sábado, 25 de agosto de 2018

Greenpeace llamó el "Chérnobil chileno" al área de Quintero-Puchuncaví tras nube de gases que sobrevoló la ciudad. Todas las miras apuntan a la ENAP y a Codelco pero ambos descartaron ser los causantes de los hechos. La Seremi de Salud investigó el extraño sedimento que apareció esta semana en algunas zonas de la ciudad, y descartó que tuviese algún elemento contaminante, señalando que solo se trataba de polen. Como en un velado sarcasmo, las autoridades de la Seremi declaraban que se trataba poco menos que del advenimiento de la primavera en medio de la batahola medioambiental, cuando en verdad se trataba de un verdadero polen apocalíptico. El grito de la gente asfixiada no se hizo esperar, en contra del cordón de industrias que rodean la zona de sacrificio formando un perímetro estratégico. Se alzan aires hostiles. Dignos de una novela post atómica. Y así es como chilito, con su propio Chérnobil, poco a poco va ganando reputación como uno de los países más tóxicos del Cono Sur. Algo olía mal. Ahora algo huele peor.

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