Uh día antes de los tambores, Óscar Pérez, porteño del cerro Bellavista, se hizo conocido por crear un rociador cerca de su casa, formado de cinco aspersores de agua hechos a base de cobre. Su pequeña máquina tiene por objetivo, como era predecible, alejar a los imprudentes que osaran orinar y/o cagar frente a la residencia. Por alguna extraña coincidencia del destino, justo un día después de los tambores, se pone a llover. Una idea que se creía artificial se vuelve luego, merced al tiempo, una idea natural. Literalmente, se les aguó la fiesta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario