jueves, 7 de marzo de 2024

Apuntes adolescentes de un antiguo libro de actas (2003-2004)

Encontré un antiguo libro de actas. Contiene una serie de apuntes que escribí de adolescente (2003-2004). Mis tempranos pasos en la escritura. Rescato lo mejorcito. Algunas cosas iluminan bastante el presente. Otras, fueron simples arranques del momento:


Odio cuando dicen que el mundo actual no es el mismo de antes. Pareciera como si en casa todos tuvieran mi destino escrito en un libro.




No te sientas discriminado por lo que haces. Que no seas cliché no significa que te besen el trasero.




¿Cómo es posible que la gente se identifique con un tipo de sujetos demasiado idolatrados, como si fueran los reyes de la ignorancia?




No quiero identificarme con nadie que no sea yo. Demasiada empatía produce alienación.




En realidad yo nunca quise utilizar la poesía para enjuiciar a nadie ni a ninguna cosa, solo quiero desahogar lo que tengo dentro de mí sin un mayor principio.




No sé si será por los cambios de rutina, pero yo ya estoy un poco cabreado de repetir lo mismo: calentar comida, comer, salir, disimular, murmurar, salir de nuevo, cargar, calentar otro poco de comida y plasmar todo lo que veo en escribir.




Elegí la estética alternativa, esencialmente lírica como mi especialidad, ya que es la única que implica libertad absoluta. Nadie te señala qué es lo que debes expresar dentro de la poesía.




Cuando pienso en renunciar a mi condición, me inspiro.




No tiene nada de malo actuar sin culpas, solo te acusarían de todo lo que has aprendido.




Me siento agradecido de haber nacido en un país con tanto progreso histórico. Me tranquiliza el hecho de saber que la sangre de la gente que buscaba nuevos horizontes no fue derramada en vano, pero respecto del tipo de cultura que quieren transmitir los medios de comunicación a las personas, es una verdadera humillación. A nadie le importaría si acaban de una vez por todas con la clase media.




Odio el mundo del espectáculo porque pareciera que todos los parafernálicos te estuvieran ofreciendo el trasero para que tú se los beses con miedo y orgullo a la vez.




Siempre he admirado la privación de las cosas, del culto independiente pero accesible, especialmente en la música y la literatura. Nunca me llevé bien con esos intelectuales demasiado escrupulosos y exigentes.




Actualmente pareciera que la integridad humana ya estuviera pasada de moda. El sistema resalta demasiado el exitismo como excusa para la superación personal. La gente parece como si hubiera perdido la cabeza identificándose con tipos que solo han llegado a la cima de la muchedumbre por unos cuantos pesos. ¿Qué les hará falta? ¿Qué están esperando realmente? ¿Que venga Dios a resucitar sus vidas cuantas veces pueda hasta que logren ocupar su lugar en el mundo?




A veces la intención de un mensaje es más importante que el mensaje mismo.




El tiempo también tiene corazón.




Muchas veces no vale tanto el contenido de un mensaje, sino la forma de interpretarlo.




Siempre he querido desordenar la significación de un asunto para que se vea desarrollado como por arte de magia. Me gusta que todo se represente de forma espontánea, sin mayor preciosismo, como cuando estás en plena discusión de debate y sale, de repente, una voz de tus entrañas hacia afuera que dice: “Te odio”. Esas cosas simples son las que amplían el mundo poético dentro de un texto cualquiera.




Ya nada convence.




Yo no concibo la idea de creer en un mesías que nos salvará a todos de las manos de la corrupción, ni en cualquier otro amuleto semejante. Creo que es poco convincente. Si se quieren cambiar las cosas, se debe salir de la burbuja interior y actuar ahora ya.




Todo lo que se transforma en moda termina degenerándose.

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