jueves, 3 de mayo de 2018

Terminé de ver La casa de papel. Curioso que el líder, el autor intelectual, el cerebro del atraco tenga el apelativo de profesor. Suena a palo sutil. Demuestra que al gremio docente no le queda otra que asaltar fábricas de monedas, entregar mensajitos idealistas y enseñar a la sociedad cuánto nos está cagando el sistema (para de paso irse forrado y convertir a la policía en una manga de inoperantes).

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