jueves, 21 de marzo de 2019

Las autoridades del Colegio Jahve Nisi de la Región del Biobío atribuyeron a una manifestación del "Espíritu Santo" el hecho de que un grupo de casi diez alumnos se desmayaran en el primer recreo de la mañana. No se trataba del ayuno, ni de la deshidratación ni del exceso de actividad física. Era solamente el santo espíritu manifiesto en estas jóvenes almas cristianas. La sostenedora, Natalie Fernández, afirmó que los chicos, luego de una oración grupal, se arrojaban al suelo emitiendo sonidos extraños y palabras emitidas "en otro idioma". Fernández aseguró que eran cosas que pasaban a menudo en los cultos evangélicos y que se trataba de un verdadero milagro. Fue tanta la dicha de la sostenedora que el lunes emitió un comunicado a la comunidad educativa, en el cual decía que lo ocurrido fue “una bendición”, permitiendo a los apoderados ir a ver a sus alumnos y ser testigos de este evento tan espiritual, inclusive pensando en trabajar en un protocolo escolar en caso de futuras apariciones. Los de la Seremi de Educación dijeron estar "en shock". Fernando Peña, el seremi de Bío Bío, señaló que al ser un colegio confesional, las familias adscriben a éste y profesan una religión en la cual estas circunstancias son parte de su fe. No deja de ser inaudito, en todo caso, el hecho de que bajo el manto de una determinada religión, cualquier suceso o extravagancia considerada como sagrada pueda justificarse de acuerdo a la política interna del establecimiento, eso, suponiendo que el Estado reconoce todavía libertad de culto, no necesariamente católico. De ser así, hasta se podría alegar que los problemas disciplinares dentro de determinada institución corresponden a posesiones demoníacas y haya que llevar a un exorcista para poner el debido orden pedagógico en nombre del Señor.

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