miércoles, 14 de junio de 2017

Divertirse hasta morir

A propósito de una nota de Martín Hopenhayn sobre el "imperativo de disfrutar", titulada ¡A gozar!;
Hay un libro clásico de Neil Postman, "Amusing ourselves to death" de 1985, en el cual habla de la necesidad de entretenimiento constante -placer narcisista, refuerzo positivo pavloviano- producto de la cultura de la imagen televisiva. (¡apágalo! ¡enciéndelo! no puedo seguir así, cantaban Soda Stereo en su canción Sobredosis de tv, curiosamente, también en los años ochenta). Lo importante es que la tesis de Postman, propia de los años previos a la posmodernidad, podría aplicarse lo más bien a nuestra época, tratando de disfrutar hasta morir, de cara a la pantalla en línea, a su goce y también a su abismo.
A raíz de un estudio estadístico de la Universidad de Massachusetts, mencionado por una amiga, Cec Salvador Chesini, se sostiene que para 2098 Facebook va a estar conformado en su mayoría por personas muertas, debido en parte al rango etario de los usuarios que incrementó de forma exponencial en el último tiempo. Imagino que cuando quede obsoleta la red social, podría llegar a convertirse en algo así como un páramo virtual, en el cual las almas de los antiguos usuarios continuarán penando indefinidamente, publicando contenido post mortem, enviando señales desde más allá del cyberespacio.
Pensamiento mágico: "La naturaleza es sabia".