sábado, 24 de mayo de 2025

La Gran Discordia (poema)

 Aquí viene la virulencia

Que caerá sobre cada huella humana.

Será la entropía higiénica

que acabará con los conceptos eternos

de la moral y la ética.



La agricultura del pensar

marginará a su ovejero,

así, la lana del caos será trasquilada,

para tejer el velo de Maya

que cautivará a parásitos y filósofos.



Se expondrán las vísceras del tiempo

y la carne de la galaxia

traerá las almas en pena,

que vagan en el espacio

sobre vibraciones intempestivas

y la Tierra será el epitafio de todo paraíso.



Aquí viene la virulencia

La invencible virulencia

liquida ya la necedad

de tapizar el cielo de quimeras,

cuando bajo el radio de Dionisio

se implora la potencia de la carne,

por sobre los verbos,

por sobre la paja de los templos,

por sobre el yo y la ilusión del más allá.



Aquí viene el corazón del tiempo,

poniendo en marcha su incesante caos.

Su fracción de todo y de ente

será el agente que revele toda máscara.



¿Quién te hizo verdad, para decir: descubriré tu rostro?



Entre ellos, su falacia hermenéutica

Y la tiniebla de la incógnita

hay solo un lamento de siglos.

Es la lírica de los malditos

Los cautivos del velo de maya,

Atados a la magnánima Discordia.



La Gran Discordia, que prescinde de toda

pureza del espíritu

está ya aquí en cada rincón del universo

y en cada reducto cerebral

cumpliendo su obra perenne

escrita con el fluido de un vicio

llamado historia.



Aquí viene la virulencia

Que caerá sobre cada huella humana

Será la entropía higiénica…

Nada, para siempre,

Discordia para todos

y la Tierra será el epitafio de todo paraíso.