miércoles, 6 de diciembre de 2017

Chamico

Se habla en La poesía terminó conmigo. Vida de Rodrigo Lira, sobre el grupo Chamico, nombre proveniente de la planta datura stramonium, también conocida como "la hierba del diablo". Lira había acuñado el nombre como una forma de ironizar sobre el grupo La Mandrágora de los años 30. Los Chamico habían sido un grupo de poetas que, tomando el fundamento subversivo, se propusieron escandalizar a la oficialidad literaria de los años 80, en un encuentro realizado en la Corporación de Investigaciones para el Desarrollo (Cinde). Por supuesto, el escándalo resultó ser una irrupción ingenua pero en cierto modo vital, con cornetas, challas y rock progresivo italiano de fondo. Una irrupción no bien recibida por la mayoría de los escritores presentes. Lira había acabado sus días, ad portas de mandarse a cambiar, dándole vuelta a aquel errático debut en Chamico. "Debería haber dejado la cagá", pensaba para sí, luego de asimilar las palabras de Raúl Zurita sobre su extravagante performance. Cuando se deja la cagá, se deja la cagá. Recordé la anécdota cuando un compadre ayer mencionó al chamico en una conversación sobre plantas psicoactivas. "El chamico fue la planta que de cierta forma gatilló la locura de Lira", planteaba el compadre, no sin cierto guiño poético. Según cuenta el libro, el Ñato Neira, uno de los integrantes de Chamico, había ingerido la droga luego de haber muerto Lira. Entre los efectos se contaba la incoherencia, el arrojo psicosomático, pero también la angustia. Era la hierba del diablo en acción. La hierba de la locura. La hierba de la (anti)poesía.Principio del formulario

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