Que caerá sobre cada huella humana.
Será la entropía higiénica
que acabará con los conceptos eternos
de la moral y la ética.
La agricultura del pensar
marginará a su ovejero,
así, la lana del caos será trasquilada,
para tejer el velo de Maya
que cautivará a parásitos y filósofos.
Se expondrán las vísceras del tiempo
y la carne de la galaxia
traerá las almas en pena,
que vagan en el espacio
sobre vibraciones intempestivas
y la Tierra será el epitafio de todo paraíso.
Aquí viene la virulencia
La invencible virulencia
liquida ya la necedad
de tapizar el cielo de quimeras,
cuando bajo el radio de Dionisio
se implora la potencia de la carne,
por sobre los verbos,
por sobre la paja de los templos,
por sobre el yo y la ilusión del más allá.
Aquí viene el corazón del tiempo,
poniendo en marcha su incesante caos.
Su fracción de todo y de ente
será el agente que revele toda máscara.
¿Quién te hizo verdad, para decir: descubriré tu rostro?
Entre ellos, su falacia hermenéutica
Y la tiniebla de la incógnita
hay solo un lamento de siglos.
Es la lírica de los malditos
Los cautivos del velo de maya,
Atados a la magnánima Discordia.
La Gran Discordia, que prescinde de toda
pureza del espíritu
está ya aquí en cada rincón del universo
y en cada reducto cerebral
cumpliendo su obra perenne
escrita con el fluido de un vicio
llamado historia.
Aquí viene la virulencia
Que caerá sobre cada huella humana
Será la entropía higiénica…
Nada, para siempre,
Discordia para todos
y la Tierra será el epitafio de todo paraíso.
sábado, 24 de mayo de 2025
La Gran Discordia (poema)
Aquí viene la virulencia
Suscribirse a:
Entradas (Atom)