sábado, 16 de abril de 2022

¿Y qué pasaría si te dijera, querida, que nuestro tránsito tuvo también su propio vía crucis? ¿Que alguna suerte de mandato metafísico quería que fuera sacrificada nuestra anterior vida, para dar lugar a una penitencia, una reflexión y, posteriormente, un violento cambio que derivaría en la eterna expectativa de la transformación del mundo o, por el contrario, en una eterna condena de lo mismo, agravada por el martillo de la consciencia, y el estigma aún sangrante de la historia?

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