miércoles, 20 de marzo de 2024

Contra historia (poema)

Querida ¿Qué es el mal? ¿Qué es el amor?

¿Cuál es la fuerza que nos posee?

¿Dónde quedó la belleza? ¿Dónde la verdad?

¿Dónde la fuerza que vela por ti, por mí?

¿Qué es lo que nos hace avergonzarnos

de haber mentido y de haber roto los espejos?

¿De hacer vista gorda a la inclemencia del fuego?


Y mientras el mundo continúa su orgía incesante

¿Qué es lo que convierte las palabras que arrojamos

en fichas carentes de símbolo y valor?

¿Por qué es que cualquier cosa en esta tierra

que nosotros no entendemos

nos impele a estar arrodillados

y a abdicar del antiguo orden?


Las reglas de las instituciones no se cumplen

las reglas de los hombres se sabotean

pero las reglas de nuestro lenguaje presumen la sombra

por eso aún andamos a gachas

tanteando una historia desconocida

que no nos pertenece y que creemos única.


Algo nos ha dicho: despierta, no hay nada que buscar

y el deseo, invicto, reclama su porción de espíritu

su carne esotérica.

Todo lo que siempre quisimos

está aquí, en la punta de la lengua

y en la punta del lápiz, a punto de invocar

su propia marcha fúnebre

una condena anticipada, una palabra de despecho

un mundo derrumbado

ante la farsa del vidente.

"-¿Profe, usted conoce este libro?-", preguntó un alumno durante la última clase. Pensé que me mostraría alguna novela que estaba leyendo. Esperaba encontrar algo novedoso, pero luego me mostró una portada en su celular: ¡Era la portada de mi libro! "A destiempo. Reminiscencias e instantáneas!. "¿Y cómo dio con el libro?", le pregunté al cabro, todavía intrigado con el hallazgo. "No sé, simplemente busqué su nombre y me salió". 

Él quería tener una copia. Le dije que podía comprarlo en la página, pero se tardaría un poco, que estaba haciendo todo lo posible por mover ejemplares físicos para poder venderlos. El cabro me dijo que no pensara mal, que solo me había googleado y que por casualidad había aparecido ahí. Le resultó increíble ver el nombre de su profesor en la portada de ese misterioso libro. Incluso me propuso que lo diera a leer como plan lector. Sin embargo, trata cuestiones demasiado personales en clave literaria, y francamente no sé si UTP lo podría admitir. Pese al entusiasmo del cabro, tampoco creo que sea conveniente plantearlo siquiera como posibilidad de lectura curricular, aunque no deja de ser llamativa la idea de que tus propios alumnos sugieran la lectura de tu obra. 

Esta sería la tercera vez que estudiantes saben de mi libro, desconocido todavía para el medio editorial, solo que esta vez ellos hicieron la pega y lo buscaron por su cuenta en las inmediaciones de la red, todavía no asequible a bibliotecas y librerías. Es posible que aún descansen algunos ejemplares por ahí, escondidos en la oficina de algún taller, apilados entre impresiones viejas. Y estoy siendo muy optimista. Impulsado por el descubrimiento de los cabros, puede que a futuro, si es que se reedita, el libro encuentre un mejor destino, en el CRA de algún colegio en forma de donación o en las manos de algún otro alumno lector, cuya historia desconoce.