miércoles, 24 de junio de 2015

Entrevista a Jorge Teillier por Vicente Parrini




"¿Por qué escribes poesía?
Te podría contestar como el poeta “silbo porque tengo miedo de entrar al cementerio”... Sé que escribo versos nada más. Pero lo malo es que a veces no trabajo en la poesía. Según la gente yo no quiero a nadie y eso es malo también... me quiero demasiado a mí mismo. No me quiero porque me autodestruyo, pero autodestruirse es quererse tanto que no soportas al prójimo... Acá en Chile toda la gente anda con cara de puñete, como decía mi amigo el “chico” Molina...

¿Estás dispuesto a dar algún consejo?
Yo no soy del Ejército de Salvación y no tengo ningún mensaje que darle a nadie, ni consejos. No me interesa ni la religión, ni la política, salvo como referencias culturales... (Silencio), pero rezo de vez en cuando... Es como recordar un poema hermoso, es tener fe en los antepasados, en el mensaje de 2000 años.

Cuándo rezas, ¿pides algo para ti o para los demás?
Rezo sin pedir nada para mí ni para nadie... Los dictadores quieren que todos sean como ellos, que todos sean buenos alumnos, son como los rectores de liceo, pero con más poder, por supuesto. Tienen poder de vida o de muerte. En el fondo toda persona que quiere tener poder está perdida... El poder llega solo, sin que tú lo pidas, porque es una gracia.

¿Y los poetas aspiran al poder?
Por supuesto... la mayor parte. Neruda, De Rokha, Huidobro, nuestros maestros, aspiraban al poder. Todos querían ser profetas y no se daban cuenta que hay que estar solitarios... Como decía Baudelaire, “le tengo un miedo de perro a todo aquel que me imite o me lea”. A él le interesaban las putas y las adolescentes, nada más.

Y si no el poder, ¿cuál es el principal anhelo de Jorge Teillier?
Jorge Teillier aspira al anonimato más absoluto. Lo único que quiere es tener casa y dinero y publicar cien ejemplares para regalar a los amigos. No me interesa hablar de poesía, prefiero conversar con Marchant -rondín del fundo El Ingenio- o el jardinero... Aprendo más y me aburro menos...

Me da la impresión que tú quieres desaparecer detrás de tu obra poética...
Claro. No me interesa ser personaje, porque cuando te ven así, tu poesía pasa a segundo plano. Por eso me agrada ir al bar de “Don Rocha” en La Ligua. No me interesa si escribes o no escribes. En cambio ser poeta en serio es una responsabilidad.

¿Cuál sería entonces la responsabilidad de un poeta?
Desarrollarse como persona y ser testigo de algo, dar un testimonio que alguien en el mundo pueda recibirlo. Pero tú no escribes para ellos... sino para los que se te parecen y no sabes quienes son. Yo soy un solitario como Rilke. Estar con gente, ser un personaje público me da asco.

Algunos críticos te han llamado “el último de los románticos” y otros “el último de los malditos”.
Lo de maldito es un slogan que me han puesto. Soy un tipo tranquilo de casa, no tengo nada en contra... de casi nadie. Tal vez me relacionan por el trago y porque soy un marginal en el sentido de que no me interesa que me vaya bien con la poesía. Poesía es espíritu. Los poetas verdaderos, entre comillas, escriben para tener figuración y eso a mi no me interesa en absoluto, si me llega me llega. La poesía no es una carrera: eso queda para la hípica...


En revista Kritica, octubre de 1987.


Sin duda, un grande entre los grandes.