miércoles, 23 de enero de 2019

El fallecimiento de la niña Paula Díaz sin la eutanasia que le imploró a los gobiernos de Bachelet y Piñera, representa la derrota de un laicismo prácticamente inexistente, y el triunfo de la hipocresía religiosa, a la vez que encarna la indolencia de una axiología que se jacta de la sacralidad de la vida, siempre y cuando el viviente (incluso agonizante) no la cuestione y no suplique por su legítima muerte. Tu vida, para el dogmático, no te pertenece, menos tu muerte. Debes respetar la Vida, ese cuerpo que tienes de paso, aun cuando sufras, porque cualquier atentado de tu parte en su contra se vuelve un acto antinatural, y entonces no habrá allí ley terrenal que pueda redimirte. En suma, nace, sal del vientre de tu madre, haz lo posible por vivir la vida, y ni se te ocurra matarte si no puedes vivirla, porque solo tu Creador estará en condiciones de llevarte para el patio de los callados y juzgarte en el más allá.

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