sábado, 16 de abril de 2022

En el centro de la ciudad, a un costado de la entrada a un cajero, una pareja de venezolanos estaba sentada junto a sus dos hijas. A su lado, una gran maleta llena de ropa y accesorios. Las hijas comían un poco de pan y el papá sostenía una cajita con huevos de Pascua. -¿Desde cuándo están?-, les pregunté. -Desde ayer-, respondió el padre. -Viernes santo-, agregó la madre, sosteniendo a su hija más pequeña. Les pasé una luca que tenía suelta. El padre me ofreció un huevo de pascua a cambio. Le dije que no hacía falta. Lo agradecieron. Luego, seguí mi camino. Para algunos, la semana santa es un exilio y un sacrificio, una peregrinación sin garantía de retorno.

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