jueves, 12 de junio de 2025

El fuego negro de vacío

Unos delincuentes armados entraron a saquear la tienda Easy de Valpo. Para entorpecer la acción de Carabineros, habrían arrojado "miguelitos" (púas) en Avenida Brazil y quemado un par de vehículos en el cruce de Avenida Argentina con calle Yungay. Un video en el interior de la tienda registró el momento del ingreso de los saqueadores. Arriba de la entrada, un cartel que decía "Por un mundo mejor". Se alcanzó a ver a los sujetos con capuchas y con overoles, reduciendo a los guardias "a punta de fierro y de fuego".

Lucy Oporto lo dijo y nadie la escuchó en su momento: "En Valpo hay un lumpenconsumismo desatado". Fue tratada de fascista de inmediato, por los obtusos de siempre. Su texto del año 2019: "Lumpenconsumismo, saqueadores y escorias varias: tener, poseer, destruir", vuelve a resonar de manera inevitable, con mayor significado, a medida que aumenta la inseguridad en el puerto herido. Estos tipos no son "víctimas del sistema", son su excrecencia, productos de una metástasis materialista a ultranza, los parásitos de un modelo consumista que irrumpe con violencia para saciar su compulsión barbárica. "Tener, poseer y destruir" como hubiera mencionado Pasolini.

Al huir, los saqueadores procuraron que la llamarada bloqueara el paso. Los conductores, seguramente desviaron su camino. Los transeúntes, impotentes, de seguro tuvieron que huir, ante la arremetida. La llama aplacó el frío de la noche porteña, pero trajo consigo el peligro, la sombra humana. Sentencia Lucy Oporto, en su ensayo de crónica filosófica, con profunda amargura: "El lumpenconsumismo destella su fuego negro de vacío”.

Sobre Brian Wilson de los Beach Boys, que en paz descanse

“Cuando Brian Wilson terminó la canción “God only Knows” habló del impulso de desvanecerla en un bucle de coro, sugiriendo que eso crea una especie de espiral infinita. Un mundo donde la canción sigue sonando, tal como lo hacía en el momento en que la escuchabas. Un sueño sin salida”. En biografía “There’s always this year”.

“Últimamente había estado deprimido y obsesionado con la muerte… Al mirar hacia el océano, mi mente, como lo hacía casi cada hora de cada día, intentaba explicar las inconsistencias que dominaban mi vida: el dolor, el tormento, la confusión y la hermosa música que era capaz de crear. ¿Había una respuesta? ¿No tenía ningún control? ¿Alguna vez lo tuve? Sintiéndome náufrago en una isla existencial, me perdí en el equilibrio de la oscuridad que se extendía más allá de las olas rompientes hasta el otro lado del mundo. El océano era increíblemente vasto, el universo tan grande, y de pronto me vi en proporción a eso: una piedrita de arena, una medusa flotando sobre el agua; viajando con la corriente, me sentí diminuto, pasajero”. Brian Wilson, sobre su proceso al momento de escribir la canción “Till I die”.

El legado de Brian Wilson en la música nos confirma, una vez más, que no se puede alcanzar el genio sin una cuota de dolor y de tormento, aunque el dolor y el tormento por sí solos nunca serán suficientes para expresar lo que se quiere expresar. Tiene que haber algo más: un sentimiento profundo, una melodía atrapada en el interior, algo visceral revolviéndose en la zozobra del espíritu. En efecto, "solo Dios sabe" lo que sufrió.

Pese a que escribo de manera recurrente por pasión y por amor al arte, me metí al Magister para forzarme a escribir de manera más sistemática y más rigurosa, sin dejar de lado lo auténtico, lo que me llevó a debutar con un libro. Se trata de llevar el propio oficio más allá de sus propios márgenes y circunstancias, manejar otras herramientas, explorar otras vetas, perfeccionar el estilo, llevar la prosa y el pulso a límites insospechados.