lunes, 12 de octubre de 2015

Hacerse la América


Clichés que afloran por estos días: el del buen salvaje, el del americano como víctima de todo, digno de la compasión universal, como si las tribus de estas latitudes no hubiesen sido igual de humanas que cualquiera otra. Además, el de Colón como descubridor de una tierra de oportunidades. Como redentor o revelador de algo que ni siquiera estaba dentro de sus planes. En la novela Los perros del paraíso de Abel Posse, Colón fue la otra cara del aventurero occidental, digamos, el idealista frente al pragmático, el que buscaba expandir el mundo hasta entonces conocido, pero también el que buscaba una vía comercial alternativa hacia las Indias. Hacerse la América es entonces, para el aspirante a humanista, ampliar los horizontes; y para el servidor católico, reencontrar el paraíso pero también reencontrarse con la fortuna.

Patafísica


Hay una ciencia paródica llamada patafísica, inspirada en los escritos de Alfred Jarry, que estudiaba la regla de las excepciones y las soluciones imaginarias. Ante la obsesión actual por hacer las cosas lo mejor posible, urge volver a abrazar lo absurdo. En la sinrazón hay una suerte de resistencia, no se sabe a qué, pero un significado, una fuerza secreta.


Queriendo ver The martian se me aparece en cambio la hace poco laureada Gravity. No pudiendo leer todavía El ruido del tiempo vuelvo a El hombre ilustrado comprado a ganga en la plaza. Siempre hay algo en la ciencia ficción que transporta y que por eso mismo consuela.