y el término de las cuarentenas para poder trabajar, y ese era un motivo bastante ajeno a la idiosincrasia de estos cabros, movidos igualmente en pro de la libertad, pero no desde el ángulo del laburo, sino que desde la pura rebeldía hormonal en masa, en donde cabía un macro organismo de opciones diversificadas: libertinaje, alcoholismo, drogadicción, conspiranoia, o bien, consecuencia social. En suma, ansias, ansias, ansias de romper cadenas o de romper bozales, un puro pulmón que respiraba auténtico, disonante, el aire viciado del desenfreno.

Luego de beber piola unas cuantas birras en el Anfi, brindando por cualquier cosa, con la excusa de salir de casa, nos pusimos a elucubrar en torno al bicho. Que podía haber tenido un origen artificial, que Cristina Martín Jiménez publicó un libro que versaba sobre la Verdad de la pandemia, que han surgido muchas teorías terroríficas en torno a las elites que mueven los hilos de esta maquinaria. Las ideas y referencias en torno al corona iban surgiendo conforme el alcohol subía a la cabeza. A su vez, la música punki de la tocata frente a la plaza se volvía la banda sonora de un Valparaíso pandémico, un Valparaíso que viralizaba su propios vicios y liberaba sus propias pasiones, todavía en convalecencia desde tiempos precovidianos, nostálgicos tiempos de estallido en que todo parecía sencillamente una revuelta icónica contra el gobierno y no la pesadilla orwelliana que es ahora, prolongada desde el año en que cayó la noche sobre la década.

No faltó mucho para que desalojaran el lugar, conforme se aproximaba la hora del toque de queda. Entonces, ya con el agua sobre el bote, salimos rápidamente de aquel verdadero festival de jóvenes asintomáticos, inmunes o sencillamente infectados de alegría. Consideramos el tiempo, y era risible el solo hecho de volver a la casa antes de las diez, siendo que, en circunstancias normales, esa era la hora en que recién salíamos a disfrutar un jodido San Viernes. La excepción se estaba volviendo la regla, nos repetimos. Cerca de la Pinto, una familia había puesto una mesa improvisada para compartir. No sabíamos a qué local pertenecía. A ninguno, porque todo está en proceso de quiebra. Porque todo está cerrando. Porque ya nada puede volver a ser como antes, como ese Valpo rancio pero vivo, como ese mundo mórbido pero no encerrado.

Nos separamos con el amigo en la esquina más próxima a Bellavista, con esa sensación internalizada del miedo, de la voluntad parcelada mediante la coerción. Sin embargo, las cervezas en el cuerpo causaban los suficientes estragos para ahogar la hipocondría. Valparaíso, en tanto, seguía orquestando la música del caos en su centro neurálgico, como manifestación de sus propios bichos alborotados y de sus propios anticuerpos. Muchos cabros de seguro se amanecerán arrancando de los perros estatales. Otros, más obedientes, respetarán la medida de los matasanos. Podría el mundo estar siendo atacado por una bomba biológica. Podría, de hecho, confirmarse esa teoría de la conspiración, pero en Valpo, el hueveo seguiría de todas formas, porque ha demostrado ser inmune a relatos, a maquinaciones sobre el final de las cosas, porque es inmortal y trasciende por igual la ciencia de los sanos y la religión de los enfermos.

Año Tres Mil (continuación)

El cuidador de autos me entregó otro avance de su futura obra. Lo transcribo literal:
... el razonamiento y el buen convivir, antes que.... (los puntos suspensivos son reales. El hombre mantiene la expectativa).
Justo después del proyecto presentado por Alessandri para sacar el 100% de la plata de las AFP, Pamela Jiles arremete y presenta otro proyecto exactamente igual, con la salvedad de que el primero lo hizo con el fin de contrarrestar la idea de la nacionalización de los fondos, y la segunda simplemente para destruir el ya deslegitimado sistema de pensiones.

Lo absurdo de la cuestión es que personajes del ala comunista como Vallejo no están de acuerdo con el retiro total, hasta el mismísimo Luis Mesina (No + AFP) criticó la medida como “populista”, y ahora Piñera pretende bloquear el proyecto.

Nuevamente se cumple la profecía parriana: "La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas". Estatistas y corporativistas, en el fondo, juegan bajo las mismas reglas.